Bolivia y su pueblo le han dado una lección histórica a la región y han puesto de manifiesto la acción política democrática y pacífica como única salida ante los golpes de estado, los Lawfare, la manipulación mediática, la presión económica y la desestabilización sistemática de los partidos de derecha en la región. El MAS –Movimiento al Socialismo– partido fundado y liderado por Evo Morales Ayma triunfó en la primera vuelta con el 55,10% de los votos para su candidato Luis Arce Catacora, los números y la participación del 88,42% del padrón electoral son un sólido argumento de la consolidación de un proyecto para el país y para su dirigencia respaldados por el apoyo y la legitimidad del voto, haciendo frente al golpe de estado ocurrido el 10 de noviembre del año pasado con la intromisión decisiva de la OEA –Organización de Estados Americanos–, las órdenes desde Washington y los grupos golpistas internos.
El aplastante triunfo electoral del MAS a menos de un año y debido a la presión popular de convocar a elecciones al gobierno de facto pone en duda el papel de la OEA y los diversos actores que validaron y apoyaron la destitución contra Evo Morales y la soberanía del pueblo boliviano, pueblo que ahora desde una elección democrática y pacífica le da a los gobiernos progresistas de la región y a los líderes que encabezan estos movimientos un oxígeno vital. Lo sucedido en Bolivia no es menor, es un hecho histórico –equiparado posiblemente y guardando todas las proporciones a la elección del pueblo chileno en 1970 de Salvador Allende y su proyecto socialista– que da muestra del respaldo de un pueblo organizado como único apoyo para sostener un proyecto político, la bocanada de aire fresco llegó también a Chile y a su pueblo quienes han decidido poner fin a la Constitución impuesta por el dictador y genocida Augusto Pinochet desde 1980, el pueblo organizado arrasó en un plebiscito histórico para aprobar una serie de medidas legislativas para derogar gran parte de esa Carta Magna y que aún rige en el país, esto no hubiera sido imaginado sin el estallido social del año pasado que fue decisivo para dar origen a este proceso en un plebiscito sin precedentes donde se desplegó una democracia participativa, en próximas semanas las principales batallas desde lo institucional están por venir en la integración de la Convención Constituyente para redactar una nueva Constitución para Chile.
La lucha de ambos pueblos se enmarca desde la fuerza por transformar su realidad por la vía legal y pacífica, diametralmente opuesto a la actuación del gobierno de facto en Bolivia y de derecha en Chile con brutales represiones, asesinatos de obreros, estudiantes y activistas, no es posible olvidar las masacres de Senkata, El Alto y de Sacaba en Cochabamba, Bolivia o las atrocidades cometidas por Carabineros de Chile disparando balas de goma y balines metálicos a los ojos de los manifestantes como modus operandi, dejando a decenas de civiles con graves e irreparables heridas oculares. La derrota y el derrumbe de la derecha en ambos países enciende las luces de alarma para sus símiles en la región y aportan una nueva bocanada de aire fresco que prevé extenderse, en diciembre están previstas elecciones legislativas en Venezuela y en febrero habrá elección presidencial en Ecuador con Andrés Aráuz el candidato vinculado a la revolución ciudadana de Rafael Correa liderando todas las encuestas.
La vuelta al gobierno del MAS en Bolivia, el triunfo del pueblo chileno con el plebiscito “Apruebo” son dos hitos para Latinoamérica, dan ejemplo que las bases populares que los gobiernos progresistas logran amalgamar perduran más allá de los intentos devastadores de la derecha, dan muestra que con movimientos pacíficos, movilizaciones, unidad y participación colectiva se logra en síntesis la militancia por una idea de transformación, este concepto de militancia es tal vez la palabra que define a Nestor Kirchner que el pasado 27 de octubre se le recordara hondamente a diez años de su aniversario luctuoso, en la Argentina quebrada y caótica del 2001 Kirchner sumó al pueblo, a las bases sindicales, a los trabajadores y a la juventud para reconstruir un país devastado por gobiernos neoliberales, por el FMI y sectores políticos rancios y conservadores, armó literalmente de la nada un proyecto popular y democrático que tuvo como principal eje colocar a la política como herramienta fundamental para el bienestar de los pueblos y los proyectos progresistas como reparadores de los daños estructurales de los gobiernos de derecha, Kirchner les hereda a los movimientos populares la visión puesta en práctica de la militancia colectiva, del Estado como instrumento sólido y responsable para la transformación, que trabaje al servicio de los intereses de la grandes mayorías en modelos de desarrollo con inclusión social y bienestar, la política como una arma cargada de futuro.
Andrés Manuel López Obrador en México enfrenta luchas muy similares a la de los lideres populares de la región contra los capitales concentrados, el conservadurismo, la derecha violenta y golpista, los medios hegemónicos, el establishment y sectores de la población, pero al igual que en los pueblos hermanos del sur en nuestro país hay una base sólida, un pueblo que respalda a un gobierno elegido legítima y democráticamente en un movimiento pacífico y popular por un proyecto progresista que deberá sumar en la construcción de poder. No tengo dudas que nuestro pueblo estará a la altura de las circunstancias venideras, respaldando, apoyando, movilizando y militando en defender el proyecto de nación que encabeza el compañero presidente en la cuarta transformación de México.
