Ante el multivariado ruido mediático, las estridentes opciones bajo tomas de decisión política cuestionables–internas o del exterior-, las marchas feministas a nivel internacional y el día Nacional de Paro de las Mujeres contra el machismo y la violencia de género en México; más, el encendido de alarmas por las amenazas de pandemias ya sea por el nuevo brote de coronavirus o diversas influenzas, o contagios patógenos provenientes de zonas tropicales, hace falta urgente el recurso al silencio creador.
En efecto, ese deseable espacio del silencio imaginativo capaz de buscar respuestas certeras a los muchos y apremiantes problemas que nos aquejan, se ve interrumpido por el rumoroso ruido de todo tipo de notas periodísticas que siguen nerviosamente los gráficos lineales –como de un electrocardiograma- de indicios ominosos por lo que se atisba e interpreta el riesgo de una “recesión económica”; pero, allende lo nacional (Tipo de cambio 19.1619 pesos. el peso mexicano tuvo una pérdida de 9.30 centavos equivalente a 0.48% que se sumó a las registradas en sesiones anteriores); a una potencial recesión de amplitud mundial. Gráficos que pintan curvas epilépticas descendentes, como de viaje dantesco a los infiernos, en alguna medida en el orgulloso norteamericano por su crecimiento económico, tanto en la Unión Europea, como por el Brexit que ya llegó al flemático archipiélago británico; o a la otrora pujante economía China –con Shanghai, sus 2 regiones administrativas especiales (Hong Kong y Macao), o la supuestamente independiente Taiwán, y su reclamo histórico de El Tibet- y ahora con su foco de alerta epidemiológica desde Wenham por el coronavirus 2019-nCoV.; se suma el desafiante oso transiberiano Soviético –sospechoso de inmiscuirse en elecciones presidenciales y/o ahora se dice activamente por influir en el proceso electoral norteamericano de este año; o sobre el mercado especulativo/de casino mundial del Petróleo tanto del Oriente como del Oriente Medio, o el Sudeste Asiático, de los países musulmanes, y ya no se diga en el subcontinente de América Latina, especialmente Venezuela, etc., etc. El hecho es que los radares pitan una alarma pan-global.
Hace falta el recurso al silencio creador. En ese multiverso ruido tenemos nuestra Némesis.
Némesis es el nombre que identifica a la diosa de la venganza, la fortuna y la justicia retributiva. Se ocupaba de aplicar un castigo a aquellos que no obedecían. Némesis suele utilizarse como sinónimo de enemigo. Este uso proviene del deseo que puede tener un individuo de concretar una venganza contra su enemigo, tal como haría la diosa Némesis para administrar la justicia retributiva. Por ejemplo: “El Guasón es el némesis de Batman”. (Fuente: Definición.de / https://definicion.de/nemesis/).
Para Hesíodo, esta diosa era hija de Érebo y Nix (la oscuridad y la noche). Como deidad primordial, Némesis no se encontraba sometida a los dictámenes de los dioses olímpicos. Envidia es el nombre de la diosa romana que ejerce como equivalente de esta diosa Némesis que ha sido venerada por multitud de pueblos y culturas a lo largo de los siglos. Así, por ejemplo, le rindieron culto tanto los egipcios como los babilonios o los persas.
Frente al dilema de encontrar venganza, afrontar la envidia o aplicar el castigo bajo justicia reivindicativa nos hace falta indagar con inteligencia emocional, y esta no es otro producto que el del silencio creador. Y esto es así porque en silencio pensamos para conocer, y mediante el conocimiento entendemos (intuimos) la realidad. Los pensadores clásicos a este acto superior de la mente le llamaron intellectus/ intelección (ver adentro, lo profundo), modernamente se le conoce como “insight” que, en el campo del conocimiento, nos remite al momento preciso del descubrimiento gozoso de un nuevo entendimiento. Es así que se ha convenido que el insight es la chispa inteligente que capta la verdad profunda de un evento o una cosa. Grandes filósofos o pensadores lo equiparan con el famoso “eureka” de los griegos, ¡lo encontré! Hagamos un poco de memoria.
