Los parásitos de los recomendados o falsos servidores públicos / Alegorías Cotidianas - LJA Aguascalientes
18/11/2024

Todos sabemos (aunque lo nieguen) que una vez que los políticos llegan al poder, familia, amigos y lambiscones son ubicados en diferentes puestos gubernamentales. Algunos son conocidos como “aviadores”, pues sólo cobran nómina y nunca se paran en su “lugar asignado” mientras que otros no dan una, en lugar de beneficiar a la dependencia donde, gracias por su apoyo durante la campaña, fueron asignados.

Entonces cada sexenio se despide a unos y se da la bienvenida a otros. Espacios donde había dos escritorios ahora tiene cuatro y algunos más favorecidos hasta consiguen un puesto nuevo completamente inexistente antes de su llegada y con un nombramiento que lo hace intocables pese a quien le pese.

Es un hueso asegurado por tres o seis años, con suerte si apoyan en elecciones pueden extender más su estancia, aunque suele pasar lo mismo: las cabezas traen ya a su gente y el cuento inicia otra vez, adiós y bienvenidos.

Agradecemos que algunos salen rebuenos para la chamba que les encomiendan, lo hacen y lo hacen muy bien por lo que no sólo son reconocidos por la gente, su personal, sino también por sus adversarios políticos, sin embargo, esos son los menos.

Mire usted, en ocasiones, con puesto creado o no, cuando llegan a tomar su hueso y exigen su nombramiento este viene acompañado de un salario más alto que el de los otros, que ya estaban laborando ahí y en igualdad de rango, esa desventaja la mayor parte de las veces, es desconocida, pues si ya se conoce al pecador hay que ocultar el pecado completo para que el resto no repele, pues finalmente si lo hace, las lleva de perder.

Podría ser que algunos lleguen a su nuevo lugar con promesa de contar con un asistente, varios periodos de vacaciones, pero sin herramientas suficientes para llevar su cargo, podría ser desordenados, flojos, glotones y dispersos por lo que los asistentes terminan siendo quienes llevan el área, pero eso sí con un sueldo ínfimo cargado de promesas de que algún día tendrán un cargo mayor con un sueldo cuadriplicado, así que mientras se encuentra un lugar mejor pues a darle que se come todos los días.

Imagine usted lo terrible que debe ser para algunos trabajadores, quienes soportan al falso servidor público, el no estar respaldados por ninguna otra autoridad, pues aunque se quejen una y otra vez de violencia laboral o hasta acoso sexual, el parásito, que provoca todo esa violencia en conjunto, no pueda ser sancionado o despedido debido a que está protegido y por lo menos durante el resto del trienio o sexenio nada se puede hacer en x o y dependencia por lo que no hay más remedio que aquí corrió para evitar seguir padeciendo mientras que, algunos servidores públicos, que con su trabajo y esfuerzo esperan su jubilación por su tipo de contrato no tienen más que aguantar para no ver mermada su vejez, por lo que día a día padecen todas las acciones absurdas que su compañero o jefe realicen pues con padrino, lo único a lo que le puede tirar uno, es a ser despedido antes de que saquen a la o el mequetrefe ese del hueso que tiene. 

Algunos tardaron 20 años para conseguir su hueso. Imagine usted a una persona quien en lugar de ver por sí misma prefirió estar rogando de un partido al otro durante años para poder lograr algo, sacar lana y así ser intocable. Es un acto por demás lambiscón que los empodera y los hace insoportables mientras dura su reinado, claro está. Los vemos pavonearse por el lugar que ocupan mientras detrás hay una y mil quejas que no ven ni escuchan ¡porque no quieren! pues su único interés es que su ego los haga lucir grandes, aunque su actuar sea completamente deshonesto y despótico.

Es como si sufrieran el síndrome de superioridad ilusoria, ése que Darwin y Sócrates pasaron años tratando de definir para saber por qué las personas se sienten superiores a las demás y creen que nadie nota sus preferencias sexuales, favoritismos, despilfarros, desconocimiento de su encomienda laboral y poca humildad.


Y cómo no se van a creer sus superiores si tienen línea directa con el jefe del jefe, se llevan de nalgada y pellizco, y con tanta pleitesía y barba que le hace se siente con el derecho de hablar mal de los de su equipo, compañeros y todo aquel que revele quién es en verdad, con el único fin de proteger su hueso a como dé lugar… le pese a quien le pese.

Con la mano en la cintura, el huesudo pide una y mil cosas que nunca revisa, no sigue las normas establecidas ni los formatos o reglamentos pues su ley es la que vale y a quien no le guste tiene dos opciones o callar y volverse cómplice o hacer su caja para salir por la puerta con una serie de chismes e invenciones pegados a su espalda para constatar, ante los ojos de su protector máximo o intermedio que no era un buen servidor público y que se lo merecía gracias a haber abierto la boca.

Aunque hay algunos lugares donde los miembros de las instituciones se unen y se logran cambios, como lo que sucedió la semana pasada en la Normal del Estado, quisiéramos escuchar muchos más casos como ese donde se unieron por una vida libre de violencia y nepotismo político, pero en la mayor parte de los lugares los trabajadores no alzan la voz por miedo a perder su trabajo.

Aún le quedan un par de añitos al gobierno estatal y municipal por lo que muchos servidores públicos tendrán que aguantar a sus malos jefes o compañeros, pues recomendación mata queja, así que calladitos nos vemos más bonitos, aunque el área o la dependencia esté patas arriba y el colapso se esté esperando, antes de las elecciones del 2021 para diputados y alcaldías y el 2022 para gobernador.

 

Laus Deo

@paulanajber


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