Un gran conocedor de la dirección escénica, amante del teatro español y generador del teatro musical, fue José Luis Ibáñez (1933-2020), quien partió hace algunos días dejando un legado artístico en el mundo del teatro. Fue profesor universitario, guionista, además de director de cine y teatro. Tuvo la fortuna de formar parte de la primera generación de la carrera de teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en una entrevista comentaba: “Llegar a esta Facultad me abrió la posibilidad de reconocer deseos que, de otro modo, nunca hubiese reconocido en mí. Llegué creyendo muy, modestamente, que podía aprender a ser un criticón profesional, mis aspiraciones eran escribir sobre teatro para algún periódico. No me concedía dotes naturales algunas para el teatro”.
Solamente en tres ocasiones fue actor y después de ello, decidió dedicarse a otra faceta: “En el otoño de 1954 hice un brevísimo papel en la escena inicial de El gran dios Brown, de O ‘Neill; comencé a ayudar al director Alan Lewis; conocí a Héctor Mendoza; comprobé que no tenía deseos de ser actor…, y mis inconscientes deseos fueron tomando su propia forma. Tres veces en mi vida he salido a actuar.”
Tuvo un gran gusto por la poesía formando parte, en 1955, de un selecto grupo de intelectuales con el proyecto Poesía en Voz Alta, coordinado por el dramaturgo Héctor Mendoza. “De Poesía en Voz Alta salimos cuatro muy distintos directores: Héctor, el primero; yo enseguida, y (para otros productores) dos que no sólo esperaban dirigir: Juan José Gurrola y Juan Ibáñez”.
Es considerado en el gremio artístico como el mejor director de comedia musical que haya existido a finales de esta última década, a decir de la actriz Luisa Huerta: “Hizo historia musical, obras de manera espléndida que fueron grandes éxitos comerciales”. El dramaturgo Jaime Chabaud se expresa de igual manera en este sentido: “Cuenta con musicales exitosos con Silvia Pinal y Jacqueline Andere”.
Sus montajes fueron muy diversos en géneros y categorías, entre los más destacados se encuentran: El divino Narciso, de Juana Inés de la Cruz; Las mariposas son libres, de Leonard Gershe y La vida es sueño, de Calderón de la Barca. El género de la ópera lo desarrolló poco, siendo sólo dos trabajos: La traviata y La Bohemia: “¿cómo me fui haciendo director?, diría que no tuve ni quise unos estudios unitarios. Y aunque mis experiencias decisivas, como las de todos, fueron sucediendo quizá en mis primeros años de profesión”.
Señalando algunos de sus trabajos de dirección, las críticas fueron muy favorables para el maestro José Luis, en obras como: No me olvides en diciembre, de la cual se dijo: “como en el texto también se dice, es una más de ese tipo, y nos ha sido mostrada con aires de novedad, pero también de crítica festiva, por una pareja de nuevos empresarios a, quienes de la mano conduce el acreditado y capacísimo director José Luis Ibáñez, quien se apoya mucho en el escenógrafo David Antón.” (¡Siempre!, 1988).
Caso similar fue con el montaje Las criadas: “En cuanto a la dirección, fue un verdadero alarde, se esté o no de acuerdo, con la interpretación que de la obra ha hecho José Luis Ibáñez. Ante todo, Ibáñez ha querido respetar y resaltar -por un lado- la idea que el autor tiene sobre el aprovechamiento de todos los elementos de ficción y, por otro, el dramatismo de la obra. Se observa su mano en cada parlamento, en cada movimiento. Ha sido más que nada un dominio sobre la forma, lo que nos ha demostrado. Sólo un verdadero talento puede sacar adelante las difíciles escenas que plantea la obra”. (Excélsior, 1983).
Otro trabajo del cual también se habló del maestro Ibáñez fue Divinas palabras: “Hay escenas de tal inteligencia directriz que uno se pregunta de dónde pudo Ibáñez cortar tales espigas. La de aquella firma doctoral que al caer la pluma en el punto arranca las voces que -recordando a Inclán– son de gesta guerrera. Escenas de odio abrazadas en la disputa, eso idéntico, vuelto risa y alegría con el baño del alcohol, como si Inclán intuyera el teatro de vanguardia e Ibáñez les hiciera a ambos una reverencia”. (El día, 1964).
Fue el mejor conocedor del teatro del Siglo de Oro Español e Isabelino. Antonio Crestani publicó sus memorias en 2008. ¡Descanse en paz maestro José Luis Ibáñez!
Teatrología
- Asesinato en la catedral, de Eliodt
- Las criadas, de Genete
- Elektra, de Sófocles
Variaciones para cinco dedos, de Schaffer
- La moza del cántaro, de Lope de Vega
- Mary, Mary, de Kerr
Divinas palabras, de Ramón del Valle Inclán
- Diálogo entre el amor y un viejo,de Cota
Mudarse por mejorarse, de Juan Ruiz de Alarcón
- La gatomaquia, de Lope de Vega
- Una chica en mi sopa, de Frisby
- Las tres hermanas, de Chéjov
- Las mariposas son libres, de Gershe
- Nada de sexo… que somos decentes, de Marriot y Foot
1973, 1985 y 1988. Mame, de Lawrence y Herman
- Pippini, de Elirson
El balcón, de Genet
- Sugar, de Stone y Julestine
- Un proyecto para vivir, de Coward
Annie es un tiro, de Fields. Berlín
1977-1979. Los hijos de Kenneth, de Patrick, Lily, de Stewart y Merril
Papacito piernas largas, de Webster
- Drácula, de Balderston y Dean
- Isabel de Inglaterra, de Bruckner
Anita la huerfanita, de Meehan
- Zoila sonrisas, de McDimple y Angélica Ortiz
- La fierecilla domada, de Shakespeare
Peter Pan, de Robbins y Charlap
- Tartufo o el impostor, de Moliere
Un gran final, de Kikwood y Hamlischl
A chrous line, de James Kirkwood y Nicholas Dante
- Alerta en misa, de Davis
El vestidor, de Harwood
La señorita de Tacna, de Vargas llosa
- Yo y mi chica, de Rose y Futberi
- Las relaciones peligrosas, de Hampton
No me olvides en diciembre, de Alan Ayckbourn
- Madama Butterfly, de Hwang
- Viva México y Olé, de Alfonso Anaya B.
- La jaula de las locas, de Fierstein y Herman
- La muerte y la doncella, de Dorfman
- ¡Qué tal, Dolly!, de Stewart y Herman
- La vida es sueño, de Calderón de la Barca
- El divino Narciso, de Sor Juana Inés de la Cruz
Hermanos de sangre, de Russel
Gipsy, de Laurents y Stynel
- La muerte se va a Granada, de Fernando del Paso
La celestina, de Rojas
Fuentes consultadas
Diccionario mexicano del teatro. Siglo XX, Edgar Ceballos. Escenologia, México, 2013.
p.219