Nobel/ Bajo presión  - LJA Aguascalientes
26/11/2024

Este jueves la Academia Sueca dará a conocer su fallo sobre el Premio Nobel de Literatura, considerado el máximo galardón literario y que, en lo personal, me tiene sin cuidado, a pesar de considerarme un lector dedicado. No me importa este Nobel porque ante la revelación del nombre del ganador, lo primero que pienso es en quienes no lo obtuvieron y, según mi criterio, lo merecían (Jorge Luis Borges y Philip Roth, en primer término); enseguida, si como desde un tiempo a esta parte ocurre, no suelo reconocer al autor galardonado, se suma a la lista de pendientes y amplifica la pila de libros que debo leer. En cambio, si gana algún escritor que conozco, con gusto regreso a los textos que me hicieron feliz.

Pero he dicho que me tiene sin cuidado, no por las razones anteriormente expuestas, mi falta de interés se ha acentuado en los últimos tiempos; el que la Academia se lo haya otorgado a Bob Dylan me crispa los nervios, no porque se lo dieran al cantante, sino porque no se le otorgó a Leonard Cohen, pero ese no es el factor principal, sino a lo que se ha rendido la crítica de arte, el fallo del Nobel del Literatura cede a presiones que no tienen nada que ver con la literatura. Siempre lo ha hecho, pero no de una manera tan distante de lo que lo literario implica; sí, en el siglo XX el Nobel de literatura comenzó a considerar se a sí mismo como la presea con mayor reconocimiento, la decisión implicaba un reconocimiento no al autor y su obra, sino a un país, un género, una ideología.

Hay premios Nobel que no responden a ciertas presiones, los premios de Física, Química, Fisiología o Medicina, se entregan como reconocimiento a las investigaciones, descubrimientos o contribuciones que hayan realizado científicos notables –el de la Paz fue desde siempre un asunto aparte–, pero en el caso del de Literatura lo que se recompensa cada vez está más lejano de lo literario.

En 2019 la Academia sueca entregó un premio doble de Literatura, a Olga Tokarczuk y Peter Handke, porque un año antes se reveló una serie de escándalos relacionados con acoso y abuso sexual, uno de los directivos señaló que se había perdido la confianza del público, también prometieron que realizarán cambios al interior para que así no se tuviera desconfianza de sus decisiones. Los cambios no se anunciaron.

Uno de los escándalos consistía en que alguien filtraba a la prensa los nombres de los ganadores, asunto menor, comparado con que Jean-Claude Arnault, esposo de la académica Katarina Frostenson, había acosado a esposas, hijas y trabajadoras de la Academia, y el organismo decidió ocultar este hecho.

No ha quedado claro qué ha hecho la Academia en relación a este asunto, sí, las renuncias y despidos conducentes, esas medidas para quedar bien, pero que en el fondo no sirven para erradicar la impunidad o la complicidad. Quien quiera que se lo gane este año, mujer u hombre, cargará con el peso de recibir el reconocimiento de una institución que apuesta a la opacidad, ¿eso obliga a rechazar la medalla y el premio económico?, ¿la obra del galardonado debe ser leída, considerando las conductas deplorables de los miembros de la Academia sueca?, ¿y lo literario?

A mí me gustaría que se lo ganara Anne Carson, Margaret Atwood, Ismail Kadaré o Javier Marías, si eso ocurriera, seguiría disfrutando su obra más allá de la complicidad con la violencia de género de los miembros de la Academia Sueca, incluso más allá de sus opacas deliberaciones; en este caso, lo que me importa es el acercamiento a la belleza que me ofrecen los autores mencionados.

Coda. Charles Simic es el autor que encabeza mi lista de candidatos a ganar el Nobel de Literatura, siempre evito mencionarlo porque por razones extraliterarias no es un escritor cómodo para que la Academia sueca lo considere y me detiene que en todo este asunto hay algo que evita la discusión a fondo sobre el indispensable comportamiento ético y la literatura, por eso me acordé de los versos finales de “Huesos” de Simic:

Lo que me alegra les duele a los otros.


Siento la pena alrededor de mi casa

Como si las bestias asediaran una hoguera

Antes del amanecer.

 

@aldan


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