- La casona de la calle de San Luis, donde López Obrador fraguó la consigna de “¡voto por voto, casilla por casilla!”, tras la elección de 2006, ahora es un refugio para la moda. A la entrada te reciben las palabras “Amor” y “Roma”.
EMEEQUIS
De un búnker clave en la historia contemporánea de México, que sirvió de oficina del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, a un centro de modas. De un cuadro de Benito Juárez que dominaba el patio central de esa casona porfirista, a diseños de alta confección para dama. De un recinto donde se acuñó la arenga “voto por voto, casilla por casilla”, a un sitio para la pasarela fashion.
Quizá muchos todavía recuerden ese lugar donde, hace 14 años, se moldeó esa arenga política que hoy cobra vigencia en otro país, en otro contexto y en otra coyuntura electoral.
Y sí. El “voto por voto, casilla por casilla” de las protestas postelectorales en el país tras la controvertida elección presidencial de 2006, ya puede considerarse como un producto de exportación acuñado en la Colonia Roma Norte de la Ciudad de México.
Fueron días en los que el primer círculo de AMLO preparaba, en esa casona, la estrategia de resistencia civil pacífica en defensa del voto. Felipe Calderón ya se había negado a un recuento total de la votación emitida y los mismos empresarios que hoy encabezan la organización Sí por México emprendieron una campaña con los lemas “México ya decidió” y “México quiere paz”.
Pero en los pasillos y salones de ese búnker en la Colonia Roma, en esas horas existía un hervidero de señalamientos por la polémica elección presidencial, como aquel del perredista Jesús Ortega Martínez, en ese entonces coordinador nacional de campaña de López Obrador y hoy uno de sus más acérrimos críticos, quien manifestaba que “el aparato de Estado cocinaba un monumental fraude, más grande que el de los comicios de 1988”.
Otro que se pronunciaba en corto sobre el supuesto fraude fue Marcelo Ebrard, en ese momento candidato virtualmente electo a la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, y hoy canciller del gobierno de AMLO. “(Manuel) Bartlett –hoy director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y en aquel momento senador del PRI—es un niño de cinco años comparado con el papel que está desempeñando Luis Carlos Ugalde”.
José Agustín Ortiz Pinchetti, exsecretario de Gobierno de AMLO en el gobierno capitalino, también acuñó en ese sitio la palabra que marcó a Calderón Hinojosa a lo largo de su sexenio: “Felipe no será más que un presidente espurio”.
Y es que en medio del conflicto postelectoral en Estados Unidos, donde el presidente de Estados Unidos y candidato republicano a la presidencia de ese país, Donald Trump, busca la reelección, al exigir un recuento de votos en distintos estados de la Unión Americana, México revivió ese recuerdo que marcó un antes y un después en el proceso de democratización del país, pero que además fue el punto de partida de la polarización que se vive en el país.
Todo viene a colación porque esa arenga fue creada por simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, hace 14 años, a las afueras de la casona porfirista en la esquina de las calles de San Luis Potosí y Orizaba, en la Colonia Roma Norte, el 3 de julio de aquel año, es decir, al siguiente día del proceso electoral que al final le dio el triunfo al panista Felipe Calderón Hinojosa.
Habían pasado unas horas del mensaje en cadena nacional del entonces consejero presidente del desaparecido Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, en el que anunció que por lo cerrado de los resultados, no se podía dar a un ganador de la contienda.
Ya en la mañana del 3 de julio, simpatizantes del en ese momento candidato presidencial de la alianza “Por el Bien de Todos, Primero los Pobres” (PRD-PT-Convergencia) se arremolinaron afuera de esa casona para lanzar el ya histórico grito “voto por voto, casilla por casilla”. Días más tarde, AMLO llevó esa arenga a la plaza, al Zócalo capitalino, para convertirlo en la bandera de las protestas postelectorales de 2006.
Pero AMLO quedó en segundo lugar en esa elección y en la siguiente, en 2012, donde compitió con el priísta Enrique Peña Nieto, y todavía en los comicios de 2018, donde “la tercera fue la vencida”, el tabasqueño usó ese recinto como casa de campaña.
Hasta que, a unos días del cierre de actividades proselitistas del candidato de la alianza “Juntos Haremos Historia” (Morena-PT-PES), en el Estadio Azteca, su eterno jefe de prensa, César Yáñez Centeno, dio la noticia:
“Hay que pasar a recoger los gafetes del cierre de campaña a la calle de Chihuahua 216 (también en la Colonia Roma). Ahí Andrés Manuel también seguiría el desarrollo de la elección”.
–¿Y la casa de San Luis? –preguntaban los reporteros.
–Ya nos mudamos. Todo va a ser acá –respondía César Yánez sin dar explicaciones.
Así se iban 13 años de historia en ese recinto, en donde AMLO dio innumerables conferencias de prensa y donde presentó las supuestas pruebas de la presunta “compra del voto” luego de los comicios de 2012; donde armó la estrategia para la “defensa del petróleo” en 2007, luego de que Calderón Hinojosa presentó su iniciativa de reforma energética, pero también donde fue armando un rompecabezas para la constitución de un nuevo partido político, denominado Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Hoy, a 14 años de distancia, el histórico búnker de López Obrador luce en la puerta principal las palabras “Roma” y “Amor”, que se confunden con un conocido hotel de paso a unas cuadras de ahí, el “Hotel Roma Amor”. Pero ya ingresando a la casona porfirista se puede apreciar que se trata de un centro de moda denominado “Mexcla”.
@emeequis