El crimen organizado pone falsos laboratorios para detectar Covid-19 - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • Dentro de esas “instalaciones médicas” todo es una farsa: las pruebas, los medicamentos… hasta los doctores. Lo único real es la caja registradora, que cobra miles de pesos: el crimen organizado estaría detrás de esa estafa, según el CNSP

 

EMEEQUIS/Óscar Balderas

 

A simple vista, el laboratorio móvil “Salud y Cuidado” parecía una opción seria para hacerse una prueba de Covid-19. Por dentro, lucía como una aséptica instalación médica en la que ese hombre y esa mujer de batas blancas contaban con el equipo necesario para hacer los análisis que reconocen al nuevo coronavirus en el organismo, así como el tipo de sangre, los niveles de glucosa y 22 hallazgos más.

Por fuera estaba pintado de prístino blanco y tenía cuidadosamente pegadas varias calcomanías, como los logotipos de la Cruz Roja y de la farmacéutica Pfizer, así como la imagen de un padre, una madre y un niño, todos de piel blanca y sonrientes, con un gran anuncio: “¡Pruebas Covid-19 al 50% de descuento!”

En lo alto de ese camión abastecido con cubrebocas y gel para su venta, conducido por un segundo hombre de bata blanca, había una bocina con la que perifoneaba a principios de septiembre por la colonia Francisco Villa, en Ciudad Juárez, Chihuahua, las bondades de esa prueba: era rápida, segura y barata, recuerda Ana Lucía M.

Pero también era falsa. Igual que los falsos doctores, los falsos refrigeradores donde supuestamente guardaban las falsas muestras biológicas y las falsas promesas de que el laboratorio móvil permanecería estacionado cerca de una tienda de abarrotes hasta entregar, a más tardar en dos días, los resultados a todas las personas que hicieron fila para un exudado nasal por el que pagaron 999 pesos.

“Lo único que sí era real era la caja registradora”, lamenta Ana Lucía M., una de las estafadas por ese apócrifo laboratorio Covid-19 que hoy buscan las autoridades de Chihuahua, entre otros que también han sido denunciados como una estafa.

¿Quién tendría la capacidad de montar una estafa de ese tamaño?, se pregunta Ana Lucía M., quien pidió omitir su nombre real, porque quienes la engañaron le pidieron la dirección de su casa y una segunda dirección de un familiar cercano para supuestamente entregar los resultados en persona, si no podía recogerlos en el laboratorio móvil.


“Yo soy universitaria, tengo estudios. A mí no me engañan fácilmente, pero estos tenían todo perfectamente montado. Tenían frigobares, tubos, jeringas, guantes, ¡un camión completo transformado en laboratorio! ¿quién tiene el dinero para hacer algo así?”.

El Consejo Nacional de Seguridad Privada (CNSP) tiene una respuesta: el crimen organizado en Ciudad Juárez.

 

El crimen nunca pierde

Cuando arrancó la pandemia por Covid-19, el crimen organizado también resintió el gran confinamiento en el mundo: Asia, el lugar de nacimiento del nuevo coronavirus, es también la cuna de los precursores químicos con los que los cárteles mexicanos hacen drogas como la metanfetamina. Cuando aquel continente se aisló del mundo, los narcotraficantes mexicanos perdieron millones de dólares a causa de las embarcaciones con materia prima para sus laboratorios clandestinos, que se anclaron muy lejos de los puertos mexicanos.

Un análisis de Insight Crime, una organización investigadora del crimen organizado en el mundo, encontró que otros negocios ilícitos se detuvieron en los días de mayor inmovilidad del mundo, provocando desfalcos millonarios para el crimen organizado: desde la venta de mercancía apócrifa –hecha en Asia, la mayoría– hasta el tráfico de armas y migrantes indocumentados se quedaron sin movimiento.

El crimen organizado en México había sufrido un duro e inesperado golpe en sus finanzas con la pandemia, así que lo esperado era que, en algún momento, intentara recuperar esas pérdidas económicas usando el miedo que provoca el nuevo coronavirus. Y a la larga lista de crímenes que echaron para andar para recuperarse, ahora suman la instalación de laboratorios apócrifos que ofrecen falsas pruebas Covid-19.

“Se están aprovechando del pánico colectivo por el aumento de contagios, rebrotes y defunciones por Covid-19. Sabemos que detrás de estos laboratorios falsos y pruebas simuladas de SARS-Cov-2 hay grupos delincuenciales que cobran por hacer un trabajo que no entregan o que falsifican resultados, poniendo en riesgo la vida de miles de personas”, dice Raúl Sapién Santos, presidente del CNSP.

