Indudablemente, al hablar del Festival de Avándaro, nos estamos refiriendo al mayor acontecimiento masivo en la historia del rock en México, se celebró el lluvioso fin de semana correspondiente a los días 11 y 12 de septiembre de 1971, hace 49 años de este acontecimiento que definitivamente debe estar en la historia de la cultura popular de México, incluso con todos los bemoles que tiene y con todas las sospechas de que es objeto.
El factor político está ahí, enturbiando el festival, recordemos que sólo unas semanas antes, el jueves 10 de junio de 1971, recordado como “el Jueves de Corpus” se había realizado el llamado halconazo, otra masacre en contra de estudiantes que a pesar de lo delicado del asunto, no alcanzó las dimensiones del miércoles 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en la unidad habitacional de Tlatelolco, sin duda la página más vergonzosa de la historia contemporánea de México, pero de ninguna manera podemos soslayar el atentado en el Casco de Santo Tomás en la Ciudad de México contra estudiantes de la Ciudad de México que apoyaban la huelga de estudiantes en la Universidad Autónoma de Nuevo León que defendían la autonomía de su universidad. Esto sucedió solo tres meses antes del Festival de rock y ruedas de Avándaro, y considerando todos los antecedentes que se habían vivido en los estudiantes en la capital del país, creo que era una razón suficiente para no asistir al festival, era algo muy arriesgado. Algunas publicaciones como por ejemplo, Avándaro, ¿aliviane o movida?, de Vicente Anaya, Eligio Calderón y José Luis Fernández cuestionan esta situación.
Lo que me parece incomprensible es que cómo sólo tres meses después del tristemente célebre halconazo, el Gobierno Federal permita un festival en donde se van a reunir una cantidad importante de jóvenes, algunos dicen que 100 mil jipitecas, otros son más atrevidos y rasguñan el medio millón de asistentes, como sea, la cantidad de asistentes fue considerable y uno no entiende cómo después de matar 120 estudiantes en el Casco de Santo Tomás en la Ciudad de México, de repente, ese mismo gobierno represor de Luis Echeverría muestre su cara sonriente con la juventud y les permita un festival de rock masivo, no, no, definitivamente no, esto da en qué pensar.
Pero dejemos los perversos y retorcidos planes de las autoridades que para muchos diseñaron esto con el fin de tener un pretexto para prohibir el rock, como efectivamente sucedió, vamos a ver la cuestión estrictamente musical.
El Festival de Avándaro inició con lo que se llamó un prefestival con una sesión de yoga y una conferencia sobre astrología, después se presentó un grupo de teatro experimental con una adaptación de la ópera rock Tommy de The Who y después de otras presentaciones que completaron el prefestival, oficialmente dio inicio el Festival de Avándaro, subiendo al escenario el grupo abridor del festival, los Dug Dug’s y durante toda la noche del sábado 11 para amanecer el domingo 12 de septiembre de 1971 se presentaron consecutivamente y en el siguiente orden, los grupos El Epílogo, División del Norte, Tequila, Peace & Love, El Ritual, Bandido, Los Yaki con la presencia de Mayita Campos, Tinta Blanca, El Amor y el festival terminó el domingo a las 9 de la mañana con la presentación del Three Souls in my Mind en medio de una serie de fallas técnicas que hicieron imposible que la presentación de Three Souls pudiera continuar, de cualquier manera ellos cerraron el festival que transcurrió durante toda aquella mítica noche del 11 al 12 de septiembre junto al lago de Avándaro, escribiendo una de las páginas más relevantes, no digo que mejores, quizás no lo fue, en la historia del rock en México.
Como sabemos, después de Avándaro el rock se satanizó y todos los lugares que solían presentar grupos de rock en vivo fueron clausurados o simplemente se prohibió que siguieran con esta misma línea. Evidentemente todas las estaciones de radio y canales de televisión que incluían en su programación espacios dedicados al rock, fueron vetados y duró esto mucho tiempo, quizás a ello se deba que a pesar de que estamos tan cerca de los Estados Unidos, lo que presupone fácil acceso a la música que se hace en el vecino país del norte, siendo el rock el elemento dominante, México pasó muchos años, toda la década de los 70, en un paréntesis creativo en términos de rock, en una somnolencia creativa, mientras que, por ejemplo, los argentinos tuvieron la capacidad de desarrollar un buen acervo musical en lo que a rock se refiere con exponentes como Seru Giran, Sui Generis o Charlie García con ellos o como solista, Lito Nebia, Nito Mestre, Luis Alberto Spinetta, y muchos otros. Este oscurantismo roquero en México continuó hasta que resurgió el rock, quizás durante los años 80 con el mal llamado Rock en tu idioma y los grandes empresarios se dieron cuenta de que esta música podía ser un gran negocio. Hoy ya no es extraño que en México se presenten algunos de los exponentes del rock de mayor prestigio, tanto de la actualidad como los que lo han sido históricamente, esto incluye todas las ciudades de México, en Aguascalientes, por ejemplo, hemos tenido la oportunidad de ver a Toto, Alan Parsons, Arena, Il Ballettto di Bronzo, Le Orme, Arte e mestieri, y algunos más que ahora se me escapan.
Considerando lo anterior, lo que sucedió hace 49 años en Avándaro, ¿ayudó o perjudicó al rock en México?, tú qué piensas.