Necaxa se volvía encontrar de frente con un equipo de primera división, su hermano mayor, el América, su verdugo, el equipo que mandó derecho a la primera división ‘a’ –hoy llamada Liga de Ascenso- el torneo pasado, entregando un duelo que terminó empatado a dos goles,, lleno de emociones al final.
Por lo visto en el primer tiempo, poco parecía haber cambiado, el equipo local se veía con problemas para mantener la posesión de balón, con dificultad para poder crear ocasiones de peligro para la meta americanista, defendida por Armando Navarrete.
Los jóvenes necaxistas se veían todavía un poco sorprendidos por tener ante sí a un América que venía con los mejores hombres disponibles, como Salvador Cabañas, Pavel Pardo y Jean Beasujeour.
Mientras que la sangre nueva del equipo local se veía cobijada por los hombres de experiencia como el capitán Pablo Quattrocchi y Everaldo Barbosa, quienes se quedaron con el equipo aún a pesar del descenso, así como los refuerzos Jesús Mendoza, Sebastián Maz y Mauricio Romero, estos dos últimos probados goleadores en esta categoría.
Sin embargo, las acciones del primer tiempo mostraron a un equipo americanista que se sentía cómodo con la posesión de balón, que buscaba llegar por los costados para crear daño en la meta aguascalentense. Sin embargo, no pudieron hacer presente este dominio que se extendió casi toda la primera parte.
Y como los goles no son de merecerse, sino de convertirse, cerca del final de la primera parte el equipo aguascalentense sacó petróleo de una jugada que parecía inofensiva, en el cobro de un tiro de esquina, cuando Barbosa cabeceó el balón con rumbo a la portería, y llegó Quattrocchi a firmar el gol, también de cabeza. Se ponía adelante el equipo que menos había hecho para merecerlo.
El gol inyectó bríos al conjunto local, pero casi inmediatamente después, el árbitro Jorge Macías decretó el final de la primera parte, dándole oxígeno al cuadro visitante.
El inicio del segundo tiempo no parecía muy distinto al primero, América tenía posesión de la pelota, pero ahora Necaxa con la ventaja se sentía cómodo esperando al rival, a la espera de un contragolpe que liquidara el partido; el técnico americanista, Jesús Ramírez hizo ingresar a Andrés Chitiva con la esperanza de encontrar un revulsivo.
Sin embargo, como balde de agua fría cayó el segundo gol necaxista a los 10 minutos, en una jugada que fue copia al carbón de la primer anotación, salvo que ahora no se originó de un tiro de esquina, sino de un cobro de falta en tres cuartos de cancha, un centro largo que ganaron los jugadores necaxistas, recentrando al otro lado de la portería, dejando al refuerzo argentino, Sebastián Maz, sólo para empujar el balón.
El gol dio más empuje todavía al cuadro local, que pasó a ser dominador del encuentro, teniendo todavía una oportunidad más para firmar el tercero y sentenciar el partido, pero el cabezazo del argentino Maz se fue apenas por encima de la meta americanista.
Pesar le ocasionaría esta falla al conjunto local, que atestiguó esa máxima del futbol que dice “gol fallado, gol en contra”, pues a los 25 minutos, ya sin Cabañas en el campo, el juvenil Enrique Esqueda logró el descuento, luego de una buena incursión por el centro.
El gol dio nuevos ánimos al cuadro americanista, permitiéndole recuperar el control del balón, y así, cinco minutos después, al 30, Joaquín Martínez firmó una gran triangulación definiendo con la calma de un veterano.
El empate le dio otros cinco minutos de impulso al América, que se dedicó a acosar la cabaña necaxista, para este punto ambos equipos ya habían realizado más de siete cambios; sin embargo, el cuadro águila careció de puntería y fue incapaz de lograr la remontada.
Los últimos 10 minutos fueron de gran emoción, pues se dio un constante ir y venir por ambas escuadras, ambas con sendas oportunidades para lograr el triunfo, pero por parte del conjunto americanista, Chitiva fue incapaz de definir una gran incursión por la banda izquierda, mientras que con el equipo aguascalentense vio como la defensa del América salvó en la raya la última pelota del encuentro, evitando la derrota.
El árbitro determinó el final del encuentro, y ambos equipos se dieron por bien servidos, pues al final del día se cumplió el objetivo de probar jugadores de cara al próximo torneo, a la vez que la gente -que en su mayoría era americanista- salió contenta del estadio.