Uno de los asuntos públicos que todo estado debe de promover, cuidar, y enaltecer es el educativo. Veamos, México tiene una matrícula escolar nacional que se ubica dentro de los 36.6 millones de alumnos inscritos en todos los niveles educativos; cuenta con 265, 200 escuelas y 2.1 millones de profesores y/o trabajadores de la educación; (datos aportados el mes pasado por el actual titular de la SEP).
En esta colaboración he querido abordar el tema educativo, el cual, per sé, es de suma importancia para el desarrollo de cualquier nación; las ideas que subyacen en estas reflexiones se orientan hacia la necesidad de no postergar las buenas acciones y decisiones que deben de ser parte de una política educativa que en verdad transforme nuestra realidad social.
Está comprobado, con los datos de la OCDE, que las naciones exitosas en materia educativa lo son porque justamente hacen una planeación a mediano y largo plazo; el promedio en que un modelo educativo arroja sus primeros resultados educativos oscila entre los quince y los treinta años de haberse puesto en marcha.
Países como Singapur, Finlandia, Corea, China, Holanda, Suiza, Dinamarca, Noruega e, incluso países latinoamericanos como Chile, Uruguay, Argentina y Costa Rica diseñaron políticas públicas educativas transgubernamentales y transgeneracionales. Es decir, se pensó más allá del tiempo de duración de un gobierno, se pensaba más que nada en las próximas generaciones.
Los dos ejemplos emblemáticos son Finlandia y Singapur, los cuales son punteros, junto con China en los resultados educativos que ha dado conocer la OCDE en sus últimos tres informes, 2012, 2015 y 2018.
Hacia 1972 Finlandia puso en marcha su modelo educativo previsto a treinta años, para el año 2000 esta pequeña nación sorprende al mundo al ser desde ese año y hasta el 2015 una potencia mundial pedagógica según datos de la OCDE en sus informes trianuales.
Es decir, su modelo dio resultados cualitativos y cuantitativos justo a los veintiocho años de haberse puesto en marcha; caso similar ocurrió con Singapur cuando en 1987 arranca con fuerza su modelo educativo y para 2015 desplaza a Finlandia y se convierte en la nueva potencia mundial pedagógica; otra vez, la cifra mágica fue veintiocho años.
En el caso de las naciones latinoamericanas citadas líneas arriba, se han destacado por instrumentar políticas públicas educativas a mediano plazo y han diseñado de manera simultánea tipo de blindaje para que, independientemente de los cambios de gobierno o de gobernante en turno, el tema educativo no sea lesionado por propuestas coyunturales de corte electoral, ocurrencias o improvisaciones; es decir, que la educación no detenga su marcha.
Pareciera que las reflexiones anteriores nos son ajenas en México, eso no es así, también México dio cátedra de alta pedagogía cuando se puso en marcha el famoso “Plan de Once Años”, el cual estuvo vigente sin interrupciones de ningún tipo durante el período que va de 1959 a 1970, pero con implicaciones de buenos frutos transgeneracionales hasta principios de los ochentas del siglo pasado.
Los alumnos educados bajo este modelo educativo eran hábiles en Historia Universal y de México, Geografía, Civismo, Aritmética, Literatura Universal y Mexicana, Biología, Química, Física, Ética. En suma, se daba el desarrollo de conocimientos y el comportamiento en valores éticos era evidente; pero, llegó el populismo y todo aquello se acabó.
Así como Echeverría con su populismo tiró el Plan de Once Años al basurero de la historia de la educación mexicana, igual, el actual presidente quitó “la mal llamada reforma educativa” y por extensión, los avances que ya se estaban presentando como fue la buena selección docente mediante concursos abiertos fue hecha a un lado.
Por otra parte, ahora, aquella agrupación sindical magisterial cuya especialidad era y es la toma de edificios educativos, el cierre de carreteras y las innumerables marchas en la CDMX son quienes tienen en sus manos la política educativa del Estado Mexicano.
Pareciera, a todas luces que en este momento estamos ante un retroceso en materia educativ. Este es el estado del arte educativo, mismo que nos habla de un presente y un futuro inciertos para la niñez y juventud mexicana que hoy se educa en virtud de la poca seriedad, la indefinición temporal del modelo educativo y por la ausencia de un profesionalismo que se detone desde la misma SEP.