Actualmente la industria del entretenimiento está completamente invadida por producciones donde la violencia es protagonista. Podemos encontrar programas policiales como CSI, NCIS, La Ley y el Orden, Mentes Criminales, etc; pasando por producciones sobre asesinos seriales como Mindhunter, Hannibal, entre otros; hasta llegar a las famosas narcoseries, como Narcos, La Reina del Sur, El Señor de los Cielos, Rosario Tijeras, Pablo Escobar: el patrón del mal y muchas otras. Si hablamos de largometrajes, la lista aumenta mucho más: Caracortada, Sicario, El Irlandés, El Padrino, Tierra de Cárteles, El Infierno, en fin, la lista es muy larga.
En la vida real, la violencia está extremadamente presente. En el caso de México solo basta dar una mirada a los medios de comunicación para ver la magnitud del problema. Llega a ser incluso agobiante la cantidad de malas noticias que recibimos a diario a causa de la criminalidad en nuestra sociedad. Desgraciadamente, esta situación lleva ya muchos años presente y no parece que pueda cambiar pronto.
Ante esta situación, mucho se ha cuestionado y hablado de la influencia de la industria del entretenimiento en la sociedad, específicamente en cuanto a comportamientos agresivos. Si bien el debate sigue vigente, muchos argumentos apuntan a que la televisón y el cine tienen influencia en cuanto a la violencia que nos constriñe día con día, puesto que muestra modelos aspiracionales y comportamientos atractivos. En este contexto el foco se va principalmente a las narcoseries, las cuales han causado diversas opiniones y argumentos acerca de su papel en las sociedades mexicanas y latinoamericanas actuales.
Lo cierto es que es difícil responder a estas preguntas ¿la violencia real es responsable de su repetición en la ficción? ¿O son estas producciones las que causan (a cierto nivel) que las personas se comporten de esa manera? Existen diversas posturas encontradas que intentan responder a estas preguntas. A continuación mostramos algunas de estas.
Las películas y series causan violencia en la sociedad
Aquellas personas que sostienen que consumir este tipo de contenidos es nocivo para una persona comentan que lo que se proyecta en la televisión y el cine está muy alejado de la realidad. El estilo de vida que se le atribuyen a los narcotraficantes no es del todo preciso, pues detrás de los millones en efectivo, las mansiones lujosas y las camionetas del año hay un constante peligro y violencia.
Incluso algunos personajes son mostrados como héroes benefactores de la comunidad, tal es el caso de Pablo Escobar en las series que se han hecho sobre él. A pesar de los crímenes que cometió, en su lugar de origen era apreciado por sus acciones benéficas. El reconocimiento que viene a través de la participación en actos delictivos puede ser un atractivo importante para que una persona decida tomar este camino; en este caso, los materiales audiovisuales al respecto pueden ser un medio que transmita este mensaje.
También debe considerarse que no solo se forma un modelo aspiracional, sino que este tipo de contenidos llevan a la normalización de comportamientos agresivos. Puede que la mayor parte de las personas que vean una serie o película sobre estas temáticas no adquieran dichas conductas, sin embargo, también es posible que quienes tengan tendencias hacia la agresión se vean incitados a realizar actos violentos. Después de todo, el ver una y otra vez a personas asesinado y secuestrando nos lleva a perder la noción de la gravedad de estos crímenes.
Las narcoseries y películas ayudan a tratar estos temas para darles solución
Por otra parte encontramos personas que defienden estas temáticas en el entretenimiento, pues son problemas reales que atañen a la sociedad y para ser confrontados hay que mirarlos de frente. Diego Luna, quien protagoniza Narcos: México, menciona que dejar de lado estos asuntos es aceptarlos como normales. Además, dijo que para entender el presente hace falta ver el pasado, para lo cual las dramatizaciones son de ayuda.
Otras personas que se han pronunciado de manera similar señalan que las adaptaciones e historias de criminalidad también muestran el lado negativo de estos personajes y organizaciones, por lo que imitarles no es buena idea. Si bien tienen posiciones de influencia y condiciones económicas envidiables, el daño que causan y las consecuencias negativas que les traen sus decisiones tiran los mitos que les ponen como héroes o modelos a seguir.
Las producciones culturales son un reflejo de la realidad y una forma de acercarnos a la misma. No son las narcoseries y películas sobre criminales las que influyen en la población, sino al revés. Son un espejo que nos muestra como somos en sociedad y en que podemos trabajar para mejorar. Sin embargo, no hay que olvidar que detrás de estas escenificaciones hay una intención de lucro y entretenimiento, por lo cual lo que muestran no siempre tiene la intención de hacer un aporte significativo.
Entonces ¿estos contenidos son nocivos o proporcionan beneficios?
A pesar de que nos gustaría llegar a una conclusión clara sobre las posturas presentadas, este debate sigue muy vivo y no hay respuestas definitivas. La violencia que ocurre todos los días en nuestra comunidad origina que la veamos en pantalla y también toda la industria cultural que toca estos temas permea a las personas que la consumen, en este círculo vicioso es difícil encontrar un lado amable.
La violencia y el narcotráfico comenzaron antes de que llegaran todas estas producciones, sin embargo, a partir de comienzos de la década, tanto la violencia como la aparición del narcotráfico y crimen organizado en el entretenimiento han ido en pleno aumento. A fin de cuentas, parece que el problema es más complejo de lo que se muestra y si bien las narcoseries pueden generar perjuicios, eliminarlas tampoco será una solución efectiva a un problema que ciertamente no puede ignorarse.
