El poder es droga que marea, destruye, convierte a los poderosos en esclavos de la adulación - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Entrevista a Eduardo Rabasa sobre El destino es un conejo que te da órdenes

 

Leer puede ser la posibilidad de perdernos y de encontrarnos en nuevos mundos, puede permitirnos dejar de ser nosotros por un instante para convertirnos en alguien más. Leer debería ser la posibilidad de adentrarnos en otras voces, en otras personalidades, en otras visiones. Justo eso es lo que podemos encontrar en el más reciente libro del escritor y editor mexicano Eduardo Rabasa, El destino es un conejo que te da órdenes, publicado por la editorial española Pepitas de Calabaza.

Eduardo Rabasa (Ciudad de México, 1978) es autor de las novelas, La suma de los ceros y Cinta Negra. Dos novelas ambientadas en espacios geográficos muy delimitados en donde una de las preguntas centrales se basa en qué es el poder y cuál el uso que le pueden dar unos personajes controladores y obsesivos. Su tercer libro concentra ocho cuentos, que nos presentan otras preocupaciones literarias, otras densidades literarias, pero, sobre todo, ocho voces, ocho visiones del mundo completamente distintos y totalmente fascinantes.

En este nuevo libro, Rabasa ahonda más en las relaciones de sus personajes con la cordura y con la normalidad. Y así tenemos a un personaje como el científico de su primer cuento, La orden milenaria, quien está fascinado por el poder y por los déspotas, que no deja de preguntarse qué es lo que hace que los políticos deseen tanto el poder. Así que les prepara una droga que los hace irresistibles a las masas. Sin embargo, el Jefe Supremo de la nación decide que ese secreto sólo puede ser suyo, y obliga al personaje a trabajar sólo para él. Un cuento que en tono de sátira nos hace observar el paseo desnudo de muchos autócratas que han gobernado el mundo. ¿Qué son esos personajes? Tal vez la respuesta, es que el poder es una verdadera droga que marea, que destruye, que convierte a los poderosos en verdaderos esclavos de la adulación.

Pero esas son algunas de las preguntas que nos deja el cuento que abre el libro de Rabasa. Porque este es un libro, que, a partir de una mirada satírica, absurda, va desmontando ciertos elementos o capas de la supuesta normalidad en la que vivimos. Por supuesto, no podemos dejar de lado la influencia de la película Donnie Darko en el cuento que le da título al libro: El destino es un conejo que te da órdenes, en donde la pequeña niña, que es el personaje central, normaliza la presencia de un conejo, tal como en la película. Una indagación sobre el mundo de la salud mental. O en realidad, de la falta de ella. Pero presentado a través de una voz inocente, que nos permite entrever que en ocasiones eso que llamamos normalidad es tan dolorosa, que mucha gente prefiere encerrarse y vivir de manera más sana en su propio mundo. 

Los cuentos del libro de Eduardo Rabasa están basados en estas ocho voces poderosas, inocentes, sinceras, que se encuentran al borde de la cordura, de la lucidez. Lo que hace a este libro una indagación profunda sobre los senderos en donde ella, la cordura, se bifurca. Platicamos con el autor sobre El destino es un conejo que te da órdenes

Javier Moro Hernández (JMH): ¿Cómo te sentiste en este cambio de género literario y escribir un libro de cuentos?

Eduardo Rabasa (ER): Estoy muy contento por varias razones, la primera de ellas es que a diferencia de las novelas, que sí fueron proyectos más elaborados de alguna manera, más densos, los cuentos fueron escritos de una manera más esporádica, porque no fue tanto un proyecto, fueron cuentos que fueron surgiendo a su ritmo, a su tiempo, de manera lúdica y después de cierto tiempo, acepté la idea de hacer un libro, y por lo tanto, para mí fue un proceso menos presionado que con las novelas. Pero también por el tipo de narración que utilicé en este libro, casi todos escritos en primera persona, sentí que me dio un poco más de libertad, porque en las novelas debía tener mucha atención para que todo encaje, que no se fueran detalles, y con los cuentos fue algo más libre, pero si fue un proceso distinto.


