Víctor Hugo Salazar Ortiz
Movimiento Ambiental de Aguascalientes A.C.
El ser humano, como todo habitante de este planeta, ha necesitado hacer uso de bienes naturales para subsistir. El uso de la naturaleza y lo que se depositaba en ella por parte de nuestra especie no representó durante muchos siglos ningún problema, pero el progreso que fue consiguiéndose con el paso de los años comenzó a generar lo que hoy en día conocemos como impacto ambiental. Este no es nuevo tiene su origen en el descubrimiento y puesta en práctica de la agricultura y la ganadería, hechos que permitieron a las comunidades humanas transitar de un estado nómada; es decir, dejar de trasladarse de un sitio a otro para conseguir alimento, a uno sedentario; o sea, establecerse en lugar que les provee de sustento labrando la tierra y en la cercanía de éste recursos complementarios (madera y minerales).
No está de más señalar que los alimentos e instrumentos de uso cotidiano fueron producidos con materia orgánica lo que permitía su fácil descomposición y asimilación natural; pero conforme los núcleos humanos comenzaron a expandirse, surgieron los primeros problemas de residuos sólidos urbanos (RSU’s), esto debido a que los restos de los alimentos, los excrementos y los desperdicios de todo tipo se arrojaban directamente a la calle o en terrenos sin edificar (baldíos), en las afueras de la ciudad, así como en ríos, lagos y el mar. En los siglos XV al XVII en las principales urbes europeas los vertidos de residuos en los núcleos urbanos causaron una enorme proliferación de ratas y con ello el origen de la peste bubónica. Los esfuerzos de los gobernantes de esa época se centraron en curar la enfermedad, antes que en conocer y profundizar en las posibles causas que la originaron, cómo se propagaba y qué sostenía la epidemia.
No fue sino hasta finales del siglo XVIII que en Francia se inician los primeros estudios médicos higinietistas y sus propuestas de adoptar mayores medidas sanitarias fueron incorporadas como política pública, lo que ayudó a controlar y disminuir la pandemia que asoló a Europa por casi tres siglos. Fue también entonces que se vio la necesidad de organizar la gestión de residuos producidos en las urbes con un enfoque de prevención y control. Esto dio origen a que comenzara a haber una renovación de la infraestructura urbana basada en una planificación municipal. El Estado construyó hospitales, cementerios, redes de alcantarillado y de agua potable, provocando con ello una enorme transformación de las ciudades con la finalidad de integrar en ellas mayores medidas sanitarias. No obstante, la gestión de residuos continuaba siendo muy básica, ya que éstos simplemente se llevaban fuera de la ciudad; sin embargo, al seguir siendo muchos de ellos biodegradables en gran medida, no representaban riesgos sanitarios graves. Esta práctica fue la que se empleó hasta mediados del siglo XX. Pero a mediados de éste, los residuos urbanos se transformaron sustancialmente debido al avance tecnológico del envasado y empaquetado de todos los productos, introduciéndose en el mercado, y en los basureros, nuevos materiales como el vidrio, el papel, el cartón, el aluminio, el plástico, el unicel, y el tetrapak, esto conllevó a verter en los basureros productos artificiales no biodegradables y saturados de elementos químicos, algunos de ellos inflamables y volátiles. Esto produjo que la basura (RSU’s) se multiplicara en peso y volumen, con ello se generará el enorme problema de su traslado, su disposición final y que se incrementara su peligrosidad.
Para solucionar este nuevo problema comenzaron a construirse rellenos sanitarios, los cuales son hasta el momento el método más económico y ambientalmente aceptable para el manejo de los RSU’s en el mundo. Un relleno sanitario (RS), en palabras de la bióloga Mayte Figueroa “es una obra de ingeniería diseñada con fundamentos científicos y tecnológicos, no es un simple hoyo en la tierra que sirve para esconder la basura y que desaparezca”. ¡No! La basura no desaparece, allí va a estar por mucho tiempo, y por eso debe tenerse mucho cuidado con su manejo, ya que un RS es un aliado de nosotros que ayuda a tener un control técnico de la basura que generamos, pero si no se maneja apropiada y eficientemente puede convertirse en un enemigo público, debido a la enorme cantidad de lixiviados que se produce en ellos. Los lixiviados son los líquidos que produce la acumulación de basura, principalmente los desechos orgánicos, pero cuando éstos se mezclan con los inorgánicos como el metal, el papel y el plástico su nivel de acidez es altamente tóxico y por lo tanto más contaminante. Lo que se busca en un RS es que este líquido no salga y llegue a los mantos de agua, superficiales y subterráneos, ya que generan una gran contaminación en ellos. Es por ello que se deben emplear mecanismos de reciclaje de los lixiviados así como generadores que quemen los gases que producen para evitar explosiones y conflagraciones que verterían al aire grandes cantidades de dioxinas, mismas que provocan un gran daño a todo ser vivo.
Entonces, el objetivo de un relleno sanitario es depositar en éste la basura y que ésta genere el menor impacto posible al ambiente. Con este método los terrenos de los RS’s se acondicionan previamente impermeabilizándolos, además se construyen sistemas de drenajes que sirven para captar y tratar las aguas de lluvia y el lixiviado mediante barreras de protección física para evitar los deslizamientos y accidentes en el terreno, así como sistemas de captación de biogás para evitar las bolsas de gases y las explosiones o conflagraciones incontroladas.
Estas son sólo algunas de las razones por las que deben ser monitoreados los RS’s, y el Relleno de San Nicolás, donde se deposita toda la basura de nuestro estado no es la excepción. En la siguiente entrega les daremos a conocer algunos datos específicos de algunas anomalías que están pasando en este y porque debe ser de interés de todos los aguascalentenses estar informados y enterados de qué está pasando en él.