¿Qué te regalaron?
Fue la primera pregunta que me hicieron después del día de Navidad, y me recordó algo que ocurrió hace años: acostumbro tomar fotografía de atardeceres, amaneceres, naturaleza, seres, etc.; en eso estaba, cuando un niño de unos diez años me vio, e inmediatamente volteó al cielo, curioso de lo que estaba fotografiando. Seguí mi camino y continué tomando fotos, cuando me encontré a un adulto de unos 55 años, que me vio, frunció el seño, me miró de pies a cabeza con actitud chismosa, juzgando lo que hacía. Fue ahí donde valore la “inmadurez” frente a la “madurez”, el “carecer” frente a la “evolución”; el niño no había perdido su capacidad de asombro, y por eso para algunos es inmaduro (“de niños, antes de que nos educaran a qué creer y qué pensar, el corazón nos decía que había algo más allá de eso…” diálogo en la película Hombres de Negro II); en cambio el adulto perdió esa capacidad, y desarrolló la crítica destructiva y la falta de empatía hacía el otro, lo que algunos consideran madurez y evolución. El mensaje sería que los verdaderos seres humanos son aquellos que nunca dejan de ser niños.
¿Qué te regalaron? también puede dar otro mensaje: mantenerse en “estado Play”, es vivir viendo televisión, pensando lento y ser acrítico. Un comercial de la marca de Televisores LG, utiliza esta frase para promocionar sus productos: “¿Por qué vemos televisión?, la vemos por la historias, que nos permiten escapar de lo cotidiano y disfrutar la libertad…”. Más claro no podría ser pero, ¿nos daremos cuenta?
Algunos investigadores afirman que cuando una persona mira televisión, la actividad cerebral cambia del hemisferio izquierdo al derecho. El hemisferio izquierdo es la zona de los pensamientos lógicos, donde la información recibida se separa en bloques diversos para analizarla críticamente. En cambio, el hemisferio derecho trata los datos que recibe sin criticarlos, procesando toda la información a la vez que conduce a respuestas emocionales. El desplazamiento de la actividad cerebral izquierda a derecha estimula liberación de endorfinas, calmantes naturales del cuerpo, por lo que así uno puede convertirse en adicto a la televisión.
Esto provoca una capacidad de pensamiento más baja, lenta o casi nula, pues el cerebro no distingue entre la realidad y la versión presentada por el televisor (por eso, aunque a nivel consciente sabemos que estamos viendo una película, el nivel subconsciente lo detecta como real y surgen las emociones por lo que vemos); es decir, puede generarse un apagón de la inteligencia.
Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, escribió una obra llamada “Propaganda”, en la cual explicó la forma de manipulación de las masas a través del consumo y la idea de felicidad ficticia: “La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas, es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país. Quienes nos gobiernan, moldean nuestras mentes, definen nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas, son en gran en gran medida personas de las que nunca hemos oído hablar”. Con esta idea recordé a aquel dueño de una televisora que alguna vez dijo que si la gente le pedía basura, basura le iba a dar.
En la película Videodrome (1983) podemos escuchar que “la televisión es la retina del ojo de la mente. No sólo es la expresión de la conciencia colectiva, sino la herramienta con la que se puede manejar tal conciencia, alterándola para beneficio de quien controla el medio. Y en esta época de ‘programas de realidad’, presidentes fotogénicos, noticieros partisanos y opiniones controladas, nunca está de más recordar los peligros de los medios masivos”. Así, la televisión emite información a gran velocidad para generar y moldear una conciencia colectiva con la que se controla a las masas, pues se les hace creer una realidad determinada, que todos piensan igual, que saben lo mismo, y que lo diferente es anormal. Una consciencia de espectador, de no hacer nada, de que todo se obtenga en forma rápida y gratuita, que otro reaccione y te dé la comodidad que necesitas, y que entre menos se piense, más se obtiene la felicidad (como en la novela de Bradbury).
La comunicación no solo es verbal, y regularmente el 60 o 70% de lo que se comunica es a través de lo no verbal. Hace unos años, una amiga psicóloga me contó cómo los argentinos y brasileños se apasionan con el futbol, que esa pasión se las inculcan desde pequeños, pero en una versión de practicantes, es decir, actores del deporte. En cambio en México también el futbol se inculca desde pequeño, pero regularmente no como actores, no para intervenir en él, sino para sentarse a verlo en televisión o en los estadios. Me dijo que esta es una comunicación no verbal, un mensaje que dice se espectador: no actúes, no intervengas, no participes, sólo siéntate, ve, recibe, cállate, no hagas nada, solo espera que te den y nada más.
Con esto cobra sentido el mensaje del diálogo entre Morfeo y Neo, en la película Matrix, donde los alienados son incapaces de darse cuenta de su situación: Matrix nos rodea, está por todas partes, incluso ahora, en esta habitación… Puedes sentirla cuando vas a trabajar, cuando vas a la Iglesia, cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad. –¿Qué verdad? –Que eres un esclavo, Neo. Igual que los demás naciste en cautiverio. Naciste en una prisión que no puedes ni saborear, ni oler, ni tocar. Una prisión para tu mente… Por desgracia no se puede explicar lo que es Matrix. Has de verla con tus propios ojos. – ¿Qué es Matrix? Control. Matrix es un mundo imaginario generado por ordenador, construido para mantenernos bajo control y convertir al ser humano en esto (muestra una pila). Entonces ¿Vivimos, o no, en “estado Play”…