Los juniors que vendieron mascarillas con hoyos a La Raza - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • Los Wiechers, los Aspe, los Servitje y los Chico Pardo distribuían mármol y, cuando llegó el Covid, improvisaron venta masiva de cubrebocas de mala calidad a hospitales del IMSS. Personal médico denuncia alza en contagios y defunciones

 

EMEEQUIS/ Alejandra Crail

 

A Manuel le dieron un par de mascarillas KN95 para que se protegiera del Covid-19. “Las ponías a contraluz y se transparentaban, no se notaban las tres capas protectoras que deben de tener”. El camillero del Centro Médico Nacional La Raza ha peleado cara a cara, desde principios de marzo, contra el virus que ha cegado la vida de casi 12 mil mexicanos.

“A varios se les rompían. No nos advirtieron y así fue que los compañeros empezaron a enfermar”, cuenta en entrevista vía WhatsApp el trabajador de la salud que lleva más de cinco años en este emblemático hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En aquel momento, Manuel no tenía conocimiento de que una empresa integrada por hijos, nietos y sobrinos de prominentes empresarios había vendido millones de piezas de mala calidad al IMSS. Mucho menos sabía que juniors de las familias Wiechers, Aspe, Servitje y Chico Pardo desconocían por completo el mercado de la salud. Su expertise había sido el comercio de mármol, pero la pandemia les hizo improvisar ventas al mayoreo en un sector en el que no habían incursionado.

For civil use, non for medical use” (“Para uso civil, no para uso médico”), se puede leer en las cajas blancas con tonos verde menta que contienen las mascarillas protectoras que se han repartido en La Raza entre abril y mayo.

“Las mascarillas que pusieron en el Equipo de Protección Personal tenían esa leyenda. Nos indignamos mucho, ¿cómo es posible que ese fuera el material con el que debíamos trabajar?”, recuerda Lucía, médico especialista asignada al área Covid-19.

 


Made in China

El personal médico consultado por EMEEQUIS no olvida que las piezas deficientes traían la leyenda “Para uso civil, no para uso médico”. También recuerdan que, junto a ésta, había otra que señalaba que este material provenía de China y que había sido traído a México por una empresa dedicada a la venta de mármol: Mármoles Arca, S.A.P.I de C.V. 

Esta es la historia de cómo, en medio de una emergencia sanitaria, una empresa que se dedica a la construcción cambia de giro repentinamente para comenzar a vender equipo de protección sanitaria, con bajos estándares de calidad, que han ido a parar a manos de médicos y enfermeras asignados a pelear contra el Covid-19 en México. 

Esta empresa fue creada por un par de jóvenes emprendedores en 2001, Gerardo José Cortina Wiechers y Jorge Ibargüengoitia Villanueva, y tras casi dos décadas de trabajo, se han colocado en el mercado nacional e internacional con ayuda de viejos amigos y nuevos socios, entre ellos los hermanos Andrés y Juan Carlos Gavito Aspe, sobrinos del poderoso secretario de Hacienda en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Pedro Aspe Armella, así como la de los miembros más jóvenes de la familia Chico Pardo, cuyo padre es el presidente de Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR). También tienen acciones en Mármoles Arca integrantes de la estirpe de los Servitje, dueños de Bimbo, una de las panificadoras más grandes del planeta.

 

Del mármol a los cubrebocas

Luego de que en México se estableciera la Jornada Nacional de Sana Distancia, el 23 de marzo, Mármoles Arca envió a la mayoría de sus trabajadores a laborar desde casa. Sin embargo, pese al distanciamiento, se corrió el rumor entre los empleados de que la empresa estaba diversificando actividades con la intención de tener recursos extra y, así, enfrentar los efectos de una crisis económica interna. 

El plan emergente era vender productos de protección personal para enfrentar la pandemia del coronavirus, entre ellos: goggles, batas desechables, trajes de protección tipo overol y, sobre todo, cubrebocas KN95, un símil creado en China de las mascarillas de protección N95 aprobadas internacionalmente.