La maravilla de un “insight” nos lleva a reflexionar sobre dimensiones poco conocidas, pero de las que dependen fenómenos desconocidos o muy complejos, tanto del orden natural como social, político o económico. Y puede provocar en nosotros preguntas como: ¿cuánto mide o pesa una idea?, ¿de cuánto tiempo está hecho un pensamiento? Sin duda alguna que los procesos bioquímicos y psico-fisiológicos del cerebro humano son estructurados en un tiempo determinado, pero en cuanto han sido constituidos para manifestarse en este mundo material, muestran su gloriosa intangibilidad esencial, son entes o fenómenos de la consciencia mental, espiritual. Trascienden la materia, ni siquiera son “quantums” de energía pura. ¡Qué gran paradoja! Se producen en el espacio-tiempo universal, pero en tanto conceptos de la inteligencia –según los grandes filósofos- son eternos, perfectos e inmutables, como definía Platón a las Ideas. Y su mediación necesaria para manifestarse en la materia –espacio/tiempo-, aquí y ahora, es la conciencia humana. (Nota mía. LJA. El Punto final, en Política. Sábado 27, Febrero, 2010).
Adentrémonos un poco en su naturaleza. Al tiempo lo podemos subdividir en millonésimas de segundo, y dar lugar a la mecánica cuántica que rige las funciones microelectrónicas, por medio de las cuales usted se comunica a través de su teléfono celular, el que opera según la lógica de la nanotecnología. Pero, ¿cómo formula una madre la intuición de que su hijo tiene un problema? O, ¿qué tiempo requiere un científico para expresar su gozoso “¡Eureka!”/ ¡Lo encontré!, como experiencia intelectual de su “insight”, esa que es la intelección profunda de la resolución de un problema? A esta especie de no-tiempo, se le llama: “tiempo intensivo” de la conciencia. En realidad es algo así como el colapso de las variables tiempo-espacio, en este Universo físico, y capaz de estructurar la sutilísima madeja de los conocimientos que emanan del pensamiento.
Pues bien, a toda esta gama de problemas que aquí referimos, es aplicable el recurso del Insight, cuyo requisito indispensable es el silencio imaginativo, el espacio de la creación inteligente. La marcha y el paro de las mujeres, en efecto es un fenómeno social profundo y complejo, pero el cual no lo vamos a resolver con el multivariado ruido, mucho menos con la agresión, la represión o la cruda violencia contra la cual se reivindica, es mediante su intelección profunda, que lo podremos comenzar a entender y desde allí, desde su insight, estaremos en condiciones de resolver sus causas directas, inmediatas y profundas; que desde luego incluyen nuestra propia acción masculina y diversos tipos de interacción con ellas. Para esto hace falta el silencio creador.
Hay que aprender a descubrir a nuestra Némesis. Y en lo personal yo he encontrado un ejemplo inmejorable de que’ es y cómo opera un “insight”. Pongamos en silencio creador nuestra mente y escuchemos esta narrativa.
Nos remontamos al filme “Apocalypse Now” –Apocalipsis Ahora-, (de Francis Ford Coppola, 1979), protagonizado por Marlon Brando. Su personaje, un alto mando militar norteamericano desertor, por razones intelectuales y emocionales muy íntimas y profundas. Uno de cuyos parlamentos clave versa así: “El horror tiene rostro, y debemos hacerlo amigo, el horror y el terror mortal son tus amigos, y si no lo son, entonces son enemigos que hay que temer, pues son tus verdaderos enemigos (…).
Recuerdo cuando estaba en las Fuerzas Especiales. Pareciera que han pasado siglos. Fuimos al campamento a vacunar a unos niños. Nos marchamos del campamento, tras haber vacunado a los niños contra la polio, y un anciano se nos acercó llorando, no podía hablar… Volvimos allá, habían ido allí y cortado los bracitos vacunados de los niños, estaban amontonados en una pila de pequeños brazos, y recuerdo que lloré, solloce como una abuela, quería arrancarme los dientes, no sabía qué hacer. Y quiero recordarlo. Jamás quiero olvidarlo.
Súbitamente me di cuenta… como si me hubieran disparado con un diamante, una bala diamante en la frente. Y pensé, Dios mío, ¡Es genial! El genio y la voluntad para hacer eso. Es perfecto, genuino, completo, cristalino, puro. Enseguida me di cuenta de que eran más fuertes que nosotros. No eran monstruos por poder soportarlo. Eran hombres unidos junto a jefes entrenados. Estos hombres lucharon con el corazón… y tenían familias, hijos, estaban llenos de amor. Pero tenían la fuerza. La fuerza de hacer eso. (Nota mía. LJA. Terror, semántica e ideología. Sábado 21 de Noviembre, 2015).
Ante problemas aparentemente insalvables está el recurso del silencio creador. Ante nuestra nuestras Némesis contemporáneas, tenemos la opción de darle espacio a nuestro “insight”.