Receta para la creación de un Estado de bienestar/ Sobre hombros de gigantes  - LJA Aguascalientes
15/11/2024

¿Qué se necesita para crear un Estado de bienestar en estos momentos críticos de la humanidad? Los datos fluyen en las ficciones de expresiones artísticas como literatura, pintura, cine y música:

Primero: conviértase en líder o dirigente social por el método de su preferencia (y conveniencia).

Segundo: utilice los medios que tenga al alcance para que la mayoría de los integrantes de esa sociedad (o si puede todos), olviden su pasado, el de la humanidad, de dónde vienen, por qué están aquí, por qué se comportan de una manera y no de otra.

Tercero: construya paradigmas, ideas o historias de comportamiento para generar un tipo de cultura específica que se requiera para el estado de bienestar.

Cuarto: convenza de que, a pesar de lo que ocurra en la realidad, de lo dañino, el hambre, la injusticia, las pérdidas, es necesario continuar con esa idea para mantener el orden y la armonía en sociedad, aunque no encuentren eso por lado alguno.

Quinto: haga entender que existe un enemigo al que hay que temerle y combatirle con instrumentos indispensables para controlarlo.

Sexto: tache de enemigo al que no esté de acuerdo con su discurso; al que lo critique, al que le exija; hágale entender que, si no está con usted, está con los otros, los que son “malos malotes”.

Séptimo: haga creer a la sociedad que con reformas legales que busquen la mayor seguridad del Estado frente a la menor seguridad del individuo (restricción de garantías, mayor control de la autoridad, y grandes controles represivos), se resuelven todos, absolutamente todos, los problemas sociales, principalmente la pobreza, la desigualdad, la intolerancia, la falta de oportunidades y la delincuencia (trate de no mostrarles que eso realmente se elimina con atención e inversión de origen sobre esos problemas).

Octavo: llene de policías y militares las ciudades, sin control de sus actuaciones; promueva la suspensión de derechos y garantías, la vigilancia total y constante de la sociedad, y venda la idea de que eso es necesario para volver a la tranquilidad.


Noveno: sea indiferente; no atienda las necesidades básicas de la población, ni genere condiciones de vida digna y humanitaria, no evite la desigualdad y la discriminación, no elimine el hambre ni otorgue servicios de salud adecuados; no eduque en valores, ni se le ocurra igualar y dar mejores salarios a iguales necesidades o crear empleos; mucho menos ayude a promover el libre desarrollo de la personalidad. Al contrario, convenza de que el cambio debe hacerlo la misma sociedad y no atribuirle responsabilidad a los demás, e incremente los instrumentos de represión, restrinja derechos y modifique normas que al final no se apliquen.

Décimo: genere la cultura de la televisión y el internet; mantenga conectadas a las personas, tranquilas, estáticas y relajadas con mucha diversión, y hágalos sentir que adquieren vasto conocimiento y son tan queridos y tomados en cuenta. No promueva la lectura, pues eso es muy aburrido, y más cuando los libros no tienen “monitos”.

Y, por último, el paso más importante de todos, sin el cual los demás no funcionarían: haga creer que tiene un sistema de Jurisdicción que protegen los derechos de las personas; pero tenga ese poder amarrado y limitado, y sobre todo comprometido a validar todos los demás pasos.

A final de cuentas, el cocinarse a fuego lento es una de tantas ficciones o alegorías. Un derecho sin garantía de protección no es un verdadero derecho (Ferrajoli), es una falacia enmascarada en un discurso, y todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente (Lord Acton). 

Qué bueno que la ficción es solo eso, ficción y nada más… y lo más interesante es que esta reflexión la escribí el 17 de abril de 2011, hace 9 años. No hay camino para la paz, la paz es el camino, Mahatma Gandhi.


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