APRO
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) alertó que si los servicios y programas permanecen cerrados durante seis meses por la pandemia de Covid-19, de aquí a 2030 otros 13 millones de niñas podrían ser obligadas a contraer matrimonio y unos dos millones estarían sometidas a mutilación genital femenina.
De acuerdo con el último estudio del UNFPA, cada año millones de niñas son sometidas de forma rutinaria a prácticas que les perjudican, tanto física como emocionalmente, con el pleno conocimiento y consentimiento de sus familias, amigos y comunidades.
En la presentación del estudio en Ginebra, la directora ejecutiva del Fondo, Natalia Kanem, declaró que, si bien se han hecho progresos para acabar con algunas prácticas perjudiciales en todo el mundo, la pandemia de Covid-19 amenaza con revertir los logros alcanzados.
El informe enumera al menos 19 ritos, que van desde el planchado de senos hasta la prueba de virginidad –que se consideran violaciones a los derechos humanos–, pero se concentra en las tres prácticas más frecuentes: la mutilación genital femenina, que se estima afectará a 4.1 millones de niñas este año; el matrimonio infantil, con 33 mil niñas menores de 18 años obligadas a casarse; y el sesgo extremo contra las hijas, a favor de los hijos varones.
Asimismo, detalla que la preferencia extrema y continua por los hijos varones en detrimento de las hijas, en algunos países, ha alimentado la selección del sexo con sesgo de género, o la negligencia extrema que conduce a la muerte de las niñas y da lugar a unos 140 millones de “mujeres desaparecidas”.
Por su parte, la directora del UNFPA en Ginebra, Mónica Ferro, destacó que todas estas prácticas nocivas se basan en la “suposición de que los derechos y el bienestar de las mujeres y las niñas son menores que los de los hombres y los niños”, lo que da lugar a que “tengan menos opciones y se las ponga bajo el control sexual, económico y jurídico de los hombres, lo que también constituye una violación de sus derechos humanos”.
Ferro señaló que los datos reunidos en el informe podían resumirse en tres palabras: respetar, proteger y cumplir. Y subrayó que debe fomentarse el respeto por las mujeres y las niñas, cambiando las actitudes y las prácticas que las convierten en mercancía; protegerlas cumpliendo las leyes contra prácticas como el matrimonio infantil y la mutilación femenina, pero también cambiando las actitudes y las normas.
De acuerdo con el estudio, algunas de las prácticas están disminuyendo en los países donde han sido más frecuentes, pero en realidad, y debido al crecimiento de la población, el número de niñas sometidas a ellas aumentará en los próximos decenios si no se adoptan medidas urgentes.
Asimismo, recordó a los países que ratificaron tratados internacionales, como la Convención sobre los Derechos del Niño, que tienen el deber de poner fin a los daños infligidos a las niñas, sea por miembros de la familia, comunidades religiosas, proveedores de atención de la salud, empresas comerciales o las propias instituciones del Estado.
El Fondo de la ONU consideró que, tras décadas de experiencia, los enfoques de abajo hacia arriba, desde la base hasta lo más alto, son mejores para lograr los cambios deseados, ya que muchas naciones han respondido aprobando leyes, pero no son suficientes por sí solas.
“Debemos afrontar el problema atajando las causas fundamentales, especialmente con las normas que propician el sesgo de género. Debemos apoyar mejor los esfuerzos de las comunidades para que comprendan el costo que estas prácticas se cobran en las niñas y los beneficios que se derivan de ellas para toda la sociedad al finalizarlas”, dijo Kanem.
Según el organismo, es posible acabar con el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina en todo el mundo en un plazo de 10 años, aumentando los programas para mantener a las niñas en la escuela durante más tiempo y enseñarles aptitudes para la vida cotidiana, así como lograr que los hombres y los niños participen en el cambio social.
El Fondo calcula que si liquidan estas dos prácticas se acabaría con el sufrimiento de unos 84 millones de niñas, pero sería necesaria una inversión de 3 mil 400 millones de dólares hasta 2030.
Ferro añadió que para llegar a los cero casos se necesita actuar mucho más rápido, ya que, si bien se han hecho progresos para acabar con algunas prácticas perjudiciales en todo el mundo, la pandemia de Covid-19 amenaza con revertir los logros alcanzados: “La pandemia dificulta y hace que nuestro trabajo sea más urgente, ya que ahora están en riesgo muchas más niñas. No nos detendremos hasta que los derechos, las opciones y los cuerpos de todas las niñas sean totalmente suyos”.