Hoy me doy el permiso de romper la línea de la Historia de la Gráfica que vengo trabajando hace tres semanas, la continuaré más adelante. Hoy quiero hablarles del Patrimonio Bibliográfico.
El Patrimonio Bibliográfico de un pueblo, comunidad o sociedad son aquellos bienes integrados en bibliotecas, que estén seriados y representen una unidad en sí, además de aquellos ejemplares de libros y manuscritos, independientemente de su temática, que constituyan una excepcionalidad por su contenido, forma, material y trascendencia histórica y cultural.
Como todo Patrimonio cultural, corresponde a cada estado definir a través de sus leyes, mecanismos institucionales y gestión, los bienes culturales de valor patrimonial, pero también es de vital importancia para el reconocimiento de los mismos, la investigación que dota de valores a esos bienes.
Así, podemos parar un poco y reflexionar sobre el Patrimonio Bibliográfico de Aguascalientes. Para saberlo e identificarlo podemos empezar por nombrarlo, hoy me detengo en las Bibliotecas.
Aguascalientes goza de una red de bibliotecas públicas muy amplia, las que pertenecen a la Dirección General de Bibliotecas son 66 y están distribuidas a lo largo de cada uno de los municipios del estado. A estas 66 bibliotecas hay que sumar las bibliotecas escolares y universitarias y por supuesto, las bibliotecas privadas.
No es que todas las bibliotecas sean patrimonio de Aguascalientes, cada una tiene un objetivo y función específica; las bibliotecas públicas y escolares tienen como objetivo el acceso de todos los ciudadanos a la información y los libros contenidos en ellas, sin excepción. Estas bibliotecas cumplen una función totalmente democrática de acceso a la información y son punta de lanza en cuanto a sistemas de información se refiere.
Por otro lado, muchas de las bibliotecas públicas tienen entre sus colecciones Bibliotecas personales, aquellas bibliotecas que fueron donadas por privados o compradas por instituciones para incorporarlas a sus bibliotecas. Estas bibliotecas en sí ya tienen un valor agregado, ya que en ellas se encuentra la vida misma del dueño original, sus intereses, amores, notas, etc. Entonces, vamos perfilando, puede haber bibliotecas públicas y privadas que sean Patrimonio Bibliográfico, pero también que no lo sean, veamos cada ejemplo.
Las bibliotecas públicas que considero son Patrimonio Bibliográfico de Aguascalientes son, primero, la Biblioteca Enrique Fernández Ledesma, por ser la primera pública del Estado que aún se conserva y funciona como tal, enriquecida con colecciones bibliográficas a lo largo de sus más de 70 años de vida.
La Biblioteca de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, la más grande del estado y que cumple una función elemental en la formación y conocimiento de y para los aguascalentenses, conformada por varias colecciones y con una política clara de conservación en medio de una vorágine de préstamos y usos, lo que le permite mantener la integridad propia de su colección. Dentro de esta biblioteca podemos destacar el Fondo Antiguo, integrado por una colección colonial y libros que pertenecieron a la biblioteca del Instituto de Ciencias, enriquecida con donaciones hechas por hombres destacados de la época.
Dentro de las bibliotecas públicas se encuentran colecciones privadas o propias que por sí mismas pueden considerarse patrimoniales, por ejemplo las bibliotecas personales de la Biblioteca Pública Central Centenario Bicentenario: la de Alejandro Topete del Valle, rica en libros de historia mundial y México, pero especialmente de Aguascalientes y más, una joya en cuanto a libros editados en el estado, así como de libros de personajes y temas locales. La biblioteca de Ernesto Lemoine Villicaña, una colección valiosísima de libros de historia, específicamente de México, así como una importante colección de libros excepcionales propios de un coleccionista bibliófilo como lo era el Dr. Lemoine. La biblioteca de Hugo Argüelles Cano, la más grande dentro de esta biblioteca, única por su contenido literario, una colección excepcional para los amantes de las letras; y, finalmente, la biblioteca que en su momento donara el Dr. Alfonso Pérez Romo al Museo de Arte Contemporáneo no. 8, especializada en arte.
Otra biblioteca que podemos considerar patrimonial es la Biblioteca de Víctor Sandoval, localizada en el CIELA-Fraguas –Centro de Investigaciones y Estudios Literarios de Aguascalientes–, que, como lo dice su nombre, tiene como objetivo impulsar la investigación literaria de Aguascalientes a través de una colección rica en literatura y artes.
Una biblioteca única en su tipo en Aguascalientes es el Pabellón Antonio Acevedo Escobedo, originalmente la biblioteca personal del escritor Acevedo, donada por su familia tras su muerte para cumplir con su deseo de que estuviera en Aguascalientes. Para ella y por su importancia se construyó un espacio específico para albergarla y se encuentra junto a la Biblioteca Pública Enrique Fernández Ledesma, ambas en el Callejón del Codo. Esta biblioteca está especializada en literatura, historia de México y bibliografía.
Nombrarlas y reconocer nuestras bibliotecas patrimoniales es el primer paso para valorarlas, eso significa cuidarlas, pero también incentivar su conservación, investigación, difusión y gestión patrimonial. En ellas se resguarda parte importante de nuestra memoria y están ahí para ser utilizadas, leídas y reapropiadas, pero con políticas claras de conservación, uso, manipulación y difusión, sin dañar su integridad como colecciones, ni como libros en su unidad.