En el mejor de los casos, asegura, los criminales cobran, en efectivo, por hacer un exudado o una toma de saliva que tirarán a la basura; en el peor escenario entregarán “resultados” negativos a personas que sí tienen Covid-19, arriesgando a familiares y compañeros de trabajo que estén cerca de ellos. O darán “resultados” positivos a quienes no han adquirido el virus, llevándolos a tomar medicamentos que no necesitan y que arriesgan su salud.

En Ciudad Juárez, Chihuahua, no sólo han encontrado laboratorios falsos. También han hallado hasta 12 mil pruebas falsas de Covid-10 en un mismo camión, en doble fondo, que ingresó ilegalmente al país, aseguró el titular del Consejo Nacional de Seguridad Privada.

El mecanismo para ocultar ese paquete es el mismo que usan los cárteles para esconder armas y drogas que cruzan el Río Bravo, desde Estados Unidos a México, lo que hace suponer a las autoridades locales que son los cárteles dominantes de esa ciudad fronteriza –el Cártel de Juárez y el Cártel del Pacífico o de Sinaloa– quienes están detrás de este negocio.

 

El juego de las imitaciones

No sólo en Ciudad Juárez, Chihuahua, han hallado evidencia de que el crimen organizado está lucrando con el miedo a la Covid-19. También hay datos que surgen del bastión del Cártel Jalisco Nueva Generación.

En abril de este año, la Fiscalía General del Estado de Jalisco informó que habían detectado y clausurado dos laboratorios fraudulentos que ofrecían pruebas para detectar coronavirus: una instalación apócrifa del Hospital Puerta de Hierro Andare y el “Laboratorio de Análisis Clínico”.

Y también se han detectado laboratorios y pruebas engañosas en Ciudad de México y Tamaulipas, donde las organizaciones delictivas cobran hasta 24 mil pesos por un paquete de detección de coronavirus, según el titular del Consejo Nacional de Seguridad Privada.

“A eso hay que sumarle que el crimen organizado también está haciendo home office, porque desde las redes sociales también se hace la comercialización fraudulenta de estas pruebas. Abren páginas para ofrecer servicios médicos y las cierran de un día para otro.

“En el primer trimestre del año se realizaron más de 2 mil 500 reportes de fraudes con ganancias millonarias, porque el crimen organizado está vendiendo pruebas Covid-19, gel antibacterial, termómetros, todo falso. O nunca llevan a cabo la transacción legítima de mercancías compradas”, afirma Raúl Sapién. 

Se trata de un delito caro, pero con un jugoso retorno económico para los grupos criminales: suplantan la imagen de farmacéuticas como Bayer o Novartis y contratan a estudiantes de medicina o médicos recién egresados para que parezcan doctores con experiencia a cargo de los laboratorios y pruebas.

Debido a que una instalación médica apócrifa puede generar unos 50 mil pesos en un día, quienes están al frente de estas estafas pueden darse el lujo de invertir en una fachada creíble, incluso ofreciendo la venta de medicamentos falsos contra la Covid-19 y tanques de oxígeno rellenados a la mitad de su capacidad.

 

“Ellos saben quiénes somos”

Para evitar ser víctima de estos fraudes, el Consejo Nacional de Seguridad Privada recomienda que quienes deseen hacerse una prueba de detección Covid-19 verifiquen primero ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que esas instalaciones cuentan con la verificación y aprobación de las autoridades locales y federales.

Ese consejo nacional también pide a quienes hayan sido víctimas de estos engaños que denuncien ante las fiscalías de sus estados, o ante la Policía Cibernética, para que las autoridades puedan iniciar una investigación ante este delito a las sombras.

Sin embargo, no siempre es posible. Ana Lucía M. y sus conocidos en Ciudad Juárez, Chihuahua, no harán denuncia alguna, por temor a que alguien en la Fiscalía filtre sus datos a los criminales que montaron el laboratorio “Salud y Cuidado” y sean víctimas de alguna represalia en sus casas.

“Ellos tienen nuestros domicilios, los de nuestras familias. Yo creo que por eso lo piden: para que una mejor no haga nada. Pueden ser personas muy peligrosas, especialmente porque tienen dinero y nosotros no. Total, por mil pesos no vamos a arriesgar a nuestras familias”, dice Ana Lucía M.

Hoy todo lo que quiere es dejar atrás ese coraje de haber confiado en esos falsos médicos. Persiste la zozobra de saber si esa tos y ese cansancio que experimenta no es Covid-19… y que no lo haya transmitido a su mamá, de 81 años, que vive con ella.

 

@oscarbalmen


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