Efectivamente estimado lector, mañana es 2 de octubre y en México se conmemorarán 52 años de la matanza en Tlatelolco, como parte del movimiento estudiantil y esos fenómenos sociales que no sólo tuvieron presencia en nuestro país. Para estos días nos toparemos con mucho material escrito y audiovisual que nos incita a la obligada reflexión de un hecho sin duda atroz, consumido por el tiempo, pero vigente en la memoria del colectivo social que aún espera una respuesta, eso, una respuesta ya ni siquiera justicia. Volveremos a ver las calles del centro de la capital del país vandalizadas y más ahora con un gobierno complaciente con este tipo de acciones, no vaya a ser que los tachemos de represores. Las organizaciones que año con año el 2 de octubre se concentran en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco lo volverán a hacer, reclamando ¡ni perdón, ni olvido! Supongo entonces justicia, cárcel a Gustavo Díaz Ordaz en cualquiera de las dimensiones que ahora viva, o a Luis Echeverría Álvarez para que a sus 98 años el resto de sus días los pase en una prisión de alta seguridad. Que tal derrocar al gobierno de ese entonces, el PRI, ah caray, ya no están en el poder, entonces, contra quien resulte responsable de los hechos.
De verdad estimado lector, respeto mucho el movimiento, dimensiono el hecho, entiendo perfectamente lo que representa y los cambios que se han buscado y que por cierto no se han alcanzado del todo. Películas, libros, ilustraciones, gráficos, arte objeto, performances, mesas redondas, marchas, protestas, pero la respuesta nunca llegó, bueno, ¿qué respuesta estamos esperando?
Sin duda el suceso más cruento en la historia moderna de este país y quizá encontrar respuesta a este, nos de luz o una línea para entender lo que pasó después y lo que ahora acontece. Tal vez no se trate de gobiernos, o cúpulas de poder, que tal que la sociedad misma padecemos de ceguera y estamos coludidos con el origen de nuestras desgracias, a estas alturas no lo sé. El fantasma de la violencia y la represión no se lo llevó la paloma de la paz de los Juegos Olímpicos en nuestro país, tres años después otro acontecimiento tiño de rojo las calles de la capital, el jueves de corpus, 10 de junio de 1971, el famoso “Halconazo”, ambos ataques perpetrados contra estudiantes. Pareciera que los gobiernos de esas épocas tenían una paranoia a las concentraciones de jóvenes y los relacionaban con el comunismo, como si fuera una instrucción de más arriba por blindar a los vecinos del norte durante una guerra fría que no era de nosotros. Pero como le comentaba estimado lector, ya vimos que no se trata de partidos en el poder, aunque si bien a las administraciones tricolores les han tocado más de este tipo de fenómenos, es porque estuvieron en el poder más de 70 años, diferentes nombres mismos ideales, crímenes de Estado, nada que reportar, pero no saldo blanco.
Y así transcurren los años en esta extraña nación, 28 de junio de 1995 le suena; Guerrero, Aguas Blancas para ser precisos, la Organización Campesina de la Sierra del Sur fue detenida por no decir emboscada por un comando de la Policía Judicial, el resto de la historia ya la conoce, un hecho más de impunidad y abuso de autoridad. Estudiantes, campesinos, ninguno de estos segmentos de la sociedad podemos afirmar que sean grupos vulnerables ni blancas palomitas con todo respeto y los ataques fueron perpetrados.
22 de diciembre de 1997, la masacre de Acteal, municipio de Chenalhó en Chiapas, contra una organización pacifista denominada “Las Abejas”, 45 personas masacradas entre ellas 21 mujeres, cuatro de ellas embarazadas, 15 menos de edad y 9 hombres; un grupo paramilitar denominado Masacre roja, la versión oficial, un conflicto de tierras y religión, cuestiones étnicas para acabar pronto, otro caso impune.
Más para acá, que le parece el 30 de junio de 2014 en el municipio de Tlatlaya Estado de México, 20 muertos en una balacera que duró más de 5 minutos ejecutada por ocho militares del 102º Batallón de Infantería, impune, por supuesto.
Ese mismo año, pero el 26 de septiembre, el famoso caso de los 43 estudiantes de la normal rural Isidro Burgos del municipio de Tixtla en Guerrero.
Entonces estimado lector, no son las administraciones, ni los colores de los partidos que llegan al poder y pierden de vista a la sociedad; qué es, ni siquiera la figura que alzó la mano y la voz para sacar a los corruptos de Los Pinos y acabar con todo esto ha podido; simplemente en 2019 ahí le va: 14 de octubre, emboscada a policías estatales en Aguililla, Michoacán, 13 muertos todos policías. 15 de octubre, choque de militares con civiles armados en Tepochica Guerrero, 15 muertos, 14 de ellos civiles. 4 de noviembre, atentado contra familia de la comunidad mormona en Bavispe, Sonora, 9 muertos, entre ellos seis menores de edad y tres mujeres.
Definitivamente no es el gobierno más criticado, es el mandatario que menos aguanta la crítica, recuerda cómo fue la cobertura del caso de los 43 normalista, la masacre con mayor presencia en medios en muchos años, se pedía la renuncia de Peña y si lo encontrábamos en la calle, por lo menos un recuerdo para su jefecita se llevaba; no estimado lector, no se trata de medir quién es mejor o cuál es el más mártir de todos, se trata de identificar por qué nuestra sociedad es tan violenta, cuáles son las causas que nos orillan a cometer este tipo de hechos, conductas desviadas, mentes criminales, qué es. Pueden ser los gobiernos incapaces de controlar a la sociedad, absolutamente nadie ha podido detener las olas de violencia en nuestro país, irnos a la raíz del problema, a la educación en casa y la formación en las instituciones de educación en todos sus niveles, será la cantidad de contenido violento que está a la mano ahora en la redes, es nuestra naturaleza humana, tan despiadada y cruel, somos reaccionarios por naturaleza como ahora lo podemos ver con el sexo “débil” que se manifiesta y actúa como lo que criticaron por tanto tiempo, a final de cuentas la violencia no se erradica con violencia. Qué es estimado lector, podemos tener muchas hipótesis, pero ninguna respuesta en firme porque seguramente hoy por hoy no nos conocemos como solemos presumir.
@ericazocar