JMH: El lenguaje que utilizas en estos cuentos es desenfrenado y con un sentido del humor negro acido, corrosivo.

ER: Para mí sí es importante que si el texto va a ser narrado en primera persona haya una correspondencia entre el que está narrando, el lenguaje, el pensamiento, las acciones, etc. Entonces de alguna manera está construido y muy vinculado por el tipo de personaje, por el tipo de situación, en ese sentido tendría menos libertad que con una narración en tercera persona, como es el caso de las novelas, en donde me sentía más libre para hacer uso de cualquier detalle estilístico que yo quisiera, pero aquí en los cuentos, el narrador sí está centrado a partir de las características de los personajes. En cuanto al humor, creo que en mis novelas si había humor, pero como son temas más oscuros, tal vez se pierde un poco, y los cuentos se encuentran más en el límite de lo absurdo cotidiano o a situaciones en los límites de la normalidad, pues creo que se prestaba más para el humor negro y la sátira.

JMH: Los personajes están metidos en situaciones absurdas, con un dejo de crítica a la construcción social, pero hay un absurdo que muchas veces tiene que ver con decisiones o posturas o visiones del mundo, que son personales, que los lleva a estos límites.

ER: Creo que hay tres o cuatro cuentos que me dan la impresión de que son sumamente descabellados y que podrían parecer producto de la imaginación, pero en realidad, son resultados de anécdotas o de situaciones reales, fueron cosas que ocurrieron, por supuesto, acá en el libro están ficcionalizadas, no son una crónica por supuesto, pero el germen, el origen del cuento, fueron reales, y por supuesto, son absurdas, porque yo creo que la forma en que la que la sociedad está organizada en la actualidad, tiene muchísimo de absurdo, casi podría pensar que la idea de la normalidad es muy difícil de sostener, y creo que eso está reflejado un poco en estos cuentos.

JMH: En el cuento La Orden Milenaria, el protagonista tiene una idea muy particular sobre los políticos, en donde hay una visión satírica de ellos, pero parte de una realidad en la forma en que los retrata, su forma de comportarse, de hablar, de mentir. 

ER: El narrador de ese cuento, es un científico un poco fracasado, pero tiene la idea de controlar a los políticos para controlar el poder, pero lo que sí comparto con el personaje, y que de hecho está en el origen del cuento, es la pregunta que él se hace al principio sobre qué es lo que mueve a estas personas, qué es lo que mueve a los políticos, qué los mueve a querer dirigir los destinos de una sociedad, sino que de una manera muy específica, tal vez de una manera muy sádica quieren controlar a la sociedad en muchos sentidos. Pero tiene que ver con el poder, me parece, y la forma en que se transforman o vigilan a la sociedad. En este caso del protagonista, la pregunta es justo qué es lo que les mueve a actuar de alguna manera.

JMH: El científico de este cuento también nos recuerda de alguna manera a lo autoritarios que pueden ser las personas que están detrás del poder, que no son los jefes, pero pueden actuar de una manera más brutal. 

ER: Lo que pasa es que en la realidad hay una especie de juego perverso, en donde ya no se sabe bien a buen quién juega en determinado rol, por ejemplo en el caso de estas figuras perversas, como Salinas de Gortari, por poner un ejemplo, que es una de las figuras más autoritarias de nuestra historia reciente, detrás de él estaba este personaje llamado José María Córdoba, que nunca se supo realmente qué era lo que hacía o no hacía, o con Fox, que estaba su esposa Marta Sahagún, es decir, siempre quedan en la mitología popular, por llamarlo de alguna manera, este juego de hasta dónde llega el poderoso, hasta dónde lo están manipulando, es un juego perverso en donde nunca sabemos bien qué es lo que realmente está pasando o quién realmente está tomando las decisiones.

JMH: En el cuento La turba, haces un retrato sobre cierta clase alta mexicana, y sus viajes a los Estados Unidos, por un lado, pero también el final nos lleva a un table dance underground en San Antonio. Este cuento me pareció un retrato muy bien logrado sobre los absurdos del mundo contemporáneo, del poder estar en el cielo y terminar en un infierno en un trailer park.

