A medida que las ciudades experimentan una caída en el uso del transporte público debido a la pandemia de Covid-19, los tomadores de decisión, en conjunto con la ciudadanía, deben hacer que las ciudades sean más seguras y accesibles para las personas a pie, pues caminar puede ser una alternativa de movilidad eficiente, segura y sostenible, especialmente en momentos que demandan distanciamiento social. De lo contrario, como ya se está evidenciando en algunas ciudades, el aumento en el uso del automóvil será aún más acelerado, lo que podría resultar en un más tráfico vehicular y accidentes de tránsito, y una menor calidad del aire, entre otros efectos que reducen la calidad de vida en las ciudades.
El Covid-19 también ha puesto en evidencia las desigualdades que existen en las ciudades en cuanto a las opciones de movilidad de las personas, pues los grupos de mayores ingresos suelen tener acceso a todos los modos de transporte, incluyendo el automóvil, mientras que los grupos de menores ingresos suelen estar sujetos al transporte público o a caminar. Por lo tanto, las ciudades deben asegurar condiciones más seguras y atractivas para caminar para facilitar la movilidad de todos sus habitantes, lo que implica un cambio de paradigma en cuanto a la distribución del espacio urbano pues, al día de hoy, se destina una mayor proporción de espacio a los automóviles, por ejemplo, mediante grandes avenidas, puentes vehiculares, etcétera, mientras que a los peatones suele destinarse un espacio residual, inseguro y de mala calidad.
En ese contexto, la Organización Mundial de la Salud calcula que los peatones representan el 22 por ciento de todas las muertes por accidentes de tránsito, mientras que en algunos países esa cifra asciende a 66 por ciento. Igualmente, se estima que cerca de 230 mil peatones mueren cada año en accidentes de tránsito. Además, diversos estudios sugieren que, a medida que disminuye el número de personas que caminan en las ciudades y que aumenta el uso del automóvil, suelen aumentar las muertes prematuras por enfermedades respiratorias relacionadas con la calidad del aire, entre otras. Por ello, los gobiernos de la ciudades deben diseñar e implementar medidas concretas para mejorar la movilidad peatonal, como proveer banquetas adecuadas, cruces seguros a nivel de calle, señalética con accesibilidad universal, entre otras medidas que pueden aumentar considerablemente la calidad de vida urbana. Así lo han entendido distintas ciudades en el mundo.
Un reporte reciente titulado Peatones Primero, elaborado por el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), evalúa la “caminabilidad” de casi mil zonas metropolitanas en el mundo. En específico, el reporte mide la caminabilidad de esas ciudades en función de tres indicadores: proximidad a servicios, proximidad a lugares sin automóviles y densidad de cuadras. ¿Cuáles son las ciudades más caminables según esos indicadores? Veamos.
Primero, el indicador de “proximidad a servicios” mide la proporción de población que vive a menos de un kilómetro de servicios de salud, incluyendo hospitales o clínicas, y de educación, como escuelas, universidades, entre otros. Una mayor proximidad a esos servicios sugiere una mejor caminabilidad en las ciudades, pues las personas pueden desplazarse a pie a esos destinos. El reporte estima que las cinco ciudades más caminables del mundo, según ese indicador, son París, Francia; Lima, Perú; Londres, Gran Bretaña; Santiago, Chile; y Bogotá, Colombia.
Segundo, el indicador de “proximidad a lugares sin automóviles” mide el porcentaje de la población que vive cerca de un espacio público abierto y sin automóviles, como parques y plazas, en los que las personas pueden realizar actividades de esparcimiento, deporte o recreación, mismas que a su vez pueden mejorar la salud física, fomentar lazos comunitarios y mejorar la seguridad peatonal. Según el reporte, las ciudades más caminables del mundo, medidas a partir de ese indicador, son Hong Kong, China; Moscú, Rusia; París, Francia; Bogotá, Colombia; y Londres, Gran Bretaña.
Tercero, el indicador de “densidad de cuadras” sugiere que las cuadras o manzanas pequeñas hacen que las ciudades sean más caminables porque facilitan los desplazamientos a pie más directos, o sin desvíos importantes que suceden cuando la dimensión de las cuadras son excesivamente largas. En ese sentido, el reporte sugiere que las cinco ciudades más caminables del mundo según la densidad de cuadras son Jartum, Sudán; Bogotá, Colombia; Lima, Perú; Karachi, Pakistán; y Tokio, Japón.
En conclusión, es altamente importante que los gobiernos de las ciudades provean mejores condiciones para caminar, no solo porque la pandemia actual obliga a desplazarse en modos de transporte menos hacinados, sino porque desplazarse a pie puede generar múltiples beneficios para las ciudades y la población. Las ciudades mexicanas podrían aprender de otras ciudades que han logrado mejores condiciones de caminabilidad y emprender acciones más decididas para hacer de las ciudades lugares más seguros y atractivos para caminar.
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