- Tras soterrados pleitos con el Ejército, el secretario de Seguridad abandona el barco en plena marea de violencia y va por la gubernatura de Sonora, donde no se le reconoce arraigo; aún le reprochan no haber dado la cara por la tragedia de los LeBaron en Bavispe
EMEEQUIS
Corrían los años dorados del foxismo. Alfonso Durazo se desempeñaba como el poderoso secretario particular del presidente Vicente Fox Quesada. Quienes conocieron su oficina no olvidan la curiosa manera en que el sonorense recibía a sus invitados: en la semipenumbra, dando la espalda a la puerta, el hombre fuerte del sexenio guardaba unos segundos de silencio cuando su asistente anunciaba la entrada de alguien.
Posteriormente, estiraba despacio la mano y saludaba con voz carrasposa. No son pocos los que recuerdan que parecía el Padrino de la mafia, aludiendo a la famosa película de Francis Ford Coppola.
Idos aquellos ayeres, Francisco Alfonso Durazo Montaño asumió la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), en medio de una serie de protestas por parte de varios mandos medios del Ejército, quienes no olvidan que en el pasado fueron maltratados por el funcionario.
Una de la protestas centrales se dirigía a la inconformidad de ser integrados a lo que sería la Guardia Nacional, pero otros, más temerarios, aseguraban que los malos modos del servidor público llegaron a los gritos y a los insultos. “Estuvo a punto de irse a los golpes con un generalote”, aseguran.
Pasaron los meses y la rebelión fue bajando de tono, tanto que Durazo fue acomodándose en su silla, pero sin lograr establecer lazos de comunicación y entendimiento eficaces con la milicia. Uno de los ejemplos fue la fugaz captura de Ovidio Guzmán, hijo de un conocido narcotraficante al que la mayoría apoda el Chapo, menos el presidente AMLO, quien prefiere llamarlo por su nombre.
Fuentes del extinto Estado Mayor Presidencial aseguran que “algo” pasó entre la detención y el momento de la liberación, el 17 de octubre del año pasado. Ese “algo” tiene que ver con las comunicaciones que sostuvieron Durazo y López Obrador. A partir de entonces se decidió, sin consultar al Ejército, que Ovidio sería “soltado” para no generar un baño de sangre, como posteriormente informaría el propio presidente de México.
El 18 de octubre de 2019, Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, tuvo que admitir en conferencia que el grupo responsable de la operación para aprehender a Ovidio Guzmán López, el hijo del Chapo Guzmán, “actuó de manera precipitada, con deficiente planeación, así como falta de previsión sobre las consecuencias de la intervención, omitiendo, además, obtener el consenso de sus mandos superiores”.
A dos lugares, con voz queda, Durazo justificó: “La opción de continuar con el operativo del día de ayer hubiese implicado un altísimo, inadmisible riesgo de bajas entre la población civil”.
Esa decisión sigue siendo mal vista en los cuarteles, donde consideran que pusieron en grave riesgo a la tropa que ejecutó el operativo. A este episodio le siguieron otros desencuentros entre el secretario de Seguridad y los mandos de la Secretaría de la Defensa y la Marina.
Cadena de desencuentros
Tras meses de navegar entre cuestionamientos, incluso se llegó a conocer que tenía un ultimátum para presentar resultados. EMEEQUIS publicó el 26 de mayo de este año que López Obrador le había dado un plazo de tres meses para mejorar las cifras de seguridad o de lo contrario buscaría un relevo.
También se supo de su mala relación con el fiscal, Alejandro Gertz, y el secretario de Marina, Rafael Ojeda, quien tras el culiacanazo habría expresado dudas sobre la capacidad de Durazo para el cargo.
El 2 de agosto pasado, Durazo obtuvo horas extras en el cargo gracias a una captura conjunta. Fuerzas federales y estatales culminaron el operativo “Golpe de Timón” con la detención de José Antonio Yépez Ortiz, alias el Marro, principal líder huachicolero, en el municipio de Juventino Rosas, Guanajuato.
