Tercer informe de gobierno: reto al liderazgo presidencial para concertar el cambio - LJA Aguascalientes
23/11/2024

El pasado día dos de septiembre conocimos el mensaje que el presidente Felipe Calderón dirigió a la sociedad mexicana con motivo del tercer informe de gobierno presentado el día anterior en el Congreso de la Unión; el escenario del mensaje fue Palacio Nacional, convertido ahora en el lugar idóneo para el evento, ya que fue lamentable la resolución que dio la pasada legislatura federal a un acto que, en diálogo respetuoso debía darse–y deberá darse si logran otra reforma adecuada y acordada en buena voluntad-, entre los dos poderes federales.

En el mensaje podemos destacar, además del conjunto de la información que presenta de los diversos rubros, los siguientes aspectos: la insuficiencia de los resultados de gobierno para las necesidades y problemas de la sociedad mexicana de hoy; en caso de seguir con la inercia actual tomaría décadas la resolución de dichas necesidades y problemas; si queremos resolver “ya” las necesidades y problemas es necesario realizar cambios de fondo; para poder realizar los cambios de fondo se requiere de la unidad y los acuerdos de la clase política.

De ahí que sea necesario identificar aquello que está obstruyendo el que la clase política logre llegar a acuerdos para que los órdenes de gobierno trabajen “concertadamente” en la atención de las necesidades de la República y en la resolución de sus problemas; para ello los responsables de los órdenes de gobierno y los dirigentes de los partidos políticos deben dialogar sobre estos aspectos y allanar el camino para que se de la unidad plural de la clase política, y se pueda avanzar en la calidad del sistema de gobierno.

Algunos de los elementos que obstruyen los acuerdos de la clase política pueden ser los siguientes: el temor a los llamados “costos políticos” que afectan a los partidos políticos en las elecciones; el condicionar los acuerdos a recibir beneficios adicionales que de forma normal no los podrían obtener; el confundir la función política de la oposición con hacer que el gobernante quede mal ante la sociedad; el considerarse ajeno a la causa del problema y creer que tienen la única propuesta efectiva para su solución; el eludir los compromisos políticos y presionar para que sean los otros los que los asuman; etc., etc.

De ahí que el valor de la propuesta del presidente Calderón sea, además de reconocer el contexto político del panorama que vive hoy el país, el ponerse él mismo y la administración pública federal en el plano del diálogo para el cambio profundo; hemos observado que, frecuentemente, los gobernantes se ponen por encima de la exigencia de los cambios que ellos mismos solicitan a todos los sectores del país, es decir, piden a los demás que cambien pero ellos no cambian.

El reto que se está planteando el mismo presidente Calderón es el de probar su propia capacidad de liderazgo, lo que significa la vivencia de la coherencia y la congruencia en su entorno de vida y de trabajo; si es de esta forma, y estoy cierto que así es debido a como lo hemos podido observar desde tiempo atrás, podrá lograr la concertación ineludible de la clase política y de la sociedad para avanzar en los cambios profundos que está planteando.

La concertación de las fuerzas políticas requiere de determinadas condiciones básicas, como pueden ser entre otras: el dar confianza a todos los partidos políticos de que serán tomados en cuenta en el procesamiento de los consensos que llevarán a los acuerdos, por lo que es importante determinar el método de trabajo con la característica de incluyente; el que los actores participantes eviten confundir su propuesta con la “única propuesta posible” que todos deben aceptar, y tengan en cuenta que la resultante será construida por todos, lo que conlleva a tomar en cuenta necesariamente a los otros; que los ejecutivos estén dispuestos a aceptar cambiar sus propuestas aceptando la participación de los legisladores y de la sociedad misma; tener la vista puesta en los ciudadanos y la sociedad, ya que es el espacio que se convierte en el “factor unificador” de todos los actores participantes y con ello se evita que unos queden bien y otros mal; el lenguaje debe pasar del “yo quiero…” al de “la sociedad necesita…”, del “necesito que me apoyen…” al de “tenemos que apoyar a la sociedad…”; etc.

 Como siempre, en las acciones vamos a ir apreciando quién sí está en la vía del servicio a la sociedad y quién no; lo que suceda como efecto y consecuencia en un caso será muy distinto al del otro caso.

El presidente Calderón se ha puesto a prueba; su capacidad de liderazgo para ser el gran concertador de los acuerdos políticos será, como él mismo lo expresa en su mensaje, la identidad tanto de su administración presidencial como de la generación que vivimos.



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