Con motivo del Día Internacional del Trabajo Sexual, LJA.MX preparó una serie con trabajadoras sexuales con el propósito de hacer visible la falta de reconocimientos a sus derechos laborales y humanos por parte del Estado, que muchas de las veces las empuja a la clandestinidad, a laborar en condiciones insalubres y peligrosas, junto con la criminalización a su persona al asociar el trabajo sexual como una actividad delictiva. Erradicar estos estigmas y otorgarles garantías individuales, les daría oportunidades de vida, las libraría del proxenetismo y la trata de personas, las alejaría de la violencia que padecen de forma sistemática en lo institucional y en las calles.
El siguiente testimonio fue recogido durante los Talleres Literarios del Centro de Estudios Tecnológicos en Aguas Continentales No. 05, impartidos en el Cereso Femenil de Aguascalientes en el ciclo escolar 2016-2017. Sonia, nombre ficticio, relató innumerables veces su historia con la esperanza de que alguien le creyera y la ayudara en su proceso penal. Lo cuento yo porque ella no puede.
Tania Magallanes Díaz
Sonia
Mi pelo ya está un poco largo pero es lo que más extraño, lo traía así hasta la cintura. Aquí siempre lo tengo que traer recogido y ya me lo han cortado dos veces.
A mí sí me gustaba andar de cabrona, con perdón suyo pero yo sí decía bueno, si me gusta darlas gratis, pos de una vez mejor cobro. También me gustaba mucho un vestido que tenía, así como tornasol verde con morado, me quedaba bien cortito y con unos tacones rosas de plataforma, ¡nombre! me veía súper bien, la mera verdad, lista para irme de fiesta, pasaban por mí unos amigos y luego ya toda la noche nos íbamos de fiesta hasta que me contactaba un cliente. A mí nunca nadie me regentó, faltaba más, si por eso no duraba en los trabajos, a mí no me gusta que den órdenes, yo me bastaba solita para moverme. En esos tiempos todavía no tenía a mis niñas y pues la verdad me la pachanguié bien chido.
Al principio sí le entraba a todo, mota, coca, pisto, lo que sí me daba mucho miedo era el foco, pero más por vanidad, la cara se te hace bien fea y yo tenía todo mi cutis lisito lisito, y véame ahorita, toda llena de granitos y manchas, es por la comida de aquí, aparte de que pos ya no me pongo mis cremas, pero la verdad es que mi piel sí estaba bien suavecita, así morena. Si yo nunca fui gorda, ahorita solo poquito porque aquí luego me la paso sentada mucho rato en el taller y no hago tanto ejercicio, es que si me voy a las clases de física luego no avanzo en mi trabajo.
De principio sí fue un pleitazo con mi mamá cuando se enteró que andaba de puta, pero como vio que ya no faltaba nada en la casa y que a ella y a mi hermana también las traía bien bonitas y con lonche para la escuela de ella, pues se resignó. Aparte sí veía que me iba contenta a la fiesta, que no le sufría ni me quejaba ni nada, al contrario. Lo único que me dijo una vez es que no faltara a dormir porque luego le daba mucha preocupación y se le figuraba que yo no regresaba. Luego ya después tuve a las niñas y pos sí me aplaqué un rato, ya no fumaba ni me metía nada, y dejé de tomar tantito, nomás tantito, hasta que le dejé de dar pecho a la segunda, pero la verdad a mí ya me andaba por salir, tanto encierro en la casa y tanta fiesta afuera, ya quería irme de nuevo a la calle y encontrarme con un morenote así grandote, bien chiludo; nombre, sí yo sí sabía escoger a los clientes, no que las compañeras cada garra que aceptaban, yo sí les decía, no mames ni que estuvieras tan necesitada, pendeja, ve nada más ese güey. Solo una vez un pendejo se puso agresivo y me quiso pegar pero así le fue, le rompí la caguama en la cabeza y me fui con mi dinero, pues si ya me la había metido, no me iba a ir así sin nada.
