Comerciantes de productos tradicionales del día de las calaveras, del tianguis ubicado a las afueras del panteón de la Cruz, manifestaron de manera general que “el comercio estuvo de capa caída” en torno al festejo del día de muertos, con un número menor de paseantes, pero sobre todo de consumidores de sus productos.
Martha Delgado Martínez, vendedora de calaveras de barro desde hace 30 años, expresó que aunque la gente quiere comprar, les es difícil por la situación económica, “la crisis está tremenda, sí viene la gente pero nada más vienen a pasear, hoy es el mero día y está triste, años atrás este día era cuando vendíamos más, pero ahora no”.
Refirió que la baja en la venta de los productos tradicionales como
calaveras de barro, de dulce, de cartón, flores entre otros, se ha
visto mermada por la pérdida de la tradición de honrar a los muertos
con altares y ofrendas como en antaño.
Matilde Vicente Jaramillo comerciante del tianguis de los muertitos
desde hace 15 años, coincidió en la versión de que cada año, es menos
interesante para la sociedad festejar el día de muertos o por lo menos
que han cambiado los intereses de la gente que compra productos más
relacionados con el día de Halloween, además de que se han incorporado
otro tipo de comercios, “zapatos, ropa interior, calcetines, se están
perdiendo las tradiciones, compran cosas fuera de lo que es la
tradición mexicana”
La señora Jaramillo vende calaveras de azúcar que adquiere de
artesanos de Aguascalientes, que a su vez le fían la mercancía, comentó
que en años anteriores también vendía frutitas hechas de dulce, pero
esta vez no se pudo, por lo que su oferta de productos se vio limitada.
Agregó que este año la ganancia final será poca, “tenemos qué sacar
para lo que son las comidas, la luz, lo del lugar, la inversión que se
hace”. Coincidió con otros de los locatarios al decir que la ganancia
será de entre 10 y 5 por ciento de lo invertido, aludiendo a que en
otras épocas ganaban hasta 40 por ciento.
Para otros, las festividades del día de los difuntos, fueron una
oportunidad para sacar algún dinero extra para hacer frente a las
necesidades actuales, así lo dejó ver María Trinidad González, quien
montó un puesto de aguas y papas fritas por primera vez a las afueras
del panteón, para ayudar a su esposo con el sustento del hogar, “ya no
alcanza para distribuir en los gastos de estudios, alimentos y todo”.
Al finalizar el tianguis de los muertitos, la señora González
continuará con su incursión en el comercio informal a las afueras de
los templos del Encino y Guadalupe, “para ir pasándola”.
A respecto de la ubicación que se dio al tianguis hace tres años,
mudándolo de la calle Guadalupe hacia la parte posterior del panteón de
la Cruz, las opiniones de los comerciantes son encontradas, pues
algunos opinaron que era mejor la ubicación anterior, pues iba más
gente, otros opinan que ahora es mejor porque se amontona menos la
gente y pueden ver mejor los productos que se ofrecen.
Sin embargo, el sentimiento general es que independientemente de la
calle, lo que más pegó fue la falta de dinero en los bolsillos de la
gente para poder comprar.