Integridad académica, antídoto para la corrupción/ Brújula  - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Los días 24 y 25 de septiembre pasado, tuvimos el privilegio de participar en el 8° Congreso de Integridad Académica que realizó la Universidad de Monterrey con la participación de varios conferencistas expertos en el tema de universidades reconocidas por su prestigio académico en el mundo y a nivel nacional.

La experiencia fue motivante porque se analizaron varias ideas, experiencias y propuestas de acciones creativas para que los maestros y las instituciones de educación superior cuenten con herramientas para lograr que los estudiantes aprendan con integridad.

El tema es de extrema importancia para la formación de los futuros profesionales que van a actuar en un mundo complicado donde problemas fundamentales como la corrupción se están normalizando en todos los ámbitos, por ello, promover el valor de la integridad académica es un deber moral y ético de los maestros e instituciones, ya que es un antídoto contra este virus que enferma cotidianamente a la sociedad. Veamos por qué. 

Estudios realizados por el IMCO, Transparencia Internacional, la UDEM y la UNAM nos muestran que las empresas pierden el 5% de las ventas al año por prácticas corruptas; 1400 mdd anuales es el daño económico en el sector privado, lo cual representa el 9% del PIB conforme al Banco de México y Banco Mundial; El 2% de los delitos por corrupción son castigados; la corrupción cuesta el 14% del ingreso de los hogares familiares; y estamos en el lugar 135º de 180 en el índice de Percepción de la Corrupción por la organización global Transparency International, como se observa los datos son objetivos y fríos, si le agregamos la realidad que vemos en los medios de comunicación masiva y las redes sociales, podemos sentir cómo este fenómeno se normaliza. 

Por su parte, instituciones académicas de prestigio a nivel internacional han realizado investigaciones que demuestran los altos porcentajes de alumnos que alguna vez han hecho trampa, plagian, compran trabajos o permiten que les copien, por señalar algunas acciones que evidencian la deshonestidad y la falta de integridad académica; el problema al que nos enfrentamos es global. 

Los resultados de las investigaciones nos muestran que existe una “relación entre el comportamiento de integridad académica de una persona durante sus estudios universitarios y su comportamiento ético durante su desempeño profesional”, ahora bien “El comportamiento de integridad académica, la calidad del programa de ética empresarial y el nivel de rechazo social de la deshonestidad son factores que explican o determinan el comportamiento ético en el entorno laboral”. 

Probablemente alguien dirá que esta realidad es antigua, muy conocida, tolerada, tal vez normal y que incluso es cultural, pero precisamente por esa visión que tenemos, el copiar, comprar o vender tareas y exámenes puede ser hasta un buen negocio, y bueno, no extraña que tengamos tantas personas, profesionales y políticos que dañan a la sociedad, generando desconfianza, desilusión, desmoralización y enojo porque no se castigan a los responsables de actos poco éticos e ilegales, al contrario, son modelos de éxito personal.

El problema de fondo es que está en riesgo la esencia de la educación, formar personas íntegras, que logren su identidad y la excelencia en su vida personal y profesional. La falta de integridad ocasiona un daño al intelecto, generamos profesionales inmorales, incapaces y con falta de las habilidades básicas que cada profesión requiere dañando a la sociedad, las instituciones y el gobierno.

Formar personas en la honestidad e integridad, es ayudarlas a forjar su carácter ético, los estudiantes son personas que requieren acompañamiento y ayuda para encontrar sus potencialidades, por ello, tenemos el deber moral de recordarles cotidianamente que son honestos porque eso impacta su comportamiento, es una forma útil de encaminarlos a lo correcto, porque es mejor actuar con integridad en la construcción de su identidad personal y la consistencia ética en el ejercicio profesional. 


Conforme a los estudios citados, es muy probable que los estudiantes que hacen trampa académica hagan trampa en la vida profesional, porque los conocimientos adquiridos de esa manera desarrollaran competencias más inclinadas a la corrupción, que, a lo correcto, de ahí que sea necesario que practiquen ser responsables morales de sus actos, no nada más por cumplir las normas, si no por la necesidad personal de actuar con integridad.

Lo anterior se logra generando las condiciones académicas para que vivan, sientan e internalicen esos valores y los apliquen en todos los ámbitos de su vida, con ello, estamos contribuyendo para que un mayor número de profesionales eviten la corrupción.

Parafraseando a la dra. Adela Cortina, si cada uno hace lo que debe hacer aplicando los principios éticos, forjaríamos el carácter de las personas y profesionales que seguramente evitarán realizar actos corruptos, se imagina cuánto dinero ahorraríamos si la gran mayoría actuara correctamente, seguramente la corrupción y sus efectos disminuiría, para lograr una sociedad justa, con igualdad, libertad y paz.

La experiencia del 8° Congreso de Integridad Académica alimenta la esperanza y el compromiso de formar a los futuros profesionales, lo cual es un privilegio que da sentido a la vida, pero sobre todo cuando esa formación se hace con integridad porque estaremos aplicando a los estudiantes, día a día, el mejor antídoto para reducir y evitar ese virus llamado corrupción en el país. 

 

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