El gesto, la finta y la rapiña - LJA Aguascalientes
22/11/2024

n el centro del círculo que formaban los testigos ansiosos, dos se habían dado cita para dirimir de forma definitiva sus diferencias, es decir, a trancazos. Se miraban furiosos, se gruñían, incontenibles se lanzaban a una coreografía donde todo era persecución, salpimentada por voces como: ¿Te estrilas? Órale. Vas. Ahí se diluía el asunto, en uno de los contrincantes preguntando ¿Qué?, para recibir un ¿Pos qué? y remataban con un ¿Qué de qué? Cuando alguna de esas peleas iba en serio, no había ¿Qués? de por medio, todo era más rápido, más directo, pero esas ocasiones eran las menos; la tendencia al box de sombra, a la finta, tiene más adeptos, sobre todo en política, donde lo importante pareciera ser el gesto más que la acción.

Véanse si no las declaraciones del alcalde de Aguascalientes, Gabriel Arellano, quien ante la disminución de 70 a 74 millones provenientes de las participaciones federales, obligado a un gesto, se agota en la repetición de una finta que ya hemos escuchado, declara: “Lo único que podemos hacer es bajar los sueldos, sobre todo de la gente de confianza, la gente que no está sindicalizada, bajar los gastos, bajar el uso de viajes, de aviones, de celulares, de energía eléctrica, el gasto corriente y ajustarnos”.

No destaca por su imaginación el presidente municipal, pues ante la escasez de recursos, su respuesta es, invariablemente, la misma: recortar gastos. Apenas a principios de diciembre pasado ya se había puesto enfático acerca de la reducción, en un gesto que se intentó digno de un estadista que encuentra la salida del túnel, amenazó con adelgazar el aparato burocrático, que iba a cambiar burócratas por albañiles, cuidar el gasto.

Sólo fintas, pues mientras el alcalde practicaba sus rounds de sombra, los funcionarios municipales le daban vuelo a la hilacha. Así lo demuestra la nota de Mauricio Navarro (La Jornada Aguascalientes, mayo 21) acerca de los gastos que la administración municipal realizó durante el 2008 en materia de viajes, el pago de viáticos para realizar importantísimas gestiones fuera de la capital.

A los jabs declarativos de Arellano sobre austeridad, se contrapone la voraz incontinencia con que los funcionarios de gobierno, que bien saben sólo durarán tres años en el cargo, se lanzan sobre el presupuesto para realizar turismo institucional. Es posible que entre los documentos analizados por Mauricio Navarro para la elaboración de su nota, alguno de los viajes se justifique, quizá; por ejemplo, gastar 25 mil pesos en un viaje a Ciudad Comercio, en California, para que un día esa ciudad hermana, en correspondencia, regale al municipio una ambulancia de segunda mano, o bien, visitar el Instituto de Ingeniería de Tránsito, así como los miles de pesos gastados en asistir al importantísimo y galácticamente reputado Concurso de Escobas de Plata, en España.

No se trata de replicar en automático solicitando que se cancelen los viajes (para eso está contratado el presidente municipal) sino de administrar los recursos y exigir rendición de cuentas, para así detener la rapiña de los regidores que, con dinero público, pagan viajes que no tienen ninguna utilidad pública, como los realizados por la regidora del Verde Ecologista, Catalina Azcona Reynoso, quien rasguña el presupuesto municipal para asistir al Congreso Mundial de los Verdes, ¿eso le sirve de algo al municipio de Aguascalientes?, ¿en qué beneficia a la comunidad que a esa regidora se le paguen más de 90 mil pesos por un viaje a Miami con el pretexto de visitar la Expo Ecología de la Tierra? No sólo a ella, también a su asesor, para que se apunten al Congreso de Reingeniería de Partidos Políticos, no queda claro cómo se relaciona ese turismo con las responsabilidades de un regidor.

Rapiña también, es decir, robo, si se le costea a José Luis Proa un viaje a Costa Rica cuando todavía no era regidor, lo de menos son los 19 mil pesos o si fue el más caro durante el mes de enero, cómo se justifica el gasto si ocurrió del 30 de septiembre al 8 de octubre del 2007, cuando la administración de Arellano todavía no entraba en funciones. Si se logra explicar el otorgamiento de esos viáticos, será igual de sencillo dar razones sobre los beneficios que obtiene el gobierno municipal al pagar el viaje de dos diputados (Baudelio Esparza Reyes y David Hernández Vallín, hoy flamante candidato del PRI) en que visitaron al gobernador de Coahuila.

Lo triste es que no va a ocurrir, pareciera que está de más solicitar la rendición de cuentas a un gobierno que, cuando se le pide un gesto de respeto a la ciudadanía, responde con fintas y cabeceos. n

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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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