Teniendo como testigo a la virgen de la Asunción, se reunieron un grupo de lectores, admiradores de la música y de la historia para apreciar la mirada de Carlos Reyes Sahagún, que como un niño se dejó sorprender por cada uno de los momentos que sucedieron para que llegara el órgano de la catedral al lugar donde se encuentra ahora y que plasma en su publicación más reciente El órgano Ruffatti de la catedral de Aguascalientes, apoyada por el Instituto Cultural de Aguascalientes y el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC).
Esa mirada de asombro fue descrita por Jesús Eduardo Martín Jáuregui, quien fue invitado como presentador del libro y para ahondar un poco en la añoranza de esos tiempos, se remitió incluso a una anécdota personal de cuando era niño, su abuela los llevaba a misa y desconocía cómo era un órgano hasta la primera ocasión en que le tocó escuchar las notas de alguno.
El padre Miguel Medina Fernández, actual custodio de la catedral
basílica de Aguascalientes recibió agradecimientos y reconocimiento por
su labor no sólo por ser parte importante de la sustitución del órgano
existente en la catedral, sino también por el trabajo tenaz realizado
con sus feligreses y por ese amor y fe con que ha desempeñado su
ministerio.
Quienes lo conocen de cerca como Martín Jáuregui, incluso pudo
compartir anécdotas muy propias que de alguna forma están relacionadas
con la vida que ronda alrededor de este instrumento magnífico que en
esta noche de presentación fue tocado por Estanislao Díaz Soria.
Aunque en realidad la lista de agradecimientos y reconocimientos
alrededor de la existencia del órgano es muy larga, hubo muchas
personas que participaron, fueron testigos, formaron parte del pasado y
simplemente se complacieron en recordar lo que a través de fotos muchos
pudieron apreciar.
La llegada de una enorme caja de tráiler frente a la catedral para
bajar de ella cajas y tubos con sus respectivos embalajes que llenaron
el atrio y que posteriormente se reunieron una a una las piezas para
formar el órgano que está ahí en el coro de catedral.
En la presentación estuvieron también presentes Víctor Solís, de la
Unidad de Culturas Populares y el presbítero Gustavo Elizalde Mora que
como parte de su intervención al hablar de la publicación, se remitió a
una de las partes del texto que lo hicieron recordar la grandeza del
sonido de este instrumento, en el capítulo dedicado a El órgano
Walcker, el autor escribió, “No recuerdo la obra que interpretaron,
pero se me quedó grabada la imagen de un par de mujeres que estaban
cerca y que en ese momento comenzaron a sollozar, impulsadas por la
fuerza de la música. Entonces pensé que el conjunto, la música de
órgano llenando las naves del templo y las voces del coro, eran capaces
de conmover el alma”.
Todos coincidieron en que la publicación de este libro es importante
como un precedente en el ámbito religioso, musical e histórico pero es
también una muestra de cómo un artista puede entre sus manos
transformar cualquier material en una obra que sorprende, como en esta
ocasión lo hizo Carlos Reyes Sahagún con sus letras plasmadas en este
libro que fue necesario para ir más allá de un comentario de columna
para rememorar.
El libro hace un recorrido desde el momento en que surgió la idea de
sustituir el órgano Walcker, cómo fue que se dio el proceso, la
despedida del antiguo instrumento que habitó el coro de catedral y la
llegada del que ahora es el huésped, cómo llegó, cuándo lo armaron, el
proceso de afinación para terminar con la bendición y el concierto
inaugural por parte de Ramón Godínez Flores.