Recientemente, Marcela Pomar y Karina Leyva escribieron acerca de la labor de las parteras en medio de la pandemia por Covid-19. Las parteras son heroínas que en muchas partes del mundo ayudan a otras mujeres a enfrentar su proceso de gestación y alumbramiento en medio de un contexto de incertidumbre debido a que los hospitales se encuentran enfocados principalmente en atender a los enfermos por contagios. En este contexto incierto, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres pueden verse afectados de manera colateral.
Tal y como lo señala el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), las parteras en todo el mundo se han convertido en heroínas anónimas en el apoyo a otras mujeres para monitorear su embarazo y parto sin el miedo de acudir a un hospital bajo el riesgo de contagio por Covid. La UNFPA ha declarado a 2020 como el Año Internacional del Personal de Enfermería y Partería, pues las personas dedicadas a esta labor resultan clave en la defensa del derecho humano de las mujeres a tener un embarazo y un parto seguros, aunque lamentablemente las parteras y las enfermeras a menudo tienen que lidiar con discriminación, acoso sexual y desigualdad salarial.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las parteras han sido de gran apoyo en países de Europa Occidentali]donde han continuado brindando atención a las mujeres embarazadas durante la pandemia, no sólo con lo relacionado al parto y al cuidado de los recién nacidos, sino también con apoyo emocional. La tarea resulta titánica debido a las restricciones de contacto cara a cara para evitar la propagación del virus –entre muchas otras cosas–, pero aún así las parteras han echado mano de recursos tecnológicos para poder atender a cientos de mujeres. Por ejemplo, mantienen una comunicación constante con sus pacientes por teléfono, utilizan mensajes de voz e incluso realizan video tutoriales sobre primeros cuidados del bebé.
No obstante, y a pesar de la imposibilidad de dar consultas de manera presencial, así como el poco material de protección con el que cuentan y del gran número de mujeres que aún atiende en hospitales, las parteras continúan haciendo una gran labor de contención y cuidados para mujeres embarazadas. Es por ello que la UNFPA reconoce que sin las parteras muchas mujeres y sus bebés morirían durante el parto por causas prevenibles durante la pandemia.
Pero, ¿qué pasa en México? Aunque la partería es una profesión reconocida por el Sistema de Salud, el número de personas formadas de manera profesional es limitado en el país. El secretario técnico del Comité Promotor por una Maternidad Segura, David Meléndez Navarro, señaló a principios de abril, según lo publicado por LJA.MX, que el fortalecimiento de esta profesión resultaría de gran beneficio para atender los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, pues las parteras están capacitadas para ofrecer consultas en casa sobre temas de anticoncepción, control prenatal a mujeres embarazadas, tamiz de cáncer cervical, vacunas, atención en aborto incompleto o intervenciones como interrupción del embarazo, así como el seguimiento a bebés recién nacidos. Al no necesitar de la infraestructura hospitalaria, las parteras también ayudan a reducir el número de contagios por Covid-19.
En México existen distintas organizaciones de mujeres, como Fondo Semillas y el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), que han señalado en múltiples ocasiones la importancia de respaldar la práctica de la partería como una alternativa para la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Si quieren saber más sobre la partería en México, Birth Wars documenta la actividad de las parteras en cuatro estados del sureste: Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Chiapas.
Las ventajas de la atención de parteras comentadas concuerdan con los resultados obtenidos en la investigación realizada por el Dr. Fernando Alarid-Escudero, la Dra. Laura B. Attanasio y la Dra. Katy Kozhimannil en 2019: “Atención dirigida por parteras y atención dirigida por obstetras para embarazos de bajo riesgo: una comparación de costos”, en la que encontraron efectos positivos en la seguridad de las pacientes y un aumento en la calidad de la atención, así como una disminución en el uso excesivo de procedimientos médicos durante el parto cuando se trata de atención de parteras; todo lo cual influye en los costos de la atención. El análisis (realizado en Estados Unidos) muestra que un cambio en la atención dirigida por obstetras hacia una atención dirigida por parteras, para embarazos de bajo riesgo, podría ahorrar costos y potencialmente respaldar esfuerzos amplios para mejorar la calidad y el valor en la atención de maternidad.
Como parte de las políticas públicas de salud materna en México, reconsiderar y promover la función de las parteras como grandes aliadas de la maternidad resultaría en avances importantes para el aseguramiento de los derechos reproductivos y maternos, dado que significan una opción de inversión para la atención sanitaria y ofrecen un seguimiento puntual del embarazo y parto disminuyendo el riesgo de acudir a hospitales en tiempos de alta incertidumbre sanitaria.
@PADECI1