Apatía, pesimismo y optimismo ambiental - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Celebro con optimismo que esta semana se cumplen tres años del surgimiento de esta columna. Quiero confesar que no es un trabajo fácil, especialmente cuando la musa no habla al oído y por contraparte sólo se ve retroceso en el cuidado del medio ambiente, mismo que se ve reflejado en el aumento de problemas relacionados con el descuido que la población muestra en el rubro ambiental. Ejemplo de ello son las toneladas de basura que generamos cotidianamente, el desconocimiento de dónde se confina y los riesgos que ello implica; la falta de cuidado de las áreas verdes y el constante derribo de árboles a solicitud de gente que los considera una amenaza frente a sus viviendas o como un estorbo que tiene que ser quitado porque tapa los anuncios, práctica llevada a cabo recurrentemente por cadenas comerciales, más aún, los árboles deben quitarse de las avenidas principales para que los autos transiten libremente por puentes y vías cada vez más rápidas; en el mismo tenor, vemos cotidianamente centenares de autos y camiones que circulan por nuestras calles como auténticas chimeneas como si nada pasara, es decir, sin conciencia de que el humo de sus vehículos daña la calidad del aire y provoca un aumento en los índices de contaminación atmosférica; por otra parte, el aumento expansivo de fraccionamientos que limpian la masa vegetal original, antes de cultivos, e invaden esos espacios con vegetación exótica (palmeras, jacarandas, pinos, pirules, etc.) para darle plusvalía a las viviendas, pero que genera una gran disvalor ambiental por los problemas que conlleva esa perversa invasión humana y vegetal en zonas donde no hay agua, ni siquiera en los supuestos pozos, o si la hay, es de pésima calidad, además hacen crecer la mancha urbana y con ello contribuir a que disminuya la calidad de los servicios públicos de la ciudad (transporte publico, vigilancia policiaca, servicio de limpia, etc.); también vemos los pocos acuíferos superficiales que atraviesan nuestro estado contaminados a gran escala y los subterráneos los estamos agotando rápidamente porque la gente sigue sin cuidar el agua, ya que ese valioso líquido se emplea para regar jardines, lavar autos y patios a chorros de agua con la justificación de que ellos la pagan. ¿Y qué decir del explosivo crecimiento industrial que ha intensificado la contaminación atmosférica y el agotamiento del poco recurso hídrico que tenemos en la región? 

En fin, esto es lo que vemos en nuestro estado de manera cotidiana, y frente a ello una enorme apatía ciudadana y política por el cuidado de los bienes ambientales. Hay muchas personas que siguen sin tomar conciencia de que la naturaleza no es un recurso infinito que está a nuestro servicio, sino que esta tiene límites, y si se siguen generando y promoviendo patrones de derroche de los recursos naturales apáticamente, la madre tierra nos va a cobrar la factura tarde que temprano.

Aquí es donde aparece el pesimismo ambiental mostrado por muchas personas que creen que las cosas no van a cambiar porque la gente no está dispuesta a hacer cambios en sus vidas, así que para qué hacer algo, para qué esforzarse si de todos modos “nos va a cargar el payaso tarde que temprano”. Si todos pensáramos así, o comenzamos a pensar así, difícilmente puede hablarse de que habrá generaciones humanas futuras, pues no habrá bienes naturales para su subsistencia, sin estos la vida es imposible.

Es lamentable que muchas personas piensen así, y entonces los sentimientos de apatía y pesimismo me invaden y me pregunto si tiene sentido seguir escribiendo esta columna, pues nunca falta quien mire a los pocos ambientalistas de nuestra ciudad como grupos de ingenuos y románticos que creen que las personas van a cambiar y que Aguascalientes volverá a tener una tierra buena, cielo y agua claros, porque es la tierra de la gente “buena”. Sólo puedo decir que los sueños y las utopías son las que han hecho avanzar a la humanidad a conseguir grandes cosas, entonces ¿Por qué no puede ser un noble ideal salvar nuestra ciudad, nuestro país y nuestro planeta?

Bien, no soy el único que le gustaría que esto sucediera, el Papa Francisco en su última encíclica Fratello Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social ha señalado lo siguiente:

Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es cuidarnos a nosotros mismos. Pero necesitamos constituirnos en un “nosotros” que habita la casa común. Ese cuidado no interesa a los poderes económicos que necesitan un rédito rápido. Frecuentemente las voces que se levantan para la defensa del medio ambiente son acalladas o ridiculizadas, disfrazando de racionalidad lo que son sólo intereses particulares. En esta cultura que estamos gestando vacía, inmediatista y sin un proyecto común, “es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones” (parágrafo 17)

Invito a los lectores a que dejemos de lado la apatía y el pesimismo ambiental y hagamos cada quien lo que nos corresponde, y tal vez un poquito más, para contar con un mejor mundo y dejar a las siguientes generaciones uno igual o mejor, y no uno como el que el Papa Francisco vaticina si la humanidad en su conjunto sigue por el camino de no cuidar la naturaleza y agotar los bienes naturales. 

Agradezco el espacio que LJA.MX ha brindado a las asociaciones ambientales para verter en él ideas, reflexiones y opiniones acerca de temas ambientales. Espero con optimismo se pueda seguir cubriendo este espacio por más años. Agradezco también a las lectoras y lectores de esta columna y esperamos seguir contando con ustedes.



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