Rincón Ciudadano - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Rincón ciudadano es un espacio semanal de colaboración entre distintas plumas sobre temas político electorales, con un enfoque desde la participación de la ciudadanía en la esfera pública. Agradecemos a LJA.MX por este espacio de comunicación, en el cual regresamos al centro de la conversación pública al ciudadano.

 

Un ciudadano o una ciudadana es aquella persona mayor de 18 años que adquiere esta calidad por haber nacido en el país o por la obtención de la carta de naturalización como extranjero. En la práctica, ¿qué implicaciones tiene la ciudadanía? Seguramente dentro de las respuestas más comunes pensaremos en la posibilidad de votar y ser votado, pagar impuestos o participar en el Ejército, y en efecto, estos son algunos de los derechos y obligaciones establecidos en el artículo 35 de nuestra Constitución, pero el ser ciudadano o ciudadana va más allá, implica otras responsabilidades y derechos. Está relacionado con un compromiso para la construcción de ciudades donde podamos desarrollarnos plenamente, participar en asuntos públicos, acompañar a nuestros representantes en su labor para que conozcan cuales son los intereses de sus representados. 

Ahora la pregunta que se desprende de lo anterior es, y ¿qué podemos hacer nosotros, ciudadanos y ciudadanas para llevar a cabo estas responsabilidades? Pues empezaré en estas participaciones con comentarles sobre las diferentes formas en las que podemos participar, empezando con el voto, pero conociendo también otros medios de participación por los cuales podemos hacer exigibles las necesidades a nuestros representantes y acompañarlos en su labor, hablaremos también, sobre los diversos instrumentos de participación ciudadana que contempla la Ley de Participación Ciudadana del Estado de Aguascalientes, como podemos ponerlos en práctica y también, sobre cómo pueden ser mejorados, desde el punto de vista de una servidora, los instrumentos existentes.

Cuando pensamos en la forma en que ejercemos nuestra ciudadanía, lo primero que se viene a la mente es en la elección de nuestros gobernantes mediante el voto. Y en efecto, votar es la primera forma de participación. Mediante esta, la ciudadanía puede elegir quién le represente por medio de las elecciones más este derecho, que muchas veces damos por sentado, es relativamente nuevo.

La posibilidad de elegir a nuestros gobernantes se dio por primera vez en los Estados Unidos en 1788, seguidos por Francia y la República de Batavia (Países Bajos) antes de 1800. En América Latina, el primer país en celebrar elecciones fue Paraguay en 1814, mientras que en México las primeras elecciones para un presidente, se llevaron a cabo en 1824, hace 196 años. En estos pocos años, comparados con la historia de la humanidad, la celebración de las elecciones ha tenido diversos cambios. El principal está relacionado con quienes han tenido derecho para participar en las elecciones. 

En un principio, el voto estuvo ligado a la propiedad, lo que excluía a la participación a las mujeres y a las personas que no tuvieran recursos. Se pensaba que los intereses públicos que pudieran tener los pobres eran representados por los hombres ricos; mientras que, los intereses de las mujeres, eran cuidados por los hombres, ya que de conformidad con el pensamiento de la época, las mujeres no eran independientes, ni tenían voluntad propia.

No sin varias luchas, manifestaciones y acuerdos, se permitió el voto a los hombres sin importar su situación económica, mas no así a las mujeres, quienes tuvieron que enfrentar otras circunstancias para adquirir el derecho al voto. El primer país en permitir el derecho al voto de la mujer fue Nueva Zelanda, en 1893, seguido de Australia en 1902. En México, el voto a la mujer fue reconocido en 1955, apenas hace 64 años. 

Cabe destacar que, con el derecho al voto, estamos hablando de la posibilidad que las mujeres eligieran a sus gobernantes, y no la posibilidad de proponerse como candidatas y competir en condiciones de igualdad para un puesto de elección popular. Sobre ese tema podemos decir que, aún en pleno siglo XXI, seguimos abriendo espacios para que el derecho a votar y ser votado sea pleno y en condiciones de igualdad para todos y todas.


Con el voto, la ciudadanía tiene la oportunidad de elegir entre los candidatos que representan partidos políticos o candidaturas independientes y que tienen una plataforma política. Es deber de cada votante, analizar entre las características que se buscan en el candidato “ideal” para seleccionar quién debe gobernar. Es sólo la persona, en plena libertad ante su boleta electoral, quien elige a sus representantes. Al final, pueden o no resultar electos nuestros candidatos pero como ventaja de una democracia, como en la que vivimos, el enojo o contento durará unos años, ya que sabemos que al término del periodo, vendrán otras elecciones y tendremos oportunidad de confrontarnos con una nueva decisión. 

Votar implica un ciclo continuo de toma de decisiones por parte de los ciudadanos. Este ciclo puede ser tedioso o aburrido. Pero, ¿qué alternativa existe a que la ciudadanía elija a sus gobernantes? Retomando las palabras de Adam Przeworski en su libro ¿Por qué molestarnos con elecciones?: “Al final, mi punto de vista es que debemos realizar todos los esfuerzos para permitir a las personas decidir libremente por quién y cómo quieren ser gobernados, y dejar a los gobiernos gobernar”.


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Diana Cristina Cárdenas Ornelas

Es Licenciada en Derecho con Maestría en Administración Pública y Políticas Públicas, actualmente funge como Consejera Electoral en el Instituto Estatal Electoral en Aguascalientes.

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