Oposición política como factor de buen gobierno, en duda - LJA Aguascalientes
24/11/2024

uando el coordinador de los senadores priístas expresa que el Presidente de la República debe “fajarse los pantalones”, surgen preguntas como las de cuál es la función de la oposición política en el gobierno; tiene alguna utilidad el trabajo de la oposición; cuál es el objetivo de las acciones políticas de la oposición; tiene algún sentido formar parte de la oposición política, etc. 

Aunque las respuestas pudieran parecer sencillas y en ocasiones hasta obvias, sin embargo, no son claras las reacciones; más bien pareciera que ser oposición política es manejarse bajo el “Síndrome Contreras”: si no me opongo no me hago notar, y no me toman en cuenta. 

El tema no es privativo de un partido político o de determinados actores, sino más bien de nuestra cultura política (cómo somos, cómo hacemos las cosas y cómo las entendemos); todavía más: hoy observamos oposición política dentro de los mismos partidos políticos, todo ello justificado en el “honor de la libertad y la democracia”. 

En los días pasados hemos tenido interesantes ejemplos del “Síndrome Contreras”. Con motivo de la visita a México del presidente de Francia y el tema de la secuestradora francesa, el Presidente mexicano conviene en formar una comisión para el estudio jurídico y diplomático del caso, y de esta forma, tomar una decisión jurídica y diplomática (no jurídica o diplomática). Actores de la oposición responden que formar comisiones es para no resolver los casos, y que si el Presidente de México se va a subordinar al de Francia, “que lo diga” y que se repatríe a la secuestradora. 

El Presidente de la República urge “respetuosamente” a los legisladores para que trabajen las iniciativas de seguridad y justicia que refuercen el combate a la delincuencia organizada, y legisladores de oposición responden hipersensiblemente que no aceptan presiones de nadie. 

También el Presidente de la República convoca a un foro de consulta para que se estudien los diferentes tópicos que permitan tomar la decisión de la ubicación para la construcción de la nueva refinería; foro en el que participen desde los gobernadores de los estados interesados, hasta académicos y especialistas en petróleo y refinerías. La oposición política responde afirmando que es inútil el foro y que la decisión compete más bien al Ejecutivo, quien ya debe tomarla. 

Cuando el Gobierno de la República decide aplicar represalias a productos importados de los Estados Unidos en el marco del Tratado de libre Comercio debido a la negativa del ingreso del transporte de carga mexicano en aquel país, sectores de la oposición política responden que las medidas son “insuficientes y tardías”. 

El tema de esta opinión vuelve: cuál es la función de la oposición política; para qué sirve en el gobierno de la sociedad; cuáles son sus objetivos. 

Es por ello que ante afirmaciones como la de que “el Congreso tiene sus propios tiempos” distintos del Ejecutivo, “que no nos presionen”, “déjenos trabajar”, los ciudadanos dudamos de la eficacia de la oposición política; el fondo del tema es que la oposición política tiene una razón de ser y es de alta importancia para el gobierno y la vida de la sociedad, que de ninguna manera debe desaparecer. Pero, ¿cuál es, entonces, la función de la oposición política? 


En el desarrollo político de una sociedad es indispensable superar etapas y prejuicios respecto de la oposición política; pudiéramos señalar que un primer momento en el desarrollo de la democracia es la posibilidad y el espacio para disentir: el riesgo del poder político, desafortunadamente frecuente, es que el gobernante “se cree” a sí mismo todo lo que piensa, todo lo que decide, y todo lo que hace, y considera que está bien hecho y que la sociedad se verá favorecida como “nunca antes lo hicieron”. 

Hemos tenido, ciertamente, gobernantes acertados en las acciones de gobierno; sin embargo, también hemos padecido errores y excesos. De esta manera, la oposición es un bien de la sociedad para el buen gobierno, que, es correcto, no siempre ha sido entendida y aceptada por los gobernantes, quienes al no tener clara la función que tienen en el gobierno, terminan por rechazarla y excluirla. 

El siguiente paso en el desarrollo político de la democracia es lo que en la dialéctica conocemos como síntesis, que de las propuestas del Ejecutivo y las contrapropuestas de la oposición política, se pase a los acuerdos. En el caso, por ejemplo, de las iniciativas de reforma de ley para el combate a la delincuencia organizada, sobra que la oposición diga que no pasarán como las mandó el Ejecutivo, está bien; sin embargo, lo que importa es que los legisladores precisamente hagan su trabajo constitucional, ya, y los ciudadanos contemos con un marco legal más eficiente y efectivo. 

La función de la oposición política es, por lo tanto, la fuerza del equilibrio de buen gobierno para la sociedad, no el factor del desequilibrio y del desorden en la sociedad. Es importante valorar el trabajo de la oposición y darle su lugar (y que lo hagan bien), y con ello lograr, como sociedad mexicana, una mejor calidad de gobierno y, por supuesto, una mejor calidad de vida.  n

 


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