Carta a mi Diputado - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Con cañonazos de varios millones que pagan a los medios, el gobierno federal pretende convencernos que debemos ser buenos mexicanos y aceptar el aumento de impuestos, para que, con los que nos quite, pueda combatir la pobreza. Como suele suceder, no siempre convence quien tiene la razón sino quien tiene más fuerza para difundir su opinión. Ante tal desequilibrio de fuerzas, me propongo informar al diputado federal que representa mi distrito electoral las razones que veo para no aceptar esa propuesta, solicitándole que, como mi representante, no acepte el paquete presupuestal como lo ha presentado el gobierno. Todos los ciudadanos podemos hacer lo mismo. Finalmente tendrá la obligación de respondernos por escrito el sentido de su voto y sus razones en que se sustenta para ello. Por tanto, obviando todas las formalidades aquí va el meollo de mi carta:

Si falta dinero al gobierno es por mala administración: evaluó mal
el problema (el “catarrito”), privilegió a un segmento de la población
permitiéndole –por negligencia o componenda- no pagar impuestos como
los demás y cambió la política económica por un modelo que nos hace
depender del extranjero. Por ningún motivo podemos aceptar que se
obligue al pueblo, con el poder del Estado que es de todos,  a pagar
por sus errores y mucho menos para mantener sus abusos.

En un período de recesión, como es el momento actual, aumentar los
impuestos es absolutamente contrario al propósito de recuperar la
economía. ¿A quién se le ocurre quitar dinero de donde ya falta? En un
período de crisis económica, el gobierno debe gastar más,
particularmente en proyectos sociales y en inversión que recupere la
actividad económica.

El gobierno mexicano, a diferencia de los países donde existe
impuesto al consumo, no está cobrando impuesto a las ganancias. De allí
debería salir el dinero que el gobierno necesita, no del bolsillo del
pueblo:

Ganancias enviadas al extranjero: Durante varios años se han
protegido las ganancias de empresas internacionales. Se les ha atraído
a México con el pago de bajos sueldos y repatrían capitales sin pagar
impuestos. En todos los países desarrollados se cobran impuestos a las
ganancias que se envían fuera del país. Se cobra el impuesto «TOBIN»,
herramienta creada por el economista James Tobin, contra la
especulación financiera.

Ganancias en Bolsa de Valores: En México las ganancias de capital en
Bolsa están exentas de impuestos. Por encima de la equidad y
progresividad tributaria que establece la Constitución, en México se
sigue concentrando cada vez más la riqueza con este tipo de lagunas
fiscales.

Ganancias de los Bancos: En México, los bancos extranjeros han
encontrado un paraíso de ganancias sin límite gracias a un gobierno
omiso. Más del 90% de las operaciones bancarias en México las realizan
bancos extranjeros. Según reportes del año 2007 de los propios bancos
BBVA y Santander, de cada $100 de ganancias globales, entre $30 y $35
provinieron de un solo país: México. Por el envío de estas ganancias al
extranjero, no se les cobra impuestos.

El gobierno mexicano pasó al pueblo en 1998 una factura que no
deberíamos estar pagando: EL FOBAPROA. El gobierno está pagando cada
año una cantidad cercana a los 80 mil millones de pesos sólo en
intereses para quienes se beneficiaron con la quiebra bancaria entre
1994-1997. Ya hemos pagado desde entonces casi un billón de pesos (1
con doce ceros) por ese concepto, que salieron de nuestros bolsillos y
que se quitaron de lo que pudieron ser inversiones en puertos,
carreteras, educación a todos los niveles, inversión en desarrollo
tecnológico, inversión en planta productiva, electrificación de
comunidades, etc. Si le falta dinero al gobierno en esta crisis, que no
vino de fuera sino que la hicieron aquí, es por este tipo de gastos que
no benefician al pueblo.

Desde hace ya más de dos decenios se han mantenido regímenes
especiales de tributación que privilegian a ciertos grupos
empresariales que en su conjunto -como lo reconoció el propio
Secretario de Hacienda en su reciente comparecencia en el Congreso-,
representan una pérdida recaudatoria de 464 mil millones de pesos tan
sólo este año. Existen además simulaciones y trucos fiscales muy
evidentes como las que fundamentan continuamente la devolución de
impuestos a las principales televisoras del país. El caso de la
deducción de impuestos que aplica Televisa a su favor con los donativos
del público vía “Teletón”, es uno de los más burdos en este sentido.


Entre el año 2000 y el 2008, entraron a México casi 15 mil millones
de dólares en excedentes por la venta de petróleo debido al aumento de
precios. ¿Dónde QUEDARON? ¿Por qué tenemos que pagar entre todos los
mexicanos trabajadores un faltante sin que nos presenten cifras claras?

Por lo anterior, como mi representante, le mando no aprobar el paquete fiscal como lo ha propuesto el Gobierno Federal.

[email protected]


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