- Entrevista a Luigi Amara sobre El quinto postulado y Dobleces
- El quinto postulado es que es un libro que te mueve tus ideas de cómo ser lector y cómo debe ser la lectura
El quinto postulado y Dobleces son el más reciente libro del escritor mexicano Luigi Amara. Un libro de dos caras, un libro que saca al lector de su zona de confort, un libro que cuestiona las ideas de la escritura y de la lectura. Dos libros que comparten espacio, pero al mismo tiempo cuestionan la idea del espacio. Porque la pregunta de qué es un libro podría parecer una pregunta resuelta desde hace mucho tiempo. Todos tenemos una idea mental con esa respuesta. Pero tal como nos dice el autor en entrevista, existe una tradición, que podríamos rastrear hasta el poeta francés Mallarmé, en donde se cuestionan las posibilidades del libro, que se relaciona por supuesto, con la idea de las posibilidades de la escritura.
En El quinto postulado, publicado por la editorial Sexto Piso, Luigi Amara (Cd. de México, 1971) explora estas posibilidades al jugar con el espacio que proporciona la hoja y crear dos líneas paralelas que mantienen una relación a partir del lenguaje y de la escritura. Dos líneas que se comunican, se cuestionan, se hablan, flirtean entre ellas, se coquetean. Dos líneas paralelas que también nos refieren a los chats de las redes sociales, en donde las personas utilizan para comunicarse aprovechando el anonimato que estas redes sociales nos proporcionan, para mostrarse de una manera que probablemente no tiene nada que ver con lo que son en realidad.
El quinto postulado viene acompañado por su segunda cara (el lado B por decirlo así) que lleva por título Dobleces. Un libro que, literalmente, reflexiona sobre el doblez de la hoja, y que sorprenderá a lector que tendrá que tomar posturas corporales que poco tienen que ver con la lectura tradicional. Y ese es otro de los elementos de estos dos libros; la reflexión sobre el cuerpo, que está implícita en la lectura de estos dos libros, que, a través de la combinación de elementos gráficos, visuales, tipográficos, nos introducen a una reflexión sobre el pasado del libro y sus posibilidades contemporáneas. Platicamos con el autor, editor y promotor cultural de obras como Nu)n(ca, con el cual se hizo acreedor del Premio Internacional de Poesía Manuel Acuña 2015. Ha publicado, entre otros libros, Historia descabellada de la peluca (Anagrama, 2014), A pie (Almadía, 2010), y en Sexto Piso ha publicado los libros infantiles Los calcetines solitarios (2011), El paraíso de las ratas (2018), y los libros de ensayo La escuela del aburrimiento (2012), Los disidentes del universo (2013).
“Una de las ideas que motivaron la búsqueda de un libro así tenía que ver con la discusión que se generó hace un tiempo a raíz del libro que publicó Cristina Rivera Garza sobre Juan Rulfo, Había mucha neblina o humo o no sé qué, y lo que yo entendí del libro es que existía mucho interés en centrarse en analizar la obra de Rulfo a partir de sus condiciones laborales, de su vida cotidiana, de los empeños que tuvo que hacer, y eso suscitó una discusión sobre hasta qué punto era relevante el contexto o el lugar desde el que se enuncia, para la escritura, y había una posición de ciertos escritores que decían que en realidad el autor puede realizar su trabajo de la manera que sea, una posición que le restaba importancia a lo que estaba señalando Cristina Rivera, y eso me dio la primera idea de hacer un libro que obligará al lector a darse cuenta de su propio cuerpo mientras lee, digamos frente a esta idea de que la literatura puede suceder en el éter, con mentes en el vacío que crean libros y mentes en el vacío que las leen, pensé que era necesario hacer algo muy material, donde incluso el lector se vea obligado a que su acto de lectura lo comprometa corporalmente, ese sería uno de las ideas que le dieron pie a este libro, pero también creo que existe una tradición de escritores, poetas, artistas, que han pensado en el libro como más allá del texto, la idea de Ulises Carrión de que normalmente un escritor redacta textos y rara vez hace libros, a mí me interesaba sumarme a ese linaje de autores que han pretendido cambiar, originalmente quería hacer este libro de principio a fin, es decir escribirlo, formarlo, diseñarlo, imprimirlo, hasta que los editores de Sexto Piso me dijeron que se sumaban al proyecto, porque lo que yo pretendía hacer era algo muy artesanal, entonces pensé que era algo más interesante que esta propuesta llegará más lectores”, nos comentó el autor en entrevista sobre sus más recientes libros.
Javier Moro Hernández (JMH): Es un libro que podría ser considerado como parte de la tradición del libro objeto, como tal, que le da otra presencia, pensaba que es muy interesante que esta tradición del libro, que se encuentra en los márgenes del mundo literario, sea retomada ahora por una editorial como Sexto Piso y por un autor como tú, que es un poeta reconocido dentro del mundo literario nacional.
Luigi Amara (LA): Creo que es cierto que el libro objeto está en los márgenes, pues la idea del libro dominante y de cómo se lee un libro, parece clara para todos, es raro un libro que te obliga a pensar qué es leer, cómo se lee, y en este caso, el proyecto original era que se desplegará todo el libro, como si se tratará de un códice, pero eso ya iba a ser más complicado, pero de algún modo creo que esa tradición también es central, pienso que uno de los antecedentes de esta concepción de la escritura viene desde Mallarmé, y en ese sentido, todas las incursiones del libro objeto y del libro experimental son deudores de eso, y yo siempre me he planteado la extraña paradoja de que Mallarmé no está en los márgenes de la tradición, yo creo que es una de las vértebras centrales de cómo entendemos la escritura, la poesía en occidente, y sin embargo, esas ideas son poco recogidas, y también cómo en Tumbona Ediciones publicamos a Ulises Carrión, y estar junto a Verónica Gerber, a Vivian Abensushan, reflexionando sobre la obra de Carrión, creo que cada uno ha intentado continuar con la discusión haciendo libros que de algún modo se sume a la continuación, una renovación de esa tradición, sobre todo en un momento en donde supuestamente el libro digital ya llegó para quedarse, en este contexto vuelve a tener sentido pensar en la materialidad del libro.
JMH: Es sumamente interesante la idea de que el lector piense en el proceso de lectura, ya que en muchas ocasiones no tenemos interiorizado cómo se lee o cómo se debe de leer, porque lo que podemos ver en El quinto postulado es que es un libro que te mueve tus ideas de cómo ser lector y cómo debe ser la lectura.
LA: Esa era una de las intenciones fundamentales de hacer un libro así, pero también en algún sentido, se remonta a Mallarmé, otra vez, con su idea del lector como creador, la idea del libro abierto, que creo que está en la raíz de muchos proyectos posteriores al propio Mallarmé, una idea en la que el lector no solo interpreta un libro, sino que de algún modo, sin él no existe la obra, porque la tiene que crear en algún sentido, me parecía fundamental retomar una reflexión, por lo menos tácita, sobre qué es leer.
JMH: También El quinto postulado es un libro que reflexiona sobre el proceso de escritura, sobre el diálogo, que reflexiona sobre la línea como tal, sobre la pregunta de qué puedes crear en una línea.
LA: Yo lo veo como una especie de Teatro del Absurdo sobre el deseo, sobre el amor, porque quería hacer una especie de escenario mínimo donde en el blanco de la página lo único que se viera son dos personajes, me hubiera encantado hacer viñetas y que cada una fuera autónoma, pero quedaron personajes en líneas, y de algún modo ese escenario elemental, en donde todo está reducido a lo básico, espacio en blanco, dos líneas y lo que pasa entre ellas, fue generando una dinámica en la escritura, que se volvió una reflexión sobre qué es escribir, sobre qué es lo fragmentario, qué es la continuidad, etc.
JMH: El deseo como punto central, pero que no se concreta, que está dividido por las líneas, y ahí está uno de los elementos centrales.
LA: Pensaba en el mundo virtual, en cómo pude haber toda clase de comunicación, diálogo, seducción y a veces no hay encuentro, no hay ni siquiera corporalidad, entonces, a partir de la idea de la corporalidad del libro, era como jugar con esas dos ideas que se concatenaban, pero también intenté hacer una reflexión sobre la idea del amor occidental, que por lo menos desde su raíz griega, tiene la idea del obstáculo, como parte importante del amor, y en este caso aparece gráficamente, visualmente, que ese triángulo que se crea en el amor entre los enamorados y el obstáculo, ya sea alguien que se opone o una prohibición o la distancia, estuviera todo el tiempo presente, marcado con una línea, pero también como una reflexión del porqué nuestra idea del amor es deudora de esa visión, y revisarla.
JMH: También podría pensarse en un pentagrama, en una obra musical, tiene saltos, momentos de silencio completo, hay peleas entre las líneas, no es una obra lineal, valga la redundancia, tiene su momento de intensidad, podría pensarse en una obra visual-musical.
LA: Un poco la intención era que fuera, al mismo tiempo, un posible diálogo, tal vez representable, pero que sobre todo si uno lo imagina como un códice, creo que sería más claro lo que dices, esta especie de partitura clásica, que de algún modo también es la progresión de la historia, pero al mismo tiempo, tiene mucho que ver con el cómo se despliega la mancha en el papel.
JMH: Las líneas son personajes, tienen diferentes características, una es mucho más cínica e incrédula, por decirlo así, la otra es mucho más deseosa por cruzar la otra línea que los separa, el obstáculo, entonces si puede uno sentirse identificado con alguna de las dos.
LA: Aunque de algún modo son líneas, y las líneas son idénticas entre sí, también quise que en algún momento. de una manera un tanto inadvertida, fueron cambiando los papeles, y fuera muy claro que la línea de abajo es la deseante y la línea de arriba es la escéptica, pero que se creará una especie de sensación, de que por un lado la historia fluye, pero también de que la historia es simplemente una ilusión.
JMH: Hay reflexión sobre la escritura, sobre el amor, pero también existe un juego con la apropiación de la palabra a través de las citas, la línea de abajo dice “por supuesto estoy citando”, aunque jamás dice a quién, pero es un juego de apropiación de la palabra.
LA: Creo que la literatura, el texto, en realidad es casi como una especie de superstición el hecho de adjudicar a alguien, creo que de algún modo, no podemos soslayar que el lenguaje es algo colectivo, y que cualquier historia, cualquier frase, de algún modo está cargada de historia y de otras voces, entonces eso responde a mi suspicacia frente a esta idea todavía romántica del escritor original, que está muy presente en cierta idea de la escritura como surgida desde la inspiración, en donde si vas a incluir la voz de otro tiene que ser una nota al pie, como una cosa muy esquemática, cuando en realidad en el fraseo mismo, en la elección de los motivos, ya están otros ahí presentes, entonces es un juego que quiere decir que en realidad todo está atravesado por todos.
JMH: Eso me hace preguntarte por Dobleces, el segundo libro, en donde tenemos esta idea de la hoja que se va desdoblando como una posibilidad de encontrar los intersticios de la realidad, lo que oculta la realidad, que es una obra más grande de lo que parece, pero que nos habla de la posibilidad del lenguaje por ir “desdoblando” la realidad, que la va ampliando.
LA: Reflexionando sobre lo qué es un libro, me di cuenta de que en realidad muchas veces olvidamos que un libro se hace de pliegos, de papel doblado, y también de algún modo, un libro al momento de leerlo es una especie de laberinto, que son estructuras que llevan a un recorrido, y yo veo a los libros como algo así, porque hay un trayecto que te lleva, quizá un enigma, la reflexión sobre algo, y luego te saca, entonces quería hacer una reflexión sobre la lectura, como comentamos, pero hacerlo de una manera material, y en lugar de que el escenario de El quinto postulado, que es papel en blanco y dos líneas, sino más bien como el papel en blanco puede crear justo cuando lo doblas, cómo se crea una nueva realidad simplemente por el hecho del plegado, entonces cuando estaba pensando en eso me di cuenta de que el texto tiene que ser una reflexión sobre el pliegue, y que de algún modo forma y fondo estén allí jugando.