Durazo Montaño tuvo que reconocer la colaboración del estado de Guanajato y las Fiscalías local y General, además del Ejército. “Hoy en la madrugada, en una acción encabezada por el Ejército Mexicano y apoyada por la @FGEGUANAJUATO, fue detenido José Antonio ‘N’, también conocido como ‘El Marro’”, escribió en su cuenta de Twitter. “El Gabinete de Seguridad reconoce el gran apoyo del @gobiernogto, la @FGEGUANAJUATO y la @FGRMexico”, señaló.
Durazo se refugia en su tierra
Y a pesar de que se comprometió a dar resultados en un año, el secretario de Seguridad Pública deja su cargo sin resultados positivos, por decir lo menos. La escalada de delitos no se ha podido contener. Durazo abandona el barco con prácticamente el mismo número de homicidios dolosos entre agosto y septiembre de este año: 2,979 contra 2,729. En cuanto a feminicidios, no pudo parar la ola, pues crecieron de 77 a 78. El robo total subió de 49,519 a 50,165, mientras que el robo a casa habitación pasó de 5,347 a 5,421. El secuestro sigue ocurriendo: 75 en agosto y 69 en septiembre de este año. Esto de acuerdo con cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Los delitos siguen su curso, a pesar de que Durazo se ha esforzado en explicar, como Hugo López-Gatell, que su curva es una especie de meseta que no sube ni baja sino todo lo contrario. A la vista de todos está la gravedad del problema: no logró frenar la violencia que asola al país y, principalmente, no logró coordinarse eficientemente con sus contrapartes de la Sedena y la Marina, el general Luis Cresencio Sandoval y el almirante Rafael Ojeda Durán.
Con esas credenciales anunció que dejará su cargo en el gabinete para contender por la gubernatura de Sonora, donde tampoco será recibido como se imaginan en la 4T. Allá se piensa que Durazo ha menospreciado su tierra, que no tiene arraigo, que su cercanía con el extinto Luis Donaldo Colosio no alcanza para ganar una elección.
En un estado que históricamente se le ha complicado a la izquierda, donde Morena aún no tiene una estructura electoral poderosa, no será suficiente con ser considerado cercano al presidente López Obrador, aunque muchos destacan que una de las entidades más visitadas por AMLO ha sido precisamente Sonora. Aun así, tendrá que hacer trabajo de base, tocar puerta por puerta, recorrer los municipios que no conoce, acercarse al establishment sonorense, receloso con los foráneos.
Un reclamo que tienen muy presente en los corrillos de Hermosillo tiene su origen en la masacre que padeció la familia LeBaron, ocurrida en los linderos de Bavispe, Sonora. En ese entonces el que fue a dar la cara al municipio fue Marcelo Ebrard. ¡El canciller! Sí, el secretario de Relaciones Exteriores. La pregunta es ¿por qué no fue Durazo? Era un problema de seguridad, y él es de ahí, sus perfiles biográficos dicen que nació ahí.
El secretario de Seguridad saliente quiso corregir el contratiempo tiempo después, acercándose a su pueblo natal, pero esas acciones aún no se consideran suficientes.
Por ello, aunque las encuestas lo tienen entre 3 y 5% arriba del contendiente priísta, Ernesto “el Borrego” Gándara, se espera que la campaña sea dura, competida. Las apuestas apenas comienzan, pero no la tendrá nada fácil, principalmente porque otro factor juega en esta ecuación: la gobernadora saliente, Claudia Pavlovich, no sólo tiene un peso político específico, sino que actualmente se encuentra ubicada como la mandataria estatal mejor calificada del país, según la medición de Massive Caller.
Y pa’ colmo de la mala suerte que ha traído consigo Durazo, el PRI se siente fuerte, revitalizado, después de sus sonoros triunfos electorales en Coahuila e Hidalgo.
El exhombre fuerte de Vicente Fox deja el gabinete sin resolver la inseguridad, enfrentado con mandos militares y de la Marina, pero ya prepara maletas para competir en su tierra, donde carece de arraigo.
“Recibimos un país oliendo a pólvora”, dijo en su despedida frente al presidente López Obrador. Pero no aclaró que deja su posición en una circunstancia aún peor.
@emeequis