En los últimos días se ha comenzado un debate mediante el cual se habla de la conveniencia de que el Presidente de la República no debe ser optimista y que debe hablar con la verdad, y que la verdad será siempre los aspectos negativos que el entorno nos está manifestando.
Debemos reflexionar de una manera responsable, que el hecho de que el Presidente de la República diga que vamos a salir adelante, con el trabajo y la unidad de los mexicanos, no quiere decir que el presidente Calderón no esté reconociendo el problema tan grande que se está dando en estos momentos a nivel mundial y por consiguiente en nuestro país.
Las reformas pendientes e importantes, las cuales podrían aligerar en mucho el impacto de la crisis, siguen estando paralizadas, inclusive hemos estado batallando mucho para que no se bajen de la mesa de discusiones. Los intereses ajenos al futuro de este país y el bienestar de la población en general, parecieran ser más fuertes que nuestra responsabilidad.
El 2009 nos implica un año electoral que, si bien es cierto, en lo federal son elecciones intermedias, también tenemos elecciones en algunos estados para gobernador, ayuntamientos, legisladores locales, etc. Esto hace que en la declaración se diga que no permitiremos que el efecto electoral contamine nuestra relación y productividad en el Congreso de la Unión.
Sin embargo, en algunos temas hemos comenzado a ver que no se permitirá tocar intereses, hasta este momento oscuros, de muchas agrupaciones; háblese de sindicatos, agrupaciones civiles, asociaciones políticas, etc., en las cuales la opacidad no nos permite ver su manejo interior, y que si no tienen libertad interna es imposible que permitan que en México se perfeccione nuestra incipiente democracia.
Por otra parte, el ataque del crimen organizado al Estado y a la sociedad mexicana es un elemento que está siendo atendido, lo cual no debe ser el motivo para que no se atiendan los problemas económicos de vital importancia. El revertir el desempleo ha sido cuestionando siempre, no volver a una economía estatista y a un exceso de controles, para terminar de una vez por todas con la libertad de los mexicanos a trabajar y comercializar y a producir todo aquello en lo que cada uno libremente quiera elegir.
Para que esto se dé, debemos terminar con la corrupción, la impunidad y devolverle la seguridad al país, sin que se nos olvide todo aquello que en nuestra historia de los años pasados tanto daño le hizo al país, por no poderse modernizar y verdaderamente pensar en la población y en la sociedad, en lugar de intereses de grupo o de unos cuantos. Y es cierto que no es fácil en este entorno para un presidente tomar las mejores decisiones; sin embargo, el presidente Calderón lo está haciendo bien. Sin descuidar la seguridad ha lanzado una serie de medidas con las cuales se busca que la crisis no golpeé tan fuerte a los que menos tienen.
Con esta contribución, he querido enviar a mi editorial este programa que me parece debe ser conocido por todos los mexicanos, utilizarlo y procurar que no sea desviado y que por las cuestiones electorales de este año no se desvirtúe, esperando que lo más pronto posible salgamos de esta crisis.