El mural no ha muerto.
Así lo considera quien se ha dedicado a su elaboración por más de 50 años en Aguascalientes, el maestro Alfredo Zermeño Flores, al recordar que en cada una de las obras que ha creado o restaurado, personas oriundas de la entidad o turistas se han acercado a preguntarle quién es éste personaje o por qué aquél está representado de esa manera.
“Para mí, sí sigue vigente…” –dice- “… porque está hecho para el grueso del pueblo”, porque es una obra que sale, que se encuentra fuera para que todos la puedan conocer y no encerrada y enmarcada en un museo.
Aunque él asegura no pertenecer a ningún partido político –pero sí al Seminario de Cultura Mexicana y a la Comisión de Arte Sacro- y afirma que al votar se fija en la persona y no en el color, el artista admite sin problemas que es la visión política e histórica del autor, su ideología, la que se retrata mediante formas, colores, representaciones y hasta en la disposición de cada sujeto u objeto.
Critica, por ejemplo y a pesar de haberse confesado admirador de sus trabajos, los murales comunistas donde Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros arremetieron en contra de la iglesia, plasmando a los curas, obispos y líderes religiosos incluso con garras y pico de águila, en obras eminentemente políticas.
Como parte de los festejos del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución, el Congreso local contrató a Zermeño Flores para trabajar un mural a cuatro paredes en Palacio Legislativo; y con base en ello confirma que en el mural se propone la percepción de su autor.
Se trata de una obra donde piensa plasmar lo ocurrido en 200 años y sus consecuencias, pero dando realce a la participación de personajes aguascalentenses, por encima de los tradicionales y buscando un balance entre lo positivo y lo negativo que resultó de ambas batallas, “lo bueno que hicieron, para mí”.
Zermeño, quien se admite asiduo lector de La Jornada de los domingos, hasta que desapareció el suplemento cultural, pintó su primer mural en la entidad hace 45 años, en la Hacienda de San Blas de Pabellón, por invitación del historiador Alejandro Topete del Valle.
En aquella ocasión, reprodujo cuatro etapas en que Aguascalientes participó en la independencia y para ello, el patronato de restauración le dio “un bosquejo” de cómo había sucedido todo en ese lugar.
En su trabajo actual, dice, se apoyó en 19 boletines del Archivo Histórico, donde se encuentran detalles de la vida de periodistas y otros personajes que tuvieron incidencia en la Revolución y la Independencia, pero que la historia no los contempla. Por cuestiones de contrato, no puede proporcionar mayor información, pero la obra, según acuerdo con el propio Congreso, podría develarse en marzo de 2010.
Alfredo Zermeño Flores, otrora alumno de Pablo O’Higgins, ha restaurado además los murales de palacio de gobierno, así como obras que se encuentran en algunos templos católicos de la entidad. Además de la pintura, gusta de armar, decorar y coleccionar modelos de automóviles y aviones y es gran conocedor y admirador de la historia de Aguascalientes.