ER: En este cuento, el narrador es hasta cierto punto un personaje medio pedante, pesado gracias a su conocimiento artístico y cultural, que se mueve siempre con un aire de superioridad, de burla, o de desprecio, hacia estos yuppies de Torreón, que van a Austin a emborracharse, pero realmente lo que ocurre es que hay una especie de equivalencia en el patetismo, en donde incluso él acaba siendo mucho más patético, porque por lo menos el amigo que lo invita podrá tener todo lo parodiable y criticable que se quiera, pero por lo menos es honesto y es sincero, y en cambio el narrador con toda se pedantería y su aire de superioridad acaba más humillado por sus propias acciones, y acaba revelándose como más patético, entonces este es un cuento que simboliza para mí el choque de dos visiones, de dos realidades alternas, en donde al final se revela que su aire de superioridad es mucho más patético, aún peor que el aire de superioridad de su amigo que tanto desprecia.

JMH: Por supuesto quería preguntarte por la influencia de la película de Donnie Darko en el cuento de El destino es un conejo que te da órdenes, que es el cuento que le da el título al libro, que es un cuento que se sale un poco de la línea del libro, porque, aunque esté contado en primera persona está contado por una visión femenina de una niña.

ER: Por supuesto para mí es mi cuento favorito del libro, y por eso se llama así el libro, pero por supuesto que Donnie Darko es una película muy importante para mí, y esa es una película que no vi hace tanto tiempo, digamos, pero una de las razones es que Donnie Darko es claramente un adolescente psicotizado, que ve a un conejo diabólico que le da órdenes, pero el tema que yo vi y que me dio material literario es, en primer lugar, para Donnie esta especie de realidad psicótica del conejo, no lo asusta, no le produce terror, no le produce angustia, sino que al contrario lo normaliza, lo incorpora como un elemento más de su realidad, ni siquiera pone en duda su existencia, y simplemente hace lo que el conejo le dice, entonces creo que esa idea cinematográfica de la psicosis como elemento cotidiano de la normalidad, aunque claro este es un caso límite, como es tener alucinaciones, pero el hecho de que estas alucinaciones se inserten esa alucinación en la normalidad, pone en jaque y juego los conceptos de normalidad. El otro elemento que tomo para el cuento, es que Donnie tiene pocos amigos, es el raro, las personas populares de la preparatoria lo molestan, lo madrean en el baño, incluso no termina de encajar en su familia, pero es de lejos el personaje más interesante de la película, junto con su novia, porque si uno compara a los personajes familiares, a los güeritos populares, que son personajes súper predecibles, unidimensionales, en cambio Donnie en su marginalidad, en su diferencia, en su psicosis, acaba siendo un personaje fascinante y súper complejo y entrañable, muy diferente a los personajes que sí encajan, que son populares.

JMH: Algo de eso pasa en tu cuento, ya que el personaje principal, la chica, no encaja tampoco, también tiene una visión alterna, que también asume como algo normal y que le permite sobrevivir al mundo y además encontrar en el mundo.

ER: Claro, pero lo que no quiero es romantizar los procesos de psicosis, en donde haya alucinaciones, porque no debe ser una experiencia para nada agradables, pero lo que quiero comentar es que en este caso funciona como metáfora de las realidades alternas, como pueden ser la misma lectura, el cine, la escritura, los juegos, como esta especie de psicosis de mundos y de personajes fantásticos, que no existen, pero que cuando eres una persona que no encaja del todo, te pueden permitir sentirte más a gusto, más seguro ahí, que en la realidad. Ahí muchos casos de personas que se la pasan leyendo o se la pasan viendo cine, y en esas horas, tienen un mayor sentido de pertenencia, y si sienten así en esos mundos, que es una especie de escape psicótico, como en el caso de Donnie Darko, incluso en el destino trágico, se acaba de crear una especie de experiencia vivencial mucho más rica, que tal vez la normalidad con sus exigencias les hubiera ofrecido.


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