El desgobierno y la Cuarta Transformación/ Bravuconadas  - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Estamos a una semana de que el gobierno encabezado por el presidente López cumpla diecisiete meses calendario de haber asumido la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, casi una cuarta parte de lo que será su sexenio, que dio inicio, allá, en aquel lejano 1 de diciembre de 2018. Tres meses antes, sus fuerzas legislativas tomaban el control del Poder Legislativo, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, las mayorías cuatrotransformadoras eran las indiscutibles mayorías, y servirían para que, con las reglas y normas democráticas y legales, le fueran pavimentando el camino al Ejecutivo en sus afanes de cambio y transformador. Los mexicanos, todos, debíamos estar preparados para ese salto hacia adelante, hacia un México nuevo, sin corrupción, con el regreso a la tan anhelada paz en cada rincón del país, con servicios de salud y educativos de otra calidad, con el regreso de las fuerzas armadas a sus cuarteles y cumpliendo cabalmente sus funciones históricas y constitucionales plenamente. Asimismo, deberíamos estar listos para asumir una nueva relación de cooperación, respeto y amistad con nuestros socios y vecinos del norte y del sur.

“Sí el presidente no es corrupto, los subordinados tampoco lo serán; la escalera se barre de arriba para abajo, y con la erradicación de la corrupción, recuperaremos 500 mil millones de pesos, que serán utilizados para hacer escuelas, hospitales, carreteras, becas, etcétera”, prometió el candidato López y luego el presidente electo a los cuatro vientos. “Crecerá el Producto Interno Bruto en promedio en el sexenio un 4%”, dijo. Para lograrlo, mandó mensajes de inicio de su administración, “austeridad republicana”, ningún servidor público en el país debe ganar más que el Presidente de la República. “Por el bien de todos, primero los pobres”. Ya no habría más viajes “suntuosos” para ningún funcionario federal, ni al extranjero, ni a lo interno, así que a vender el avión presidencial “José María Morelos”. Hasta aquí, el sector empresarial mexicano y extranjero radicado en el país, veía con buenos ojos las intenciones del nuevo gobierno, así que no tuvieron problemas en acompañarlo dócilmente en este arranque de sexenio. En el radar de López, también había que abatir la enorme burocracia, excesiva y onerosa, y canalizar los recursos liberados a los programas sociales para los jóvenes, las becas, los adultos mayores, la población vulnerable. Nada de intermediarios, el gobierno federal entregaría los apoyos directamente a los beneficiarios. Se reestructuraron decenas de los organismos autónomos, de energía, de derechos humanos, de telecomunicaciones, de hidrocarburos, de… y sobre todo, se incorporaron burócratas leales al presidente, tal vez sin los perfiles adecuados o competentes, pero leales a él. Así el arranque de la 4T.

El bono democrático que la ciudadanía le entregó al presidente López era enorme, 30.1 millones de votos, era una barbaridad en el mercado político no sólo nacional ¡mundial! Pero, algo pasó, la enorme fuerza y legitimidad del jefe de la 4T, lejos de aprovechar el enorme respaldo popular a su gobierno e impulsar un poderoso acuerdo nacional para la transformación nacional, y, usando las propias palabras de López, convencer a los mexicanos que no votaron por él, e involucrarlos en sus proyectos de cambio, los señaló como la oposición moralmente derrotada, el sector de los mexicanos conservadores, fifís, neoliberales. Entre ellos, había medios de comunicación, Reforma, El Universal, Excelsior, columnistas, académicos, intelectuales; también empresarios, coludidos con la “desplazada” mafia en el poder, corruptos por definición, y, en resumen, todos aquellos mexicanos que no lo habían votado aquel 1 de julio de 2018, ¿qué, 26, 28 millones de ciudadanos?

Teniendo como plataforma de gobierno las conferencias de prensa mañanera, el presidente López, se dedicó a proponer la agenda nacional, pero, lejos de impulsar positivamente los proyectos de su gobierno, a partir de una política pública de Estado, una parte importante de sus conferencias, la dedicó a denostar y atacar a la oposición, que no necesariamente estaba organizada en torno a los partidos políticos derrotados, sino a toda la oposición, así fuera meramente social o ciudadana. No dejaba de calificarla de frustrada y resentida. La alejó de sí.

Pero entre todo esto, su administración avanzaba en el tiempo. Desmanteló el sistema educativo recién reformado; desarticuló el sistema de salud nacional, parte a parte, desde lo operativo, hasta lo normativo y financiero. El argumento, en todos los casos, era su combate a la corrupción. Ya no hablemos de la cancelación del Nuevo Aeropuerto de Texcoco, y la sustitución con el de Santa Lucía, o el impulso a la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya o el corredor Transítsmico, o PEMEX. Todos representando un enorme costo para las finanzas del país y con una perspectiva nada halagüeña para el bien nacional. Todo esto costó al país en el 2019, caer en el crecimiento económico hasta un -0.1% después de una década de crecimientos modestos del 2 o 3%, amén de la raquítica creación de 350 mil empleos, del millón mínimo necesario, y algo grave, con un año increíblemente violento, a pesar de la creación de la esperada Guardia Nacional. 

Así empezamos el 2020, con un país dividido desde el poder, estancado económicamente, violento y sin una estrategia clara para combatir esa violencia, ni por el control de los cárteles, ni por la violencia contra las mujeres (salvo que el desmañanarse todos los días a las 6 am cuente como una estrategia válida). Asimismo, el sistema de salud público nacional colapsado, con un INSABI, del que hoy, nadie se acuerda, por cierto. Con problemas de abastecimiento de medicamentos contra el cáncer de niños o de mujeres, sin materiales o equipos médicos, etcétera.

Sin embargo, el presidente López insiste en gobernar a través de conferencias de prensa, aunque hoy ya no propongan la agenda nacional, sino que las use para defenderse, para justificar su inacción y desatinos. La pandemia vino a ponerle la última estocada a su extravío. De ahí la crisis sanitaria y económica que acabará de marcar sus primeros 17 meses de Transformación nacional.

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