En esta semana que transcurre, el Papa Francisco ha exhortado a la comunidad católica, y a nivel mundial a todas las personas de Buena voluntad, a que se sumen a conmemorar el 5° aniversario de la Encíclica Laudato Si’, misma que fue firmada y entregada en el vaticano el 24 de mayo de 2015, en la Solemnidad de Pentecostés.
Laudato Si’ significa “Alabado seas” y son las primeras palabras del Cántico de las creaturas escrito por San Francisco de Asis (1182-1226). En éste el santo alaba a Dios por la creación y sus criaturas, bióticas y abióticas, es decir, incluye en él tanto a los animales y plantas, como la tierra y el agua, además los astros celestes. Todas y cada una de esas criaturas, reconocía románticamente San Francisco, están interrelacionadas y tienen una función importante en el entorno. Él veía a través de los ojos de la fe que “Todo está conectado” terrenal y espiritualmente.
La idea de que “Todo está conectado” (que resuena a “las aves conectan nuestro mundo” de nuestro artículo antepasado) es la frase emblema del 5° aniversario de la Encíclica Laudato Si’, misma que tiene como objetivo hacer que las personas tomemos conciencia de la gravedad de los problemas antropogénicos que hemos generado en nuestra casa común y proponer estrategias que contribuyan a su solución desde un enfoque multidisciplinario. En esta carta del Papa, escrita para la comunidad católica, se presentan argumentos teológicos, científicos, filosóficos y morales sobre la problemática ambiental. Los temas centrales tratados en ella son: la fragilidad de los más pobres y la situación del planeta ante este problema, la crítica al paradigma tecnológico y al modelo político y económico internacional, la necesidad de un debate honesto y sincero internacional, la crítica al paradigma del consumo vigente y aunado a éste la cultura del descarte.
Cada uno de estos temas son abordados de manera transversal a lo largo de los seis capítulos en que está dividida la encíclica y que son los siguientes:
- Lo que le está pasando a nuestra casa. En este capítulo se hace referencia a los graves problemas antropogénicos que hemos generado y que nos están afectando seriamente como son: la contaminación en todos sus niveles, el cambio climático, el abatimiento del agua potable, la pérdida de y extinción de la biodiversidad, el deterioro de la calidad de vida y la degradación social, la inequidad en la distribución y ganancia proveniente de la explotación de los recursos naturales. Estos problemas son resultado de la debilidad de las reacciones políticas ante ellos y de la diversidad de opiniones que se han encargado de negar o minimizar (negacionismo) las repercusiones y los daños al planeta en el corto y mediano plazo.
- El evangelio de la creación. En este capítulo se integra una visión teológica acerca de la luz que puede ofrecer la iglesia católica ante esta problemática y cómo se puede hacer frente a ellos haciendo uso del mensaje divino que se muestra a través de la sabiduría de los relatos bíblicos, mismos que ayudan a revelar el misterio del universo y cómo cada criatura es parte de la armonía de todo lo creado participando con su existencia a la conformación de una comunidad universal.
- Raíz humana de la crisis ecológica. En este capítulo se analiza el poder de la tecnología y cómo ésta nos ha conducido a una globalización regida bajo un paradigma tecnocrático, mismo que ha sido apoyado por un fuerte antropocentrismo que nos ha conducido a una crisis planetaria, ya que se ha puesto en la base de nuestras decisiones un relativismo práctico, esto es que “Cuando el ser humano se coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales, y todo lo demás se vuelve relativo.” Por otra parte está la innovación biológica, misma que haciendo uso de la investigación y su constante desarrollo ha jugado a ser un nuevo creador y no ha respetado la vida ni hace uso de principios éticos para guiarse: “Cuando la técnica desconoce los grandes principio éticos, termina considerando legítima cualquier práctica”… “La técnica separada de la ética difícilmente será capaz de autolimitar su poder”.
- Una ecología integral. En capítulo el Papa Francisco enfatiza el hecho de la ecología no debe ser considerada sólo como una disciplina científica que estudia las relaciones más básicas entre organismos, sino que ésta debe ser más integral en el sentido de que debe integrar las relaciones biológicas fundamentales con el ámbito social y cultural, así como su influencia en la vida cotidiana, que aunque no lo veamos, allí están esos microsistemas interactuando con y en nosotros de manera cotidiana. Estas interconexiones deben conservarse saludables por nuestro bien, pero además por el bien de las generaciones futuras, mismo que es denominado en la encíclica como Bien común: “La ecología integral es inseparable de la noción de bien común, un principio que cumple un rol central y unificador en la ética social”. “La noción de bien común incorpora también a las generaciones futuras”… “Ya no puede hablarse de desarrollo sostenible sin una solidaridad intergeneracional”.
- Algunas líneas de orientación y acción. En este capítulo la atención está dirigida hacia el diálogo sobre el medio ambiente en la política internacional, mismo que no puede dejar fuera su inicio en los ámbitos nacionales y locales mediante procesos democráticos, honestos, justos y transparentes. En éste no se deben dejar fuera las distintas visiones humanas (religiosas, culturales, etc.) así como el apoyo científico. “Si la política no es capaz de romper una lógica perversa, y también queda subsumida en discursos empobrecidos, seguiremos sin afrontar los grandes problemas de la humanidad”.
- Educación y espiritualidad ecológica. En el último capítulo se exhorta a que se genere otro estilo de vida basado en una educación que promueva una conversión hacia una visión más ecológica y holista del mundo basada en un amor cívico y político capaz de ver más allá de los horizontes fragmentarios y locales tradicionales. “La educación ambiental ha dejado de ser puramente científica y está dando el salto a una ética ecológica y con ello adquiriendo un sentido más profundo: sentido de solidaridad, responsabilidad y la compasión”.
Movimiento Ambiental de Aguascalientes se ha sumado a este llamado del Papa Francisco por procurar la justicia ambiental y enfrentar la Emergencia Climática; es por ello que ha organizado, en colaboración con el Centro Ignaciano Pedro Arrupe, JPIC Orden de los Hermanos Menores (OFM) y Animadores del Movimiento Católico Mundial por el Clima, una semana de conferencias, talleres y actividades virtuales y gratuitas. Invitamos a que consulten nuestra página www.movimientoambiental.org y participen en esta celebración, ya que es una responsabilidad compartida cuidar de nuestra casa común asumiendo que “estamos conectados con todo”.
Muy buen artículo. Sintetiza los mensajes esenciales y el llamado a un cambio civilizatorio. Una pieza de opinión muy oportuna ahora que se acaba de anunciar el “Año Laudato Si'” a raíz no sólo de la contingencia sino de las crisis que se avecinan en la postpandemia.