Desde el Estado y bajo el pronunciamiento de la Organización Mundial de la Salud, había sido declarada el jueves 30 de enero, la emergencia epidemiológica por el coronavirus Covid-19 o SARS-CoV-2, de carácter internacional, que evolucionó luego a una pandemia de cobertura global; misma que timbró nuestro país como tal, siendo el Gobierno de México que decretó el lunes 30/03/2020 “emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor a la epidemia del coronavirus, tras contabilizarse hasta anoche 28 decesos, mil 094 casos positivos, y una curva epidemiológica en “una fase de ascenso rápido” (Fuente: El Financiero. https://bit.ly/2Rs0FvB).
En tal estado de cosas, se impuso a la economía global el necesario distanciamiento social que como causa directa obligó al cierre de las actividades sobre todo productivas y del intercambio –excepto los ramos esenciales para la vida societal-, en México debía comenzar otro tanto, lo que afecta directamente a su planta laboral general, primerísimamente. A partir de ese momento, el gobierno federal nos estaba debiendo su plan y estrategia de intervención que, supuestamente, el domingo pasado se nos daría a conocer con el contenido de dicho programa nacional emergente, y estuvimos aguardando en una angustiante espera.
La jornada del domingo 5 cerró esa pausa, hacia las 17:00 horas, en que el presidente Andrés Manuel López Obrador compareció solo, en el templete armado ex profeso en el patio de Honor del Palacio que se abre a la famosa Puerta Mariana, para pronunciar su discurso a la nación. Parturient montes, Nascetur ridiculus mus/ Parirán los montes y nacerá un ridículo ratón. (Horacio, Epístola a los Pisones, 139). La imagen latina del autor, contrasta por analogía el gran estruendo que venía resonando por las cañadas y los montes, ante el que estábamos atentos como ante un gigantesco parto natural, y que sin duda era el anticipo de un grave peligro, para que al fin salga corriendo un asustadizo y fugaz ratoncillo.
Así sentí yo el ánimo, después de una larga pausa intencional del jefe del Ejecutivo, para anunciar pretendidamente medidas urgentes, inequívocas e inevitables debido a la contingencia epidemiológica y a la crisis concurrente y concomitante económica, de todo el aparato productivo y distributivo nacional. Lo estaban diciendo así toda suerte de analistas, expertos, hombres de negocios, empresarios de diversos tamaños, comunicólogos de todo tipo de medios periodísticos, avezados periodistas del ramo económico y financiero, sindicatos y gremios de trabajadores, y un enorme contingente de la sociedad civil. Lo que está en entredicho es la sobrevivencia de las fuentes de trabajo y, por ende, el origen inmediato del ingreso de las familias de trabajadores formales e informales.
Recibimos del presidente Andrés Manuel López Obrador un distante, esquivo, tangencial, anticlimático y flemático mensaje. Amigas, amigos: Rindo este informe trimestral en medio de la incertidumbre por los estragos del coronavirus a la salud, a la economía y al bienestar de nuestro pueblo. Primer sorbo de una sopa fría de su propio chocolate.
Él mismo lo editorializa como un asunto parcial de su ya conocido discurso de toma de posesión, un episodio, muy fragmentario, de reporte de avances de su Plan sexenal de Gobierno pretendidamente anti-establishment, y sí enfáticamente anti-sistémico, en una grave crisis sistémica no tan sólo de México, sino del planeta Tierra.
El programa emergente para el bienestar y el empleo que expondré a ustedes, se inscribe, básicamente, en los postulados del Plan Nacional de Desarrollo que hemos venido aplicando desde el inicio del gobierno. Ergo, Nihil novi sub sole, nada nuevo bajo el sol. Un trago safio de lo ya manido.
Y sienta su tesis inamovible: – Mantenemos inalterables y profundizaremos las acciones destinadas a la población más pobre y vulnerable del país. Patentiza su evasión intencional de no “chocar” la Política Fiscal: – Continuará el programa de estímulos fiscales y bajos precios de gasolinas y otros energéticos en la zona fronteriza del norte del país. No aumentarán los impuestos ni se crearán nuevos.
Adelanta como figura gratuita y graciosa el recorte del gasto de difusión gubernamental, en señal de austeridad republicana: Se cumplirá cabalmente el compromiso de devolver el IVA con prontitud a los contribuyentes. El tiempo fiscal dedicado a publicidad del gobierno se entregará a los medios de comunicación, porque en esta nueva etapa de la historia, el gobierno informa a diario y no necesita hacer propaganda, confía en la inteligencia y la sensatez del pueblo.
Y, de nueva cuenta, continuará la Política Fiscal tan intocada como virginal e inmaculada en el Sancta Sanctorum del paraninfo de la Economía Política: – Aprovecho también para decir que aún con la depreciación del peso, estimada en 23 por ciento en lo que va de nuestro gobierno, estamos haciendo todo lo posible para mantener el compromiso de no aumentar la deuda pública.
Para mejor visualizar y situar en su justa dimensión este tipo de asertos –entiéndase, argumentos pronunciados de manera enfática y asertiva de parte del Presidente en su discurso de posicionamiento político ante la crisis rampante que nos asedia, recuperemos nuestra ojalá ya familiar imagen planetaria.
Observamos atentamente la imagen de esa bellísima órbita de la Tierra, un gran círculo del que abstraemos continentes y océanos. Nos quedamos con su silueta, el Norte, el Sur, el Occidente y el Oriente. Arriba y al centro, en el Polo Norte, ubicamos un gran círculo que designamos Economía Política. Espacio de central importancia para la definición de la política pública de naturaleza económica, sobre la cual: No aumentarán los impuestos ni se crearán nuevos. Digamos que es el surtidor de origen del sistema hacendario nacional, lo que hace el Tesoro de las Naciones, y allí nada se crea, nada se destruye… tampoco se transforma. Ya lo dijo y lo reafirma: “estamos haciendo todo lo posible para mantener el compromiso de no aumentar la deuda pública”.
Lo que a nivel del país hoy repica como una sonoro tañer de la campana mayor de Catedral, aquí a nivel del patio central de Palacio, suena como una campanilla que pide un servicio a la mesa. Se hace vibrar el otro círculo concéntrico que pintamos un poco más pequeño y señalamos como Política Fiscal (a la que ubicamos como la gran Madre de todas las Políticas), Rindo este informe trimestral en medio de la incertidumbre por los estragos del coronavirus a la salud, a la economía y al bienestar de nuestro pueblo. Para luego querer incidir en el siguiente círculo concéntrico un poco más ampliado que designamos como Políticas Económicas. Continuará el programa de estímulos fiscales y bajos precios de gasolinas y otros energéticos en la zona fronteriza del norte del país.
Y continuamos con nuestro mapa-Gea imaginario. Un poco más debajo de aquel centro del gran círculo del polo Norte, dibujamos un círculo mayor –más bien como una gran elipse- que intercepta a aquel, al que designamos como Relaciones Económicas Sociales, esta gran esfera comprende tanto la estructura como la dinámica de la vida económica de la sociedad. Esfera que ya intersecta el ecuador del planeta. A su interior, se ubican a manera de 3 anillos interconectados, los sectores económicos: el primario –producción de materias primas-, el secundario o de la transformación y el terciario o de los servicios, anillos que están ligados y cobijados por la gran elipse – una gran sombrilla- que los interconecta a todos y es el Mercado o mercados según su especie y tipo de intercambio, de lo cuáles el único que es transversal y afecta al resto es el Mercado Laboral; los otros son el mercado propiamente mercantil, el dinerario y el financiero. Esta área abarca ya lo que sería la zona Sur del planeta imaginario. Y es el universo que el discurso presidencial deja simplemente en orfandad. ¿De verdad, no le importa el gigantismo de un lumpen-proletariado?
Aquí centramos nuestro foco de atención. El mercado laboral está frontalmente afectado y de él depende críticamente más del 50% de la población económicamente activa, pero puesta en pausa –al quedarse en casa-. Su grave riesgo económico es el de la supervivencia de los que son desempleados y que pone en serio entredicho la próxima sostenibilidad de sus respectivas fuentes de trabajo. Sí, una gran mayoría de la población nacional queda emplazada, sin mayores estridencias, a la línea de pobreza, incluso alimentaria. De esta magnitud de crisis hablamos, y que nos concierne a todos.
El tema queda más que bien identificado, los peritos y expertos en esto de la manifestación multidimensional de la pobreza nos dicen que se trata de la creciente –entiéndase rampante y estancada- pobreza salarial. Digamos por contraste, la madre de todas las pobrezas. Es la causa de producción de las mayores brechas sociales y culturas diferenciadas no por el bienestar y calidad de vida alcanzados, sino por el distanciamiento cada vez más profundo y acelerado de la desigualdad de ingreso de las familias.
Junto al circuito del mercado se ubica la última zona concéntrica formada por las Relaciones Políticas propiamente dichas, es decir las Relaciones de Poder Estatal. En este punto concuerdo con la opinión de Saúl Alejandro Flores (Cfr. LJA.MX. La pandemia como anillo al dedo para la 4T o el nuevo anillo de Giges. Lunes 06/04/2020), cuando afirma: “Esta crisis pegará en el sector productivo y empresarial, significando el debilitamiento de un sector muy importante y de peso dentro de sus opositores, que ha levantado la voz, pero ha sido paciente; el anular y eliminar a la empresa permitirá que él controlará con su visión de Giges el pivote económico, los empresarios quedarían fuera (…)”. Aunque, permítaseme recordar que la de Andrés Manuel, no necesariamente es la pasión del poder (libido Dominandi), la que lo mueve, sino la pasión de gloria (libido Gloriae) la que lo dirige, según el pensador Agustín de Hipona.