Todo valió madre cuando una de mis primas me encontró para decirme que mi mamá andaba como loca buscando a mi hermana, yo no sabía porque pos tenía dos días en la peda, así que me dejé ir para la casa para ver qué, me cambié en chinga, le llamé a unos amigos y nada que la encontramos, así que mejor me fui a denunciar que no aparecía. Ella, 14 años, delgada, morena, bonita, se parece a mí, de labios gruesos y el pelo así como yo lo traía, bien largo hasta la cintura, y pues pasó una semana y nada que la hallaban, hasta que otro amigo fue y me contó que la tenía el Manotas, un padrote de allá de por Villas, que la andaba vendiendo el muy culero hijo de la chingada, pero nadie quería ir conmigo porque le tenían un miedo a ese güey, y pues en chinga me tuve que ir buscar a una patrulla para que me ayudara a ir por ella. Primero me llevó a la Procuraduría para que le dieran permiso y ya de ahí nos fuimos con otra patrulla a donde me dijeron que la tenían. Y ahí estaba. La habían violado quién sabe cuantas veces y ese cabrón del Manotas cobrando por eso. No pos me puse bien perra y que me le dejé ir encima para arañarlo la pendeja de yo con mis uñas postizas, pues qué le iba a hacer, nada, si estaba bien gordo y grandote el asqueroso, y ya mejor lo agarró el policía y lo detuvo. A mi hermana la metieron con una doctora primero y yo de ahí de la Procuraduría le hablé a mi mamá para decirle que ya la había encontrado y que nos íbamos a quedar a la declaración. Empecé yo. Todo iba muy bien, que dónde vivíamos, que cómo me llamaba, que cuántos años tenía, que cómo me enteré de dónde estaba, todo muy bien hasta que me preguntan que a qué me dedico: soy prostituta. No pos bien rápido que le cambia la cara a la que me estaba tomando la declaración cuando me dice, espéreme tantito, y se salió un chorro de rato del cuartito. Cuando regresó ya traía otra cara y hasta otro tono de voz y otras preguntas, qué si yo conocía al Manotas, sí, se junta con los de los Valles; que sí yo tenía negocios con el Manotas, no, a veces me lo encontraba en el bar al que iba pero no le hablaba porque me daba asco, así bien feo y pendejón, aparte se veía malo, así de esa gente culera, no le hablé nunca; que en cuánto le había vendido a mi hermana al Manotas.
Por eso estoy aquí, porque dicen que yo le vendí a mi hermana pero eso no es cierto, si yo fui y los llevé a donde la tenían esos culeros, si yo fui a poner la denuncia.
Mire, lloro porque me da mucho coraje todavía, pobrecita de mi hermana, no se vale, no se vale porque al cabrón del Manotas lo dejaron salir casi luego luego quién sabe por qué chingados y yo estoy aquí encerrada, sin poder estar con mi mamá, con mis hijas, porque se tuvieron que ir de Aguas.
Haga de cuenta que en cuanto salió este pendejo, fue a casa de mi mamá a amenazarlas a las dos con que si mi hermana seguía diciendo que él se la llevó y lo que pasó, las iba a matar y se iba a llevar a mis niñas, le hizo un desmadre en la sala, rompió cosas, la tele, la licuadora, aventó las macetas, y ni un pinche vecino fue para ayudarlas ni para hablarle mínimo a la policía, nada; y yo aquí sin poder hacer nada, casi arrancándome el pelo desde que recién llegué, en aislamiento, sin saber cómo estaban, porque yo ya presentía que algo les podía hacer este cabrón. Y sí, mejor se fueron para el norte, en cuanto pudo mi mamá se las llevó a las tres.
Yo ahora les mandó poquito dinero de lo que sale del taller de manualidades, nos van a dar un curso de fondant y quiero ver a ver si me inscribo para ganar otro poquito y mandarles más… quién sabe cuánto tiempo esté aquí, me acusaron de trata de personas, y pues mientras pasa el juicio ya llevo año y medio…
Me porto bien, me inscribí a la prepa, cumplo con todas mis tareas y saco 10 en casi todo, por eso me dieron permiso para tener este labial rojo que traigo ahorita, mire cómo se me ve, bien bonito. Nomás me hace falta que me crezca el pelo de nuevo hasta la cintura, lo extraño así de largo.