Y de pronto aparecí a las 20:45 horas en la plaza central de la ciudad donde actualmente vivo rodeado de macro adornos navideños, luces, una pequeña pista de hielo, mucha gente y mi hijo menor asustado y molesto porque los astutos promotores de Movistar le pidieron su número telefónico para cambiarlo de compañía, cuando este jovencito no lo solicitó y por lo tanto no tenía por qué pagar una lana que por el supuesto trámite le estaban requiriendo.
A estos empleados de la telefónica en cuestión ya los había visto, por las mañanas cuando me dirijo a grabar con un cliente que su empresa está en el primer cuadro de la ciudad, ahí andan, embaucando almas, robando sutilmente números para pasarlos a la compañía que los contrató, y usted me dirá que no hay nada malo en eso, es decisión del incauto que suelta la información, cede un poco y de ahí se agarran para cerrar su venta con todo y chip; no está mal, coincido con usted, si la estrategia no estuviera basada en el engaño y el cumplimiento de términos que se encuentran en un documento con letras pequeñas. La historia fue, el promotor se acercó a mi hijo muy amablemente, diría yo con exceso de confianza casi como si fueran amigos, eso no me lo dijo nadie, yo los he visto en acción en esas mañanas que le comentaba, saludan de mano, preguntan por cosas cotidianas y después piden el número de teléfono, después preguntan en qué compañía tiene usted contratado el servicio, meten los datos en una aplicación y listo, aunque usted no haya autorizado el cambio de manera formal el proceso ya dio inicio, puede corroborarlo con su línea, intente usarla, no podrá porque el sistema está tratando de migrar su número a Movistar. Y entonces, el drama familiar ya sabe, no entran ni salen llamadas al celular del hijo que es menor de edad y que pidió permiso para salir a dar la vuelta al centro de la ciudad, ¿qué está pasando?, de pronto por fin una llamada del celular del retoño menor; Pa, oye, algo le hicieron a mi teléfono, ¿Cómo que algo le hicieron? ¿Quién? En ese momento escuché la explicación breve del suceso y como buen papá, sin dudarlo mi mujer y yo nos arrancamos a su rescate. Ya en el centro, a las 20:45 en medio del bullicio de los andantes nocturnos, las luces navideñas, los adornos magistrales un Santa Claus, vendedores ambulantes y con el alma de regreso al cuerpo, pues ahí estaba el heredero de mis arcas, nos dispusimos a escuchar la relatoría a detalle para posterior a eso, comenzar la búsqueda de los embaucadores por el primer cuadro de la ciudad, déjeme le confieso que el éxito de la misión era poco probable, entre tanta gente encontrar a dos trabajadores de la telefónica, no iba a ser fácil.
Nos topamos de todo, hasta un sospechoso de camisa azul que nos comenzó a seguir, sin mayores repercusiones, verdad, pero bueno, lo que uno puede conseguir en una noche de lunes por el centro de la ciudad. Considero yo que fuimos afortunados, pues dimos con los dos jóvenes promotores de la marca, a quienes confrontamos de manera directa, escuchando el argumento, negando todo y dejando del lado de mi hijo la decisión de cambiarse de compañía proveedora del servicio telefónico, cabe hacer mención que durante el primer encuentro le entregaron un chip para instalarlo en el dispositivo móvil, a lo cual afortunadamente mi hijo no siguió la instrucción. Después de la discusión y sin poder arreglar nada, pues el promotor de la compañía aseguraba que no le había pedido dinero a mi hijo y que no había hecho el cambio de compañía, aunque el teléfono no tuviera señal en ese momento, decidimos alejarnos y llamar a Telcel con el fin de reportar el incidente; otro alto en la relatoría, usted podrá tener su propio criterio de ambas compañías telefónicas, tendrán cosas buenas y malas, aspectos convincentes y que hacen que cada uno de nosotros tome la decisión de contratar los servicios con quien más nos llene el ojo, esa ya es decisión personal y no tendría porque, a través de engaños o enredos cambiar a las personas a empresas con quien no se comulga con su estilo o filosofía.
Al momento de llamar a Telcel, la operadora tomó datos corroboró que la línea todavía les perteneciera y al final comentó que no era la primera ni tampoco será la última vez que reciban reporte de esta índole, ya se las saben.
Sobra decir que los finales de año, cuando las personas tienen dinero en sus cuentas y bolsillos, no solo los amantes de lo ajeno se convierten en un problema, también las empresas que dentro de su cultura laboral no trabajan con la ética, tenga cuidado porque en una de esas le venden una piedra lunar que es milagrosa y le hará millonario próximamente, o quizá le vendan gato por liebre, el chiste es sacar provecho del ingenuo y vender lo que cuesta un peso en diez obviamente ignorando la ética profesional.
Por cierto, hablando de cosas éticas y engaños, aun no entiendo, si existe un pueblo sabio, que cuida al presidente y protege los intereses de la nación, un pueblo experto en aeronáutica y ferrocarriles, por qué en las consultas populares siempre se aprueban las ocurrencias del sucesor de las glorias de don Quique, será porque al pueble sabio le dieron toloache. Esta planta tiene cuatro sustancias fundamentales, hioscina, hiosciamina, escopolamina y atropina, esta última causa trastornos de la visión, excitación, agitación y delirios; las otras tres deprimen o estimulan el sistema nervioso según la dosis, eso quiere decir que el toloache hace alucinar a los que lo consumen, es considerado un riego a la salud, pues es seis veces más potente que el peyote; ahora entiendo, al pueblo sabio le dieron toloache para enamorarlo de la 4T.
Feliz Navidad, estimado lector, que la pase a todo dar con sus seres queridos, nos buscamos un día después del 25.
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