Para el 7 de abril, Mármoles Arca recibía la primera cotización de productos de parte de una empresa China, a un costo unitario de 3.5 dólares por 500 unidades (unos 76 pesos). Sin embargo, la empresa apostó por pedir millones de mascarillas, lo cual bajó el costo considerablemente para así poder ofertar al público mexicano cada pieza a 60 pesos más IVA.

De acuerdo con la ficha promocional que Grupo Arca ha difundido entre probables clientes, y de la cual EMEEQUIS tiene copia, el producto principal son “mascarillas antibacteriales KN95” que provienen de la fábrica Fujian Meide Medical Device Manufacturing Co., Ltd, en China.

La fábrica no forma parte del listado de empresas chinas que la Food & Drug Administration (FDA, Administración de alimentos y drogas en Estados Unidos) ha avalado como productores de mascarillas de protección, con los estándares de calidad internacional necesarios para garantizar la seguridad de quienes la portan.

 

De China a hospitales Covid-19

El IMSS de Zoé Robledo fue de las primeras instituciones públicas en adquirir las mascarillas. Fuentes internas apuntan a que el Instituto compró más de 2 millones de mascarillas KN95 importadas por Mármoles Arca. 

Las mascarillas llegaron así al Hospital La Raza, donde personal médico comprobó, en experiencia propia, la mala calidad de los cubrebocas KN95.

“De cada 10 mascarillas, cinco se rompían al tirón. La triple capa no venía pareja, es decir, había pedazos de mascarilla que tenía literalmente hoyos”, cuenta un miembro del grupo de médicos que se encarga de repartir el Equipo de Protección Personal entre los compañeros. Al final optaron por retirarlos, meterlos en una bolsa y colocarles el letrero: “Material en mal estado”. 

También llegaron al Hospital General Regional No. 36 de la Oficina de Representación en Veracruz Sur del IMSS donde, según una Tarjeta Informativa del 12 de mayo, una enfermera intensivista, asignada al área Covid-19, portaba una de estas mascarillas y que, mientras revisaba a los pacientes, ésta se rompió. Ella hacía la guardia nocturna del 7 de mayo.

“De manera inmediata, la trabajadora fue retirada del área, y recibió atención inmediata en el Servicio de Promoción de la Salud de los Trabajadores IMSS, donde se elaboran los documentos de riesgo laboral; posteriormente, se le dictó aislamiento estricto en su domicilio por cinco días”, se lee en el comunicado. 

Asimismo, indica que se notificó el “defecto de calidad” para los respiradores KN95 y “se retiraron la totalidad de las asignadas al servicio. Fueron concentrándolas en el almacén”. En la misma tarjeta se señala que en el IMSS Veracruz Sur, hasta esa fecha, habían perdido la vida cuatro trabajadores de seguridad social, uno de ellos adscrito al área Covid.

Antes, el 10 de mayo, la reportera veracruzana Claudia Guerrero había dado a conocer la entrega de mascarillas para uso civil y no médico a personal del IMSS en la región Veracruz Sur, con fotografías que muestran la mala calidad de los productos que se entregaron al personal.

 

“Lo importante está en el interior”

Tenía 15 años cuando Gerardo Cortina Wiechers comenzó a soñar, por primera vez, con tener una empresa marmolera. No era casualidad. 

Gerardo viene de una familia de arquitectos. Las obras de su abuelo, José Adolfo Wiechers, son visibles en la Zona Metropolitana del Valle de México: construyó la famosa Torre del Caballito –que alberga el edificio del SAT–, ubicada justo frente al caballo amarillo de Manuel Tolsá que yace sobre Paseo de la Reforma. También es artífice y/o coautor de Plaza Satélite y Plaza Universidad, así como del hotel Presidente Chapultepec, entre otros edificios icónicos.

Así, Gerardo se aventuró al mundo del mármol junto con su amigo Jorge Salvador Ibargüengoitia y, para 2007, la empresa Mincor, S.A. de C.V, que era de sus padres Marta Matilde Wiechers y Gerardo Cortina Lelo de Larrea, se transformó en Mármoles Arca, S.A. de C.V. En las actas del Registro Público de Comercio (RPC) aparece como director de la sociedad.

