- La posición confrontativa de Porfirio Muñoz Ledo fue mal recibida por los simpatizantes de Morena, por lo que desde Palacio Nacional tienen la previsión de que Mario Delgado ganará la encuesta para dirigir al partido. “El presidente no se está mordiendo las uñas”, confían.
EMEEQUIS
Luego de que Gibrán Ramírez, Antonio Attolini y hasta Yeidckol Polevnsky manifestaran su respaldo a Mario Delgado Carrillo para dirigir Morena, se alinearon los astros para que el diputado, de filia ebrardista, se encaminara a llevar las riendas operativas del partido fundado por Andrés Manuel López Obrador.
En los pasillos presidenciales tienen la previsión de que Delgado será el ganador de la tercera encuesta levantada por el Instituto Nacional Electoral (INE). La lectura es que la apuesta confrontativa de Porfirio Muñoz Ledo ha sido mal vista por los simpatizantes de Morena. En el entorno del veterano político ya se tiene este pulso desde hace un par de días, razón por la cual “desinfló” su presencia mediática.
Se calcula que la ventaja de Mario Delgado no dejará lugar a polémica, pues sería de alrededor de 10%.
A pesar de que ultras y moderados se han dando hasta con la cubeta por esta elección, en el entorno de confianza de López Obrador miran con distancia el desaseado proceso para elegir al dirigente de Morena. Por lo que nos cuentan, AMLO observa la partida que se están poniendo los de su partido desde un palco. “Al presidente no le importa quién gane”, nos aseguran.
Y aunque llevan semanas mandando mensajes claros a los contendientes, Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado Carrillo, varios actores relevantes no quieren entender que la disputa sólo está mermando las ventajas electorales de Morena, como lo demuestran los resultados en Coahuila e Hidalgo, donde el PRI, al que casi todos lo veían en la lona, se impuso sobre sus adversarios.
La lectura que se tiene en los pasillos del poder es que el margen de maniobra del triunfador será realmente reducido, toda vez que el liderazgo real está en el fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Ante la falta de credibilidad de los dirigentes que disputan “huesos” sin decoro, la decisión sobre las candidaturas importantes, tanto para las 15 gubernaturas en disputa como para la integración de la Cámara de Diputados, pasará necesariamente por Palacio Nacional. Así ocurrió con la opción Alfonso Durazo para Sonora.
La posición de AMLO recuerda al “no se hagan bolas” de Carlos Salinas de Gortari, quien en un momento culmen de su sexenio deslizó que “el bueno es Colosio”. También podría equipararse al de “la línea es que no hay línea” de Ernesto Zedillo, quien marcó “sana distancia” con los dinosaurios que se disputaban el control del PRI.
El poder presidencial mexicano tiene sus ventajas metaformales, y eso lo saben muy bien en el entorno de confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El control remoto no es el aparato
A Porfirio Muñoz Ledo lo ven fuera de forma, tanto que ni siquiera se acercó a preguntar cuál es el pulso del presidente sobre la enconada disputa. Piensan que su posición está dañando a Morena y utilizando equivocadamente su capital político. En vez de propinar reveses al avance de la derecha, está dirigiendo los dardos al interior del grupo. Considerando que “el enemigo está afuera y es poderoso”, el discurso del veterano de mil batallas se parece cada vez más al de la oposición que proclama que hace falta generar contrapesos al poder presidencial. “La derecha ya tiene su nuevo Krauze, es Porfirio”, comentan.
Mario Delgado sí tocó base, aunque se le ha notado “nervioso”, sin mostrar talante para generar un discurso de unidad, mismo que piden a gritos las bases. Los moderados se han agrupado en torno a esta opción.
La que ya tiene silla asegurada es la senadora y activista Citlalli Hernández Mora, quien a sus 30 años ha logrado hacerse de un perfil con posibilidades de dialogar con ambos bandos. Aunque sus apoyos centrales están del lado de los ultras, los moderados saben que pueden tender puentes de entendimiento. La futura secretaria general del partido será pieza clave si sabe mover sus fichas.
Los más aguerridos no advierten que al ganador de la contienda por la dirigencia de Morena le van “a prestar el control, pero no el aparato”. ¿Y si AMLO se harta y deja el partido?, como lo ha dicho en más de una ocasión. Esta opción se ve muy lejana, pero posible, toda vez que lo importante es la operación para designar candidatos a las gubernaturas.
Marcelo vs. Claudia
Nadie ignora que Claudia Sheinbaum jugó con Porfirio, lo que mejoraría sus posibilidades en la carrera para obtener la candidatura presidencial de 2024, pero este factor es coyuntural, porque de aquí a entonces hay todo un mundo por resolver. Tampoco escapa a la observación atenta que si Mario obtiene la presidencia de Morena, Marcelo Ebrard mantendría la ventaja sobre su contendiente.
La jefa de gobierno de la Ciudad de México y el canciller sí se jugaron esa foto de arranque, que es importante, pero no definitiva. Ahora mismo, nos insisten, lo importante es pensar en la “operación cicatriz” que tendrá que ocurrir cuando se decida oficialmente si es Mario o Porfirio. Los moderados y los ultras están en una situación de tanta tensión, que muchos piensan que en esa labor de unidad tendrá un papel importante el senador Ricardo Monreal, quien ha sabido mantenerse al margen del pleito.
Mientras tanto, nos confían, “el presidente no se está mordiendo las uñas por Morena”.
@emeequis