- Es necesario que los medios realicen una revolución real para provocar un cambio cultural
- La violencia que más les importa es la relacionada con los feminicidios
Los medios de comunicación, en términos empresariales, han hecho muy poco para incidir en la disminución de la violencia contra las mujeres, especialmente el periodismo tradicional o del entretenimiento, al ser lo que vende; los medios en realidad han contribuido a la subvaloración hacia las mujeres e inclusive las revictimiza, porque siguen creyendo que es la mujer la que provoca la violencia, manifestó la periodista Sara Lovera a La Jornada Aguascalientes minutos antes de su conferencia Los medios de comunicación y sus aportes para la prevención de la violencia hacia las mujeres, impartida en la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
“Ha habido cambios interesantes, pero no suficientes. Los medios no sólo informan, también forman, producen perfiles humanos y lo hacen a partir de los estereotipos y las creencias de lo que debemos ser los hombres y las mujeres; podrían ser grandes aliados, pero no han hecho lo suficiente”, expresó la periodista.
Si bien consideró que en los últimos años se da información menos amarillista sobre la violencia contra las mujeres, sólo se han dedicado a las asesinadas, pues lo que les atrae es el feminicidio, en algunas raras ocasiones bien tratado; en algunos se manejan estadísticas serias y opiniones interesantes, pero centran el tema de la violencia en este punto, cuando se trata de todo un proceso que se origina en otros momentos de sus vidas, desde niñas, que no están ni analizadas, ni reportadas, ni discutidas en los medios: “Eso es una gran falta y no nos ayudan”.
Explicó que en gran medida los programas “ligeros”, como las telenovelas, siguen siendo tremendamente machistas y deformadores de las relaciones que podrían ser menos violentas y más democráticas entre hombres y mujeres; pero desgraciadamente no se les puede obligar.
Lamentó que en pleno siglo XXI todavía existen mentalidades del siglo XIX, quienes piensan que la labor más importante de las mujeres está en el hogar y ser mamás, al ser una visión fuera de realidad, pues están ya en prácticamente todas las actividades del país e inclusive en áreas no tradicionales, al ser el 47 por ciento de la fuerza de trabajo.
Sara Lovera observó que la violencia contra las mujeres es histórica, ha existido siempre, y lo que pasó con los nuevos medios de comunicación y la movilización de las mujeres, así como las estadísticas y los estudios, se ha hecho más evidente; pero ése es el problema, que se hace patente que viene de una estructura del autoritarismo, del patriarcado y la aparición de las religiones, que no hay nada nuevo y eso en sí es terrible.
Si bien el problema de las violencias es ahora visible, cuando por años se mantuvo callado y en el ámbito de lo privado, ahora sabemos que es al interior de la familia donde más violencia se produce, pues en la Ciudad de México tres de cada diez mujeres son violentadas en el seno familiar por sus esposos, papás o por sus hijos mayores.
“Empieza a verse como un problema real, darnos cuenta de que no hemos cambiado, por eso necesitamos que los medios realicen una revolución real. No hay cambio cultural, la sociedad consiente la violencia hacia las mujeres; además el Estado está rebasado y no sabe qué hacer, los crímenes aumentan. Es la ideología, la manera de vernos que hace que no se tomen en cuenta los delitos contra las mujeres; además, vivimos en un país donde sólo se resuelve el tres por ciento del total de los delitos, es desalentador”, subrayó Sara Lovera.
Lamentó que además haya demasiada simulación, un uso político de los acuerdos internacionales para igualdad para mujeres y hombres y ahora se hace lo mismo con las alertas de género; además, por muchas cosas que se denuncian en otros países hay marchas y se arma una revolución, mientras que en México no existe un movimiento de mujeres organizadas importante, ni la sociedad responde.
“El problema es que quienes tenemos conciencia no hemos organizado a las mujeres, las feministas ilustres y que son dueñas del tema y que tienen algo qué decir, las que viven del cuento y que ahora son consultoras, no hacen nada por las mujeres del pueblo, ni las ven ni las oyen, pero ahí están las más pobres y las más marginadas”, destacó Sara Lovera.