“Fue un gran reto entrar a un mercado del cual no conocíamos absolutamente nada… además, cuando llegábamos a las ferias, los proveedores veían a niños de 15-16 años tratando de comprarles, obviamente no nos creían”, contó Cortina a la revista Líderes Mexicanos en 2016.

El legado de su abuelo y el apoyo de su tío José Adolfo Wiechers, también arquitecto, le valió que arquitectos de renombre apoyaran su proyecto, entre ellos: Francisco Serrano, Teodoro González de Léon, Javier Sordo Madaleno, Juan Sánchez-Aedo, Pablo Serrano.

En la entrevista titulada “Lo importante está en el interior”, Gerardo comenta que las finanzas iban viento en popa, pero faltaba organización, por lo que Nexxus Capital, un fondo de inversión que a través de certificados bursátiles otorga créditos a empresas medianas para impulsar su desarrollo, entró en acción para impulsar el emprendimiento.

En Nexxus Capital trabajaba entonces como director Juan Carlos Gavito Aspe, sobrino del exsecretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, el economista que creó la empresa Protego Asesores –una compañía en la que inició su carrera Luis Videgaray, el secretario de Hacienda de Enrique Peña Nieto, y que lleva como nombre actual Evercore Partners–, empresa relacionada al incremento de deuda pública en diversos estados del país, entre ellos Puebla.

Para 2018, la empresa de mármoles mudó a una Sociedad Anónima Promotora de Inversión de Capital Variable, para así fomentar su crecimiento, facilitar el aumento de capital y la entrada y salida de socios. 

De acuerdo con la información del RPC, los nuevos socios son tres empresas y tiene al menos ocho miembros propietarios del Consejo de Administración y siete integrantes suplentes.

 

Los rostros detrás de los propietarios 

Una de las empresas propietarias es Glisco Partners IV, dedicada a los fondos de inversión y que fue dada de alta en Barbados el 31 de mayo de 2016, como una empresa offshore

Está constituida por miembros directivos de Evercore México, como Alfredo Castellanos Heuer, Carlos Schwartzman y Ricardo José Enríquez Frola, de acuerdo con los documentos disponibles en la base de datos de los Paradise Papers, los documentos relativos a inversiones de empresas en paraísos fiscales. 

Entre los miembros del equipo de Glisco Partners, de acuerdo con la página de internet, aparecen además de los directivos registrados en el país caribeño, Andrés Gavito Aspe y Jacinta Carral Gómez, extrabajadores de Evercore.

Andrés es también hermano menor de Juan Carlos Gavito, ambos sobrinos de Aspe Armella, hijos de la hermana del exsecretario de Hacienda, Carlota, que está casada con Juan Jesús Gavito Mohar. 

Tanto los hermanos Gavito Aspe como Jacinta Carral son actuales miembros del Órgano Colegiado de Mármoles Arca. 

La otra empresa que aparece como accionista es Airos Capital SPV, otro “fondo de inversión especializado en inversión tanto públicas como privadas”, creado en 2015 por Juan Carlos Gavito Aspe, según presume el empresario en su biografía.

Y, por último, UADBN, S.A. de C.V., una empresa constituida en abril de 2018 por los hermanos Andrés, Pablo y Felipe Chico Hernández y su primo Santiago Chico Servitje. 

Los tres primeros son hijos de Fernando Chico Pardo, Presidente del Consejo de Administración y socio mayoritario del Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR); mientras que Santiago Chico Servitje es hijo del matrimonio de Yolanda Servitje –cuyo padre, Roberto Servitje, fue miembro fundador de Grupo Bimbo– con Jaime Chico Pardo, miembro del Consejo de Administración de Grupo Bimbo y presidente de Grupo Enesa, una de las empresas que pasó lista en Palacio Nacional para la presentación del Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado. Tanto Fernando como Jaime Chico Pardo son cercanos al empresario Carlos Slim. 

Felipe Chico Hernández aparece también como miembro propietario de Mármoles Arca, en tanto que Santiago Chico Servitje es miembro suplente del Consejo de Administración.

Otros de los miembros propietarios, según el acta constitutiva, son Castellanos Heuer, Ibargüengoitia Villanueva, Eduardo Gómez Senderos, Felipe Chico Hernández, José Luis Diego Fernández, mientras que Gerardo Cortina aparece como presidente propietario. 

 

“Ante la crisis, decidimos poner nuestra experiencia”

Mármoles Arca, que comanda Gerardo Cortina Wiechers, respondió a esta revista digital que “ante la crisis por la epidemia del Covid-19, como muchas empresas en el mundo, decidimos poner nuestra experiencia y capacidad logística al servicio de México para poner a disposición del sector de salud los insumos tan necesitados en este contexto”. 

La empresa, de acuerdo a la información disponible en su acta constitutiva, tiene como objeto importar, exportar, vender, manufacturar y realizar cualquier otra actividad de consultoría y construcción relacionada con el mármol, granito, cuarcita, maderas, porcelanatos. 

También estableció que puede comercializar cualquier producto relacionado con el objeto de la sociedad, hacer operaciones de crédito y participar en el mercado de bienes raíces. No especifica la posibilidad de importar y comercializar equipos médicos de protección personal como los que se están distribuyendo en los centros hospitalarios del IMSS. 

La empresa dijo, además, que “la afectación a la industria hotelera generó que varios de nuestros clientes detuvieran sus operaciones, por lo que, decidimos redirigir nuestra capacidad y experiencia a facilitar que el sistema de salud de nuestro país contara con esos insumos esenciales con oportunidad”. 

Asimismo, aseguró que todos los productos cumplen con los estándares de “resistencia a la penetración y flujo de aire”, que cuentan con la certificación de Centro de Certificación de Calidad de China (CQC) y la certificación del producto por parte del International Certification Registrar (ICR).

La FDA de Estados Unidos alertó el siete de mayo pasado, en una carta abierta a los proveedores de atención médica, que “ciertos respiradores con careta filtrante de China pueden no proporcionar protección respiratoria adecuada”. 

En su informe, la institución encargada de proteger la salud pública mediante la regulación de productos médicos y alimentación, dijo haber detectado que varios respiradores “no pudieron demostrar una eficiencia mínima de filtración de partículas del 95 por ciento en las pruebas realizadas en NIOSH”. 

“La empresa se seleccionó por la capacidad de producción, test de laboratorio y porque contamos con la norma china GB2626-2006”, detalló Mármoles Arca. 

El test fue realizado por el Instituto de inspección e investigación de productos industriales ligeros de Zhejiang, que ha apoyado en el análisis de calidad y producción requeridas para la fabricación de “mascarillas de uso civil”, con la finalidad de aliviar la demanda de mascarillas entre la población, según reportó un medio local en China.

 

“En las muertes influyó la mala calidad del material”

Es 3 de febrero de 2020 y el coronavirus aún no llega a México. El Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ha encabezado una reunión con miembros del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), el Instituto de Biología de la UNAM, la Sociedad Mexicana de Virología y la ViroRed para poder actuar a tiempo en cuanto se presenten casos positivos de la nueva enfermedad que estaba poniendo a temblar al mundo. Ahí se designaron los cinco centros hospitalarios que atenderían a los pacientes, entre ellos el Centro Médico La Raza del IMSS.

El personal del hospital ubicado en Azcapotzalco, en la Ciudad de México, se sentía comprometido con la causa que aún se veía lejana, pero ya tenían las primeras dudas de cómo desde el IMSS se les iba a cuidar. En menos de un mes, apareció el primer caso positivo entre la ciudadanía y así, con el paso de los días, aquel centro de salud fue recibiendo uno a uno a los contagiados, hasta casi llegar al límite de su capacidad. 

De acuerdo con el reporte de capacidad hospitalaria de la ZMVM, en el 71.4% de los días la capacidad ha sido crítica o media, considerando al Hospital de Infectología, al Hospital de Especialidades y al Hospital General 01. 

Para el 30 de marzo, el IMSS daba a conocer el fallecimiento del enfermero “RGE”, días más tarde se supo que la subdirectora de Infectología del Centro también murió por Covid-19. 

“Los contagios y las muertes son un riesgo en esta profesión y lo sabemos, pero aquí sí influyó mucho la deficiencia del material que es de baja calidad. Cuando todo comenzó no nos daban nada de protección y, cuando nos la dieron, nos dieron la peor”, dice Jorge, uno de los enfermeros del hospital, vía Whatsapp.

El lunes 27 de abril, cuando en México sumaban ya 14 mil 677 casos confirmados y mil 351 muertes, con el epicentro de la pandemia en la CDMX y el Estado de México, personal médico del Hospital La Raza protestó en la Calzada Vallejo para demandar insumos médicos adecuados para continuar con su labor. 

Las manifestaciones se extendieron hasta mayo, la demanda fue la misma: material de buena calidad. En las fotografías publicadas en diversos medios, médicos, enfermeras y camilleros muestran ante las cámaras las mascarillas KN95 que, denuncian, no les protegen. Éstas son iguales a las que promociona Mármoles Arca en su dossier de venta.

Médicos y enfermeras aseguraron que, a esas alturas, al menos 45 de sus compañeros ya se habían contagiado, según informó Notimex.

A nivel nacional, el IMSS encabeza la lista de casos confirmados de Covid-19 entre personal de salud, con 9 mil 470, mientras que ha reportado 96 defunciones, informó la SSA el 2 de junio.

 

¿Cuántos cubrebocas regresó el IMSS?

Empleados de Mármoles Arca –que solicitaron el anonimato por temor a represalias– aseguran que el IMSS regresó al menos un millón de mascarillas por considerarlas en mal estado. Sin embargo, la empresa dijo a EMEEQUIS que “no hubo devolución de material por parte del IMSS. Se sustituyó una mínima parte del pedido, sin que fuera una cantidad relevante, en menos de 24 horas”.

Mientras tanto, apuntan los trabajadores, los directivos de la empresa de mármoles siguen pidiendo que el material se venda a “compradores directos”, no a intermediarios. Los clientes potenciales: hospitales públicos y privados, farmacias, industria de la construcción –quienes están considerados actividad prioritaria en el regreso a la nueva normalidad–. También buscan clientes entre aerolíneas, hoteles, bancos y otros negocios que brinden servicios.

Un documento interno del IMSS, publicado por el reportero Jonathan Nácar, detalla que hay otro fabricante de las mascarillas que importó Mármoles Arca, la empresa Suzhou Huili Lingerie Fashion CO. LTD, que se dedica a la fabricación de lencería. Esta empresa tampoco aparece en el listado de proveedores avalados por la FDA.

Esta revista digital solicitó la versión de la Delegación IMSS Veracruz Sur, así como de la sede federal del Instituto que comanda Zoé Robledo, sin que hasta el momento se haya brindado respuesta.

 

6 millones de mascarillas esperando 

–¿Qué les dijeron cuando les entregaron las mascarillas? –se le pregunta a Manuel, el camillero que denuncia la deficiente calidad del producto.

–Nada. Nos las comenzaron a dar hace casi dos meses, esto comenzó en el área de infectología de La Raza –responde. 

–¿Cuándo fue la última vez que se las dieron?

–Todavía nos las dieron hace una semana (entre el 18 y el 22 de mayo). Ahora nos están dando unas que son para soldar, de uso industrial. 

Personal médico dijo a esta revista digital que la entrega de las mascarillas se realiza en el auditorio y que hay un encargado de cada área que solicita el material directamente ahí, donde hay trabajadores asignados a preparar los kits de seguridad. Ahí llegan las compras y los donativos, muchos de estos provenientes de China y caducados, comentan. 

“La verdad es que lo único que nos queda es comprar nuestro propio material para asegurarnos de que es el correcto y pues, obvio hay de todo: a quien le alcanza y logra conseguir protección real y los que se aguantan y se meten a atender con lo que les dan”, dice Lucía.

Mientras tanto, al cierre de mayo, Mármoles Arca aún reportaba seis millones de mascarillas disponibles para venta que, en caso de concretarse, deberán ser facturadas con la leyenda “el cliente acepta expresamente que no hay ningún tipo de devolución y/o deductiva sobre mercancía entregada”.

 

@alecrail


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