Hasta hace unas décadas, los ingresos más importantes del país provenían de las exportaciones petroleras, del turismo, de la inversión extranjera directa y la industria maquiladora. Sin embargo, el economista Jonathan Hill, con datos duros del INEGI y del Banxico, sostiene que el crecimiento acelerado de las remesas familiares en la última década las han convertido en uno de los principales renglones de ingresos de la cuenta corriente pues, a partir del 2001, superaron al turismo. El flujo acumulado del 2006-2010 superó a la inversión extranjera directa por más de diez mil millones de dólares en el mismo periodo. En la actualidad, la industria automotriz es la única que las supera de forma amplia. Las remesas son las transferencias de recursos que hacen personas que trabajan en Estados Unidos a sus familiares en México y se derivan de los salarios pagados a mexicanos que trabajan allá.
Desde 1995, el Banco de México empezó a publicar, con periodicidad trimestral, el flujo de las remesas, nacionales y por entidad federativa. Junto con las remesas, se considera que se contabilizan otros depósitos cuyos montos no superan los 500 dólares y que bien pueden ser producto de otro tipo de transacciones (comerciales, pago de servicios, venta de droga, entre otros). Desde el 2001, el crecimiento de las remesas empezó a acelerarse hasta llegar a un pico en el 2008 de 26 mil millones de dólares. La nueva tecnología y los padrones de prestadores de servicios, así como el incremento en las transferencias electrónicas, permitieron mejorar la contabilidad de las remesas.
Hace 20 años, casi todas las operaciones se hacían vía órdenes de pago (money orders), cheques personales, transferencias directas o en efectivo. No obstante, el desarrollo de nuevas tecnologías hizo posible que las transferencias electrónicas abarataran el costo y disminuyera el tiempo necesario para el envío. Para el 2010, alrededor del 97% de los envíos se hicieron a través de transferencias electrónicas. En su publicación sobre qué indican los indicadores del INEGI, se argumenta que el envío de remesas tiene un patrón estacional muy marcado. Investigaciones han mostrado que el paisano realiza alrededor de once envíos al año y el monto mayor siempre es en mayo, que coincide con el Día de las Madres. La reducción observada en remesas, en los últimos años, se explica no sólo por el aumento en el desempleo en ese país del norte, sino también por la creciente dificultad para inmigrar a él.
Un estudio del Banco de México encontró que la pérdida de fortaleza que ha registrado el ingreso por remesas desde finales de 2007 es atribuible, sobre todo, a cuatro factores:
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La recesión de la actividad económica en Estados Unidos ha impactado de manera adversa las oportunidades de empleo en ese país y, en consecuencia, las de los migrantes mexicanos.
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Dicha recesión ha sido más aguda en sectores donde hay una mayor presencia relativa de trabajadores migrantes mexicanos, como la industria de la construcción y el sector manufacturero. Por lo tanto, la tasa de desempleo de los migrantes mexicanos es más elevada que la correspondiente a la fuerza laboral total.
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Existe ahora una mayor presencia de controles oficiales más estrictos por parte de las autoridades de Estados Unidos, en los lugares de trabajo e incluso en zonas residenciales de ese país, así como una búsqueda más intensa de trabajadores indocumentados mexicanos, que ha implicado que estos encaren mayores dificultades para encontrar ocupación.
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Los trabajadores mexicanos enfrentan mayores problemas para emigrar a Estados Unidos ante una mayor vigilancia fronteriza y, en general, migratoria en ese país. Posterior al estudio, hubo algo que proporcionó todavía mayor fuerza al cuarto punto de esta lista: la aprobación de nueva legislación discriminatoria, como la del estado de Arizona.