¡Divide y vencerás! Parece ser la estrategia de una politóloga constructora de una vertiginosa carrera en ascendente: Tere Jiménez, actual presidente de esta ciudad capital.
Puesto que de moda están los cafés gourmet en la entidad, vaya Usted lectora, lector; por uno bien cargadito. Quizá de Barizzimo en Héroe de Nacozari, frente a Plaza Kristal; o quizá de Magaly en Emiliano Zapata; o de Rosinal en Venustiano Carranza; el punto es que se relaje con su aromática bebida, mientras yo le cuento esta historia.
Tras sorprender a propios y extraños, con su triunfo en la contienda electoral federal 2012, ya que esa demarcación electoral aparentaba ser leal al PRI; Tere Jiménez se dio a conocer públicamente en el espectro político local, no porque careciera de trayectoria política en el PAN su partido; sino porque no figuraba en la cartelera de primer nivel, ni era popular en el ánimo ciudadano.
Ya en el 2017, la politóloga originaria de Estado de México, ocupaba la Presidencia Municipal de Aguascalientes, tras haber arrasado en el proceso electoral del que resultó triunfadora; gozaba de una imagen pública limpia, que la hacía ver como una mujer bien intencionada, no muy bien informada e inclusive poco cultivada, pero trabajadora y dispuesta a servir. En esa etapa, los símbolos corpóreos en que hoy pone tanto empeño, se mantenían en segundo plano y, no estaba rodeada de especialistas moldeadores de políticos plásticos, como en la actualidad. En esa etapa, aún se mantenía cercana a la política y a los políticos de todos los partidos; se dejaba aconsejar y escuchaba… realmente escuchaba.
Algo inexplicable sucedió en el tránsito hacia la reelección como presidente municipal de Tere Jiménez, Ti Yei, como gusta llamarle esta cocinera; pues en ese tránsito dejó atrás la candidez con que parecía transitar entre los tiburones políticos, pulió en exceso su imagen personal al punto de parecer su principal oferta electoral y… se olvidó de la formación académica que se dio a sí misma para convertir su actuación en la antítesis del acuerdo, en la antítesis del consenso, en la antítesis de la política.
¿Qué tanto cuesta ascender a una joven, a una mujer, a una persona de origen humilde? Se lo digo a Usted con conocimiento de causa ¡Mucho! Quizá demasiado ¡Pero! Es un precio a pagar cuando se tiene, diría el querido Armando Romero, vocación de servicio y, cuando se proviene de una cultura en la que sólo queda el esfuerzo como recurso, según el malogrado Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Hoy, Tere Jiménez se niega a practicar a cada instante la política como medio, se victimiza para ejercer la política como medio y se enoja cuando debe dirigir la administración pública teniendo como objetivo la política; luego entonces Tere Jiménez no es política.
De nada parece haberle servido a Jiménez Esquivel el trabajo previo a su llegada a la diputación federal pues no parece formada en la operación política. Poco parece haber aprendido a su paso por esa extraordinaria escuela que es el Congreso Federal ya que ni en su discurso, ni en su conducción se notan las tablas, pero menos aún parece haber incorporado a su conocimiento de la amigable sociedad hidrocálida, de la sociedad de la gente buena; el hecho que a los hidrocálidos no nos gusta la confrontación y buscamos ante todo el acuerdo.
Hoy que Tere Jiménez aspira claramente a la gubernatura del estado, no puede pasar desapercibida su conducta poco conciliadora, no puede ignorarse que, ha dejado la humildad a un lado y la ciega una notoria soberbia que no la deja negociar. Pongámoslo a manera de pregunta ¿Pretende Ti Yei que votemos por una persona que, no sabe conciliar? ¿Qué posiblemente nos dividirá? ¿Qué no quiere practicar la política, ni aún con sus compañeros panistas? ¿Le apuesta Tere Jiménez a dividir, para vencer?
Dicen por ahí que en la guerra y en el amor todo se vale. Lo que no se vale en la guerra política, es llevarse entre las patas la armonía social de la ciudadanía hidrocálida ¡Alguien tiene que ceder! Y ese, es el costo a pagar para quien aspira, para quien quiere llegar; no para quien ya llegó y quizá ya no tenga tanto por perder. En este año y el que sigue, veremos de que talante está hecha Tere Jiménez y, comprobaremos si es toda una mujer política o, simplemente una mujer con título de politóloga.
¡Nos vemos en la próxima!