Si estimado lector, una frase que para mí en este momento tiene una connotación nostálgica, melancólica, pareciera que el México que conocimos apenas unos años atrás no existe más. Es un hecho que el actual gobierno tiene clara una sola meta y esa es polarizarnos; ahora para los ojos del presidente existen buenos y malos mexicanos, buenos y malos medios de información y comunicación, buenos y malos políticos, buenos y malos gobernadores, buenos y malos criminales, buenas y malas empresas, buenos y malos países, buenos y malos deportistas; cada que puede lo deja patente, o estamos con él o estamos contra él, y creo que así no vamos a llegar a ningún lado como sociedad. El fin de semana pasado se llevaron a cabo sendas manifestaciones contra la figura presidencial en diferentes puntos de la República, considero yo (sin tratar de polarizar más el asunto) que todos tenemos derecho a manifestarnos, no veo por qué los mexicanos que han podido comprarse autos de arriba de los 350 mil pesos sean mal vistos, su trabajo les ha costado, no creo que nadie se los haya regalado y que las administraciones anteriores hayan tenido algo que ver. Somos una nación emergente con una sociedad donde por lo menos a mi me inculcaron que, sí quería algo tenía que trabajar duro para obtenerlo. Pero bueno, es claro que hoy por hoy aplica el “Nosotros los pobres, ustedes los ricos”.
Qué necesitamos para no polarizarnos más, unirnos como sociedad, estamos aprendiendo algo que nos hacia falta reflexionar, me refiero a depender de los gobiernos, los gobiernos paternalistas, aquellos en donde se estiraba la mano y venía el apoyo a cambio de la permanencia en el poder, ahora, no hay apoyos para la clase media, pocos para la clase más vulnerable y nulos para las empresas; esto, a qué nos orilla, pues a buscar por nuestra cuenta la manera de resolver las vicisitudes que enfrentamos, y eso estimado lector dentro de todo no está mal, al contrario, creo que es el empujón que necesitábamos como sociedad para dejar de depender de un gobierno, del color que sea.
En aquel México de mis amores, si bien las cosas no fluían al 100% pero fluían, es un hecho que nunca hemos sido una nación próspera, de primer mundo y mucha de la culpa de no poder llegar a ese nivel de crecimiento económico no es nuestra, es de los vecinos del norte, bien lo dijo don Porfirio “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. La percepción de nosotros mismos no estaba polarizada, existían diferencias claro que si, siempre hemos dicho no es bueno hablar con un Mexicano sobre religión, política y futbol; nos tolerábamos, pero ahora, debo admitir estimado lector que he perdido amistades por culpa del presidente actual, algo nunca antes visto.
México de mis amores fue un documental que se realizó en 1979 con el fin de conmemorar los ochenta años del cine mexicano, ojalá tenga oportunidad de verlo estimado lector, podrá observar fragmentos de películas clásicas y entrevistas con los actores y todo el gremio que hizo posible la realización de aquellos filmes.
Pero este México de mis amores, parece que cambia de rumbo en todos los sectores, no sólo en la vida sociopolítica, hace poco Héctor Talavera un camarada de mucho tiempo me compartía un caso que, definitivamente sí contextualizamos al momento tiene mucho que ver con el todo que nos pasa; le cuento. El buen amigo Tex, así conocido por la banda del bajo mundo me hizo ver las maniobras truculentas que se dan en el deporte nacional, léase directamente el futbol soccer, a propósito del cambio de sede de un equipo de tradición, me refiero al Monarcas Morelia que de pronto deja Michoacán y se muda a una plaza beisbolera por excelencia como el puerto de Mazatlán en Sinaloa, casa de los mismísimos Venados de Mazatlán quienes por cierto el próximo año esperan la Serie del Caribe (si la pandemia lo permite…) este evento es el torneo internacional de mayor importancia solo por detrás del Clásico Mundial de Béisbol que se celebra cada cuatro años, además que los Venados son el último equipo mexicano en conquistar la Serie en 2016, bueno pues dentro de ese contexto el otrora Atlético Morelia aquel que el 25 de julio de 1981 ascendió a la primera división de nuestro futbol para nunca descender y que el 13 de diciembre del año dos mil se coronó como campeón de liga ahora se muda a Mazatlán. Héctor el buen Tex me explicaba que ahora el equipo le pertenece a Ricardo Salinas quien, según este amigo siempre ha visto al equipo como un negocio dejando a un lado el aspecto deportivo y sobre todo el sentir de la afición. “Siempre se ha desentendido del equipo, dejándolo en la miseria y sin inversiones, desde que me acuerdo lo ha querido vender, no está permitido que los gobiernos apoyen a los equipos de futbol de primera división, sin embargo, todas las administraciones lo han apoyado”, sólo que este año saltó el gobernador de Sinaloa y le ofreció 100 millones y casa nueva, un inmueble con un valor de 700 millones de pesos. “Mazatlán no es una plaza futbolera, solo se lo lleva por intereses económicos”.
Qué historia estimado lector, sobre todo cuando en este preciso momento nosotros como sociedad necesitamos sentido de pertenencia, mire, para los aficionados del Morelia, no se cuántos sean, desconozco el dato, pero para ellos debe ser un golpe duro, el amor por la camiseta, el entretenimiento que esto representa, la pasión por el equipo, claro que mueve sentimientos y entonces el malo de la película es el dueño del club; por qué tendría que ser el malo sí es el propietario legítimo y puede hacer lo que quiera con su equipo, si pero… la afición siempre se siente dueña de los equipos, y las traiciones se pagan caras.
Ubique este hecho en la vida real, en la vida política, a la cotidianeidad, el dueño mueve las piezas y obvio siempre procura ganar; en un gobierno, el rango más alto mueve las piezas y siempre procura ganar, aunque sus gobernados no seamos sus aficionados y lo que diga el pueblo o la afición no le interese, aquí el dueño, el rico, el gobernante son los que tienen la razón y siempre van a ganar con y a pesar del pueblo.
[email protected] | @ericazocar