Hay muertes que impactan, de figuras larger than life que siempre estuvieron ahí para varias generaciones. En el mundo latino, los boomers y hasta los centennials sabían quién era Diego Armando Maradona.
Para muchos, ese astro argentino del que vimos documentales o sólo supimos escándalos de coca, excesos, mujeres y fraudes fiscales. Para otros, el jugador más grande que ha existido.
Tenía 60 años y su muerte fue consecuencia de un paro cardíaco. Leemos en Clarín:
Sufrió un paro cardiorrespiratorio en la casa de Tigre en la que se había instalado tras su operación en la cabeza.
Y un día ocurrió. Un día lo inevitable sucedió. Es un cachetazo emocional y nacional. Un golpe que retumba en todas las latitudes. Un impacto mundial. Una noticia que marca una bisagra en la historia. La sentencia que varias veces se escribió pero había sido gambeteada por el destino ahora es parte de la triste realidad: murió Diego Armando Maradona
Después de hacerlo en México hace varias décadas, Diego (de 10, de perfecto) vuelve a tocar la mano de Dios.
Vía Tercera Vía