Ayer se dio el primer debate de esta campaña electoral, el cual tuvo como protagonistas a cinco candidatos a la diputación federal por el tercer distrito –Nueva Alianza y el Partido Social Demócrata no participaron-, y el cual se caracterizó por tibio, sin que se viera un vencedor.
La cita se dio en las instalaciones de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), que fungió como anfitrión para que los candidatos pudieran, frente a la cúpula empresarial del estado, exponer e interpolar sus ideas.
Así, se dieron cita Raúl Cuadra García del Partido Acción Nacional (PAN), Patricia Muñoz de León del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Jaime Randolph Rodríguez del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jorge Durán Romo del Partido Verde, y Marisa Quezada de Convergencia, para comentar algunas de sus propuestas.
Antes de dar inicio, el mensaje fue claro, los empresarios querían propuestas y no ataques, querían escuchar soluciones, así lo indicó Rafael Medina de Lara, presidente de Canacintra y por ende, principal anfitrión del evento, quien, durante su mensaje de bienvenida, apuntó que los industriales ahí presentes, esperaban “no sólo un debate de a ideas a la altura de los problemas que enfrenta México, esperamos también, un compromiso serio y responsable con las promesas que hoy realizan”.
Así, inició el debate, con la primera pregunta, ¿en caso de llegar al Congreso de la Unión, que harían para mantenerse en contacto con la ciudadanía?, en la que todos, salvo Paty Muñoz, coincidieron en que tendrían su casa de gestión; mientras que la candidata priísta, optó por comentar la importancia de que los políticos sean congruentes en su discurso, para lograr recuperar la confianza ciudadana.
En la segunda y tercer preguntas, en la que se les pidió mencionar las principales ofertas de su propuesta política, y por qué la ciudadanía tendría que votar por ellos, los cinco candidatos llenaron a los empresarios de buenas intenciones, y palabras dulces, pero todavía sin presentar una propuesta concreta, aunque ya se empezaba a dar una idea de por dónde transcurriría el debate.
Fue posiblemente la cuarta pregunta, sobre una reforma fiscal y la manera en que gestionarían para que se diera ésta, la de mayor importancia para la cúpula empresarial, que ha manifestado su dolencia ante la actual carga impositiva.
En orden de respuesta, Jorge Durán indicó que habría que buscar una reforma integral, en la que el sector informal también pague impuestos, criticando que actualmente se cobre a los generadores de empleo, agregando que en el futuro, esta reforma debería reducir la carga impositiva; por su parte, Paty Múñoz dijo que, además de que el gobierno debe reducir el gasto corriente para que esto se invierta en infraestructura, la reforma debería significar una simplificación administrativa; mientras tanto, Marisa Quezada, comentó que los múltiples cambios en la miscelánea fiscal, confunden a los empresarios, agregando la necesidad de que se cambie el actual modelo, de tal manera que permita hacer más eficiente la recaudación tributaria, por último, señaló su postura contra el IVA en alimentos y medicinas.
Mientras tanto, Raúl Cuadra, apuntó que propondría la eliminación del impuesto empresarial de tasa única (IETU), o el impuesto sobre la nómina (ISN), dejando uno impuesto único, sobre el consumo, y aplicando cuotas fijas a los pequeños contribuyentes; mientras que Randolph Rodríguez, indicó que la solución sería darle las mismas facilidades que se le da a las grandes transnacionales a las pymes, agregando que la propuesta de eliminar IETU o ISN, “es demagogia”.
Durante la réplica, todos los candidatos coincidieron en que esta reforma debería simplificar los procesos fiscales en México, así como en la necesidad de ampliar la base de contribuyentes.
Siguió el debate con la cuestión de una reforma energética, tema en el cual, todos coincidieron en señalar que esta no debería abarcar sólo a PEMEX, sino que se deberá hacer más eficiente a la Comisión Federal de Electricidad, apuntando los beneficios de bajar los costos de producción petrolera, o de generar energía propia para la reducción de precios nacionales.
La última pregunta, y en la que también coincidieron, fue en su apertura a la inversión privada en esta reforma, pues todos señalaron que lo importante es innovar en la producción de energía, por lo que, si se logra por medio de intervención privada, estarían a favor, siempre y cuando se diera en las mejores condiciones para la economía mexicana, aunque la única que mencionó algo sobre una posible privatización de PEMEX, fue Marisa Quezada, quien aseguró que este no sería el caso.
Así, dio final el primer debate, y los coloridos candidatos –cada uno vestido de acuerdo al color de su partido-, finalizaron su participación, del cual, lo único que se puede asegurar, es que no hubo desmarque alguno, y las propuestas se vieron homologadas.