- Las instituciones deben estar a la altura de la exigencia femenina de justicia, respeto y legalidad, afirmó en la UNAM Yasmín Esquivel Mossa, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
- Debemos darnos cuenta de lo difícil o imposible que es una sociedad que funcione sin el empuje, talento y solidaridad de las mujeres
La violencia contra las mujeres “es un tema que duele, y las instituciones encargadas de la impartición de justicia deben estar a la altura de la exigencia femenina de justicia, respeto y legalidad”. No se puede hablar de una sociedad civilizada y democrática mientras no se respete a sus mujeres, afirmó en la UNAM la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel Mossa.
El director de la Facultad de Derecho (FD), Raúl Contreras Bustamante, destacó que los problemas de la sociedad no se terminan con acciones legislativas y endurecimiento de penas. “Debemos darnos cuenta de lo difícil o imposible que es una sociedad que funcione sin el empuje, talento y solidaridad de las mujeres”.
En el auditorio Dr. Antonio Martínez Báez de la División de Estudios de Posgrado, Esquivel Mossa resaltó que las mujeres exigen respeto y eliminar la violencia en todas sus formas. México vive momentos difíciles, pero también el resto del mundo; no podemos seguir con una venda en los ojos y pasar por alto que cada día mueren en nuestro país tres o cuatro de ellas como consecuencia de la violencia de género, uno de los pendientes del Estado mexicano.
Al hablar de la “Presencia de la mujer en los órganos de impartición de justicia”, la ministra recordó que el artículo 4º de la Constitución, al disponer el derecho humano a la igualdad entre el varón y la mujer, establece la prohibición para el legislador de discriminar por razón de género: frente a la ley, ambos deben ser tratados por igual.
Esta disposición, conforme lo ha interpretado la SCJN, busca garantizar la igualdad de oportunidades para que ellas intervengan activamente en la vida social y económica, política y jurídica, sin distinción alguna; lo mismo comprende igualdad con el varón en el ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus responsabilidades.
Enfatizó que ella es la ministra número 12 en la historia de la Suprema Corte; “más de 500 ministros en 200 años y sólo 13 mujeres al día de hoy”. Además, es la primera vez que confluyen tres mujeres entre los 11 ministros que conforman el máximo tribunal constitucional del país; “no se ha alcanzado un porcentaje mayor a 28 por ciento de representación femenina”.
La mayor presencia de mujeres en el ámbito de impartición de justicia y en cualquier espacio de la vida pública trae ventajas, dijo. Estudios de la OCDE demuestran que la diversidad de género en la toma de decisiones promueve el aumento de políticas inclusivas y la confianza en las instituciones. Otro beneficio es la eliminación de prejuicios y estereotipos negativos sobre su desempeño en puestos de liderazgo.
En el ámbito jurídico, ellas ofrecen nuevas perspectivas en el análisis de los asuntos que se resuelven, “es una visión que puede escapar al ojo de los juzgadores varones”; de igual manera, imprimen pluralidad al examen jurídico de cuestiones que involucran derechos de las mujeres desde su propia esencia. “Ellas han contribuido de manera decidida a impulsar la perspectiva de género en el quehacer jurisdiccional”.
La reforma constitucional en materia de derechos humanos de 2011, y de manera particular el artículo 1º, que reafirma los principios de igualdad y no discriminación, ha sido la pauta para las transformaciones jurídicas, sociales y políticas de México, todo ello a favor de acortar la brecha de desigualdad y anticipar el cambio hacia la igualdad sustantiva, finalizó.
UNAM