Con un público compuesto en su mayoría por mujeres y en el que predominó personal relacionado con la docencia o la educación, Francisco Cascón Soriano impartió la conferencia “Resolución no violenta de conflictos con perspectiva de equidad de género”, esta mañana en el teatro Morelos.
Durante el evento, organizado por los institutos Aguascalentense de la Mujer (IAM) y de Educación de Aguascalientes (IEA), el catedrático originario de Barcelona, España, compartió con los presentes reflexiones y anécdotas sobre este tema, centrando todo en la idea de que la existencia de conflictos es inherente a la convivencia humana por la diversidad entre individuos.
Situando este planteamiento en el plano educativo dijo que el hecho de que haya conflicto en los centros educativos significa que éstos tienen vida y el punto es aprender a convivir en el conflicto y resolverlo con herramientas como el diálogo y la empatía, en lugar de verlo como usualmente se hace: de manera negativa, “ya que la asociamos con violencia, pelea, acoso, guerra, etcétera”.
Por otro lado, el principal problema que enfrentan quienes están a cargo de los planteles y los que laboran frente a los grupos de alumnos de cualquier nivel, es que en la actualidad los niños y jóvenes no saben estar quietos y callados, sino que sienten la necesidad de interactuar; esto, afirmó, se debe en parte a que nacieron y viven expuestos al uso las nuevas tecnologías, de modo que los métodos de enseñanza también se deben modificar para satisfacer estas necesidades.
Cascón Soriano, quien es asesor de varias escuelas españoles en este tema, afirmó incluso que las discrepancias que surgen en un salón de clases o dentro de un centro educativo pueden usarse como herramientas pedagógicas, las cuales deben ser aprovechadas por los maestros para hacer conscientes de su autonomía a los pequeños y a los jóvenes, de modo que en un futuro sean capaces de dar solución a los conflictos que se presenten en su familia, con la pareja o en el entorno laboral.
El conferencista manifestó una postura en contra de la tolerancia, pero no hacia las personas, sino hacia las actitudes y comportamientos que éstas tienen y que por sentido común se sabe que no son correctos.
Instó a los educadores a no permitir actitudes que dañan el entorno en el que se desarrolla un ser humano y no enseñar este actuar a sus alumnos, explicando que en esto consiste su idea de tolerancia.
En cuanto a la perspectiva de género, Francisco Cascón precisó que “no es darle la vuelta a la tortilla”, pues no se refiere a que una mujer tenga mejores o peores condiciones que un hombre o viceversa, sino de que ambos asuman sus responsabilidades en la igualdad, garantizando que uno y otro tenga las condiciones y derechos que le corresponden también.
Sostuvo que esto se refleja en la cultura de las familias, específicamente en la repartición de las tareas del hogar, donde aún en muchos casos el varón “ayuda” en los quehaceres, pero no los ve como obligaciones suyas y es precisamente esto lo que se debe cambiar.