El gobierno usurpador a quien se le reconoce la instauración del primer Estado fallido del siglo veintiuno mexicano, sigue dando palos de ciego en la administración de los asuntos públicos del país, a pesar de las costosas visitas de Estado que el presidente espurio está realizando y cuyo objetivo es mendigar el reconocimiento de potencias extranjeras para legitimar el mandato que la mayoría del pueblo mexicano le negó. En la antesala del proceso federal del próximo 5 de julio, el “pelelato” asoma cada vez su notoria incapacidad para resolver los grandes problemas nacionales. La nueva deuda externa que el gobierno ilegítimo contrató con el Fondo Monetario Internacional, sucumbió por obra y gracia de los poderes fácticos, ante los promocionales belicosos de Germán Martínez Cazares y su actitud porril al viejo estilo del PRI. El partido en el poder priorizo su estrategia mercadológica para transformar al gobierno usurpador en la víctima estelar de la batalla contra el narcotráfico, aprovechando el silencio sistemático de su amante bandido, el PRI, quien ensayó nuevos gritos en el Senado para controlar la jauría albiceleste que puso en grave peligro de ruptura, al menos por unos días, el amasiato histórico del PRIÁN en la conducción de la República. La dimisión de Josefina Vázquez Mota a la Secretaría de Educación Pública para asegurar una curul por la vía plurinominal y reforzar la destartalada bancada panista es otro de los síntomas de la debilidad de ese Estado fallido que no desiste en impulsar la candidatura de Vicente Fox para dirigir a la Selección Mexicana de Fútbol. Sumado a ello, la entrega de los premios nacionales de calidad a los gobiernos estatales que dicen haber alcanzado la calidad total en su gestión pública, consolidando su reputación en el universo de la excelencia empresarial, es otra de la vaciladas de Felipe Calderón, que no sabe cómo esconder el rotundo fracaso de su gestión ante la proximidad de la renovación de la Cámara de Diputados. Si el Gobierno del Estado de Aguascalientes, alcanzó el premio a la calidad, seguramente fue a la calidad del despilfarro que ha distinguido a la actual administración. Baste un solo ejemplo que La Jornada Aguascalientes dio a conocer en días pasados para documentar mi dicho: el edificio destinado al desarrollo económico de las pequeñas y medianas empresas construido por el gobierno estatal es un elefante blanco más, perdido en el zoológico del dispendio y la corrupción disfrazados como modelos de gestión puestos de moda por la sociedad de elogios mutuos que compra e intercambia certificaciones para evadir sus compromisos electorales. Es inadmisible que la Secretaría de Desarrollo Económico, que dirige Armando Jiménez San Vicente, siga sosteniendo públicamente que en próximos días habrá de funcionar dicho edificio, cuando éste carece de los servicios elementales de agua y drenaje, infraestructura mínima que debió instalarse antes de su construcción, una vez cumplidos los requisitos de la factibilidad del uso de suelo. No cabe duda que la corrupción se ha institucionalizado y es por la que se reciben hasta reconocimientos.