En México, como en el resto del mundo, persiste un uso excesivo e indebido de antibióticos, tanto por consumo humano como en la producción de alimentos, principalmente de origen animal, lo que ha convertido a la Resistencia Antimicrobiana (RAM) en un problema de salud pública global, pues se estima que de no controlarse para el año 2050 se podrían perder 10 millones de vidas y generar un fuerte impacto económico por gastos catastróficos en salud.
Durante el Simposium sobre Resistencia Bacteriana: una Política Pública, el subsecretario de Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, reconoció que en nuestro país aún no se cuenta con un sistema nacional de vigilancia Antimicrobiana que “nos permita establecer la carga de esta resistencia” para el sector salud, por lo que anunció que se impulsará la coordinación de esfuerzos con instituciones y organismo del sector, así como con grupos académicos que han venido trabajando este fenómeno a nivel nacional.
Agregó que también hay una de fuente regulación de la prescripción de estos medicamentos, no sólo en el sector privado (farmacias y consultorios), sino también en las instituciones de salud públicas, por lo que se trabaja, dijo, en una mejor regulación.
Al respecto, Samuel Ponce de León, quien encabeza el Plan Universitario de Control de la Resistencia Antimicrobiana, destacó que de acuerdo a datos recabados por investigadores 9 de cada 10 pacientes que acuden al médico por un catarro reciben antibióticos, cuando en la mayoría de los casos no los necesitan.
Celia Alpuche, experta en resistencia bacteriana del Instituto Nacional de Salud Pública, reiteró la necesidad de fortalecer diversos mecanismos para el control de la RAM, entre ellos promover la vacunación oportuna de niños y población de riesgo, pero también “crear un sistema nacional de vigilancia centinela, donde quizá no se concentren todos los casos, pero sí nos permita obtener información para definir con mayor certeza cuáles son las acciones que se requiere implementar para ir reduciendo la resistencia antimicrobiaba”.
Cristián Morales, representante en México de la Organización Panamericana de la Salud, destacó que tan sólo en América Latina se podrían perder 700 mil vidas por este fenómeno, que no sólo involucra a los sistemas de salud, sino a la producción de alimentos, en particular la industria pecuaria, y a la sociedad en general, pues agregó que de no frenarse el crecimiento de la RAM se podría generar en 2050 un daño económico que afecte a 24 millones de personas que podrían caer en pobreza extrema por los gastos en salud.
Con